El poder y la gloria, Graham Greene
-Un santo Padre nos ha enseñado
que la alegría está condicionada al dolor. El dolor es una parte de la alegría.
Cuando tenemos hambre pensamos en lo que disfrutaremos al fin con el alimento.
Cuando tenemos sed... –Se detuvo de pronto, hundiendo la mirada en las sombras,
esperando la risa cruel que no llegaba. Continuó-: Renunciamos a muchas cosas
para podernos luego regocijar. Habréis oído hablar de los ricachos del Norte,
que comen alimentos salados para tener sed ... para lo que llaman ellos el
cocktail. Antes del matrimonio, también está el largo noviazgo ...
Volvió a detenerse. Sentía su
propia indignidad como un peso en la base de la lengua. En el intenso calor
nocturno un cirio doblado olía a cera caliente. La gente se removía en la
sombra sobre el duro suelo. El olor de seres humanos sin lavar luchaba con el
de la cera. Él gritaba, obstinado, con voz autoritaria:
-Por esto yo os digo que el cielo
está aquí; esto es parte del cielo, lo mismo que el pan es parte del placer. -
Añadió-: Pedid sufrir más cada día. No os canséis jamás de sufrir. La policía
que os vigila, los soldados que os cobran impuestos, los azotes del jefe que siempre
recibís porque sois demasiado pobres para poder pagar, las viruelas y la fiebre,
el hambre... todo esto forma parte del cielo; es la preparación. Acaso sin
esto, ¿quién sabe?, no gozaríais tanto del paraíso. No sería completo. ¿y el
cielo? ¿Qué es el cielo?
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