DF Wallace portátil, p. 420-421
-Te estaban mirando por debajo
del vestido. A lo mejor tú no los has
visto. Te han colgado cabeza abajo a una altura tremenda, han hecho que se te
cayera el vestido y te han mirado. Han hecho visera con las manos y han estado
haciendo comentarios. Lo he visto todo.
-Venga, no me jodas.
Resbalo y ella me coge del brazo.
-0 sea que esto no te preocupa.
¿Eres del Medio Oeste y esto no te preocupa? ¿O es que no te dabas cuenta de lo
que estaba pasando?
-Da igual que me haya dado cuenta
o no, ¿por qué me tiene que importar? ¿Qué pasa, porque haya gilipollas en el
mundo me tengo que quedar sin subir a la Cremallera? ¿Me tengo que quedar sin
dar vueltas? A lo mejor tampoco tendría que ir a la piscina o estar solo con
mujeres por miedo a los gilipollas, ¿no? -Sigue ruborizada.
-Simplemente tengo curiosidad por
saber qué tendría que haber pasado para que fueras y presentases una queja a la
Organización de la Feria.
-Joder, mira que eres inocente,
Babosa -me dice (el apodo es una larga historia: como si no lo hubieran oído)-.
Los gilipollas son gilipollas y ya está. ¿Para qué sirve acalorarse y
preocuparse más que para evitar que me divierta?-Todo el tiempo me sujeta del
codo, la pendiente es jodidísima.
-Esto podría ser crucial -digo-.
Podría ser la clase de contraste regional en materia político-sexual que mi
revista chic de la Costa Este está buscando. El valor central que conforma una especie
de estoicismo político-sexual deliberado por vuestra parte es vuestro punto de
vista de la diversión prototípica del Medio Oeste ...
-Cómprame unas cortezas de cerdo,
pedazo de memo.
- ... Mientras que en la Costa
Este, la indignación políticosexual es la diversión. En Nueva York, una mujer
que hubiera sido colgada al revés y contemplada reuniría a un montón de mujeres
a su alrededor y montaría un frenesí de indignación politico-sexual. Se
enfrentarían con el mirón. Presentarían una orden judicial. La Organización se
vería envuelta en litigios carisimos: se habría violado el derecho de una mujer
a divertirse sin ser acosada. Te lo aseguro. La diversión personal y la
política confluyen en algún punto al este de Clevdand, para las mujeres.
La Compañera Nativa mata un
mosquito sin mirarlo.
-Y también toman todos Prozac y
se meten el dedo en la garganta demasiado a menudo por allí. Tendrían que
dejarse de tonterías, subir allí arriba, dar vueltas sin hacer caso de los
gilipollas y decir: “Que los jodan”. Es lo único que se puede hacer con los
gilipollas.
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