Tan fuerte, tan cerca, Jonatham Safram Foer
Felicidad, felicidad
ENTREVISTADOR: ¿Podría describir
lo que sucedió aquella mañana?
TOMOYASU: Salí de casa con mi
hija, Masako, que iba a trabajar. Yo iba a ver a un amigo. La alarma nos indicó
un ataque aéreo. Le dije a Masako que volvía a casa. Ella dijo: «Me voy a la
oficina». Hice cosas en casa y esperé a que dejara de sonar la alarma.
Hice la cama. Ordené el armario.
Limpié los crístales de las ventanas con un paño húmedo. Hubo un resplandor. Lo
primero que pensé fue que era el flash de una cámara. Ahora suena ridículo. Me
cegó. Mi mente se quedó en blanco. A mi alrededor el cristal de las ventanas
temblaba. Era como cuando mi madre me hacía callar.
Cuando recobré la conciencia me
di cuenta de que no estaba de pie. Había sido lanzada a otra habitación. Aún tenía
el trapo en la mano, pero ya no estaba mojado. Mi único pensamiento era
encontrar a mi hija. Miré por la ventana y vi a un vecino casi desnudo. La piel
se le caía del cuerpo. Le colgaba de las puntas de los dedos. Le pregunté qué
había sucedido. Estaba demasiado agotado para contestar. Miraba en todas
direcciones, supongo que buscando a su familia. Pensé: Debo irme. Debo ir a
buscar a Masako.
Me puse los zapatos y me llevé la
capucha antiaérea. Me dirigí a la estación de tren. Había mucha gente caminando
en dirección contraria, huyendo de la ciudad. Olía a algo parecido a calamar a
la plancha. Debía de estar en estado de shock, porque la gente me parecía
calamares que llegaban hasta la orilla.
Vi a una chica que se dirigía
hada mí. La piel se le fundía. Como si fuera cera. Murmuraba: «Madre. Agua. Madre.
Agua». Pensé que podía ser Masako. Pero no lo era. No le di agua. Ahora lamento
no haberlo hecho. Pero intentaba encontrar a Masako.
Corrí sin parar hasta llegar a la
estación de Hiroshima. Estaba llena de gente. Algunos muertos. Muchos tirados
en el suelo. Llamaban a gritos a sus madres y pedían agua. Fui al puente de
Tokiwa. Para llegar a la oficina donde trabajaba mi hija tenía que cruzar el
puente.
ENTREVISTADOR: ¿Vio la nube en
forma de seta?
TOMOYASU: No, no la vi.
ENTREVISTADOR: ¿No vio la nube en
forma de seta?
TOMOYASU: No la vi. Intentaba
encontrar a Masako.
ENTREVISTADOR: ¿Pero la nube se
extendió sobre la ciudad?
TOMOYASU: Intentaba encontrarla.
Me dijeron que no podría cruzar el puente. Pensé que podía haber vuelto a casa,
de manera que di media vuelta. Estaba en el sepulcro de Nikitsu cuando del
cielo empezó a caer la lluvia negra. Me pregunté de qué se trataba.
En la kimagen fotograma de Hiroshima mon amour
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