Ladrón de cuarteles, Tobias Wolff, p. 101
Lewis se dirige a Combat Alley. En
la calle todavía quedan un par de mujeres, pero él no sabe cómo abordarlas, ni
lo que esperan que les diga. Y están todas las demás personas que pasan. Por
fin entra en The Drop Zone, un bar con un dibujo de un paracaidista en la
ventana.
La mayoría de las prostitutas del
pueblo son mujeres sensatas. Tienen sus motivos para ello y no son hermanas de
la caridad, pero tampoco son unas chifladas. En general quieren hacer algo más
cómodo que lo que hacían antes, de modo que prueban con esto durante un tiempo
hasta que se dan cuenta de lo duro que es. Entonces vuelven a trabajar de
camaretas o en la planta embotelladora, o a vivir con sus maridos. Con todo, a
veces esta vida las atrapa, y hay una época justo después de darse cuenta de
que las ha atrapado en que algunas de ellas se vuelven chifladas.
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