2 de noviembre
He sido cordialmente invitado a
formar parte del realismo visceral Por supuesto, he aceptado. No hubo ceremonia
de iniciación. Mejor así.
3 de noviembre
No sé muy bien en qué consiste el
realismo visceral. Tengo diecisiete años, me llamo Juan García Madero, estoy en
el primer semestre de la carrera de Derecho. Yo no quería estudiar Derecho sino
Letras, pero mi tío insistió y al final acabé transigiendo. Soy huérfano. Seré abogado. Eso le dije a mi
tío y a mi tía y luego me encerré en mi habitación y llore toda la noche. O al
menos una buena parte. Después, con aparente resignación, entré en la gloriosa
Facultad de Derecho, pero al cabo de un mes me inscribí en el taller de poesía
de Julio César Álamo, en la Facultad de Filosofía y Letras, y de esa manera
conocí a los real visceralistas o viscen-ealistas e incluso vicerrealistas como
a veces gustan llamarse. Hasta entonces yo había asistido cuatro veces al
taller y nunca había ocurrido nada, lo cual es un decir, porque bien. mirado
siempre ocurrían cosas: leíamos poemas y Álamo, según. estuviera de humor, los
alababa o los pulverizaba; uno leía, Álamo criticaba, otro leía, Álamo
criticaba, otro más volvía a leer, Álamo criticaba. A veces Álamo se aburría y
nos pedía a nosotros (los que en ese momento no leíamos) que criticáramos también,
y entonces nosotros criticábamos y Álamo se ponía a leer el periódico.
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