Los detectives salvajes, Roberto Bolaño, p. 214
Rafael Barrios, café Quito, calle
Bucarelli, México DF, mayo de 1977. Qué hicimos los real visceralistas cuando
se marcharon Ulises Lima y Arturo Belano: escritura automática, cadáveres
exquisitos, perfomumces de una sola persona y sin espectadores, contraintes,
escritura a dos manos, a tres manos, escritura masturbatoria (con la derecha
escribimos, con la izquierda nos masturbamos, o al revés si eres zurdo),
madrigales, poemas-novela, sonetos cuya última palabra siempre es la misma, mensajes
de sólo tres palabras escritos en las paredes («No puedo más», «Laura, te amo»,
etc.), diarios desmesurados, mailpoetry, projective verse, poesía
conversacional, antipoesía, poesía concreta brasileña (escrita en portugués de
diccionario), poemas en prosa policiacos (se cuenta con extrema economía una historia
policial, la última frase la dilucida o no), parábolas, fábulas, teatro del
absurdo, pop-art, haikús, epigramas (en realidad imitaciones o variaciones de
Catulo, casi todas de Moctezuma Rodríguez),
poesía-desperada (baladas del Oeste), poesía georgiana, poesía de la
experiencia, poesía beat, apócrifos de bp-Nichol, de John Giono, de John Cage
(A Year from Monday), de Ted Berrigan, del hermano Antoninus, de Armand
Schwemer (The Tablets), poesía letrista, caligramas, poesía eléctrica (Bulteau,
Messagier), poesía sanguinaria (tres muertos como mínimo), poesía pornográfica
(variantes heterosexual, homosexual y bisexual, independientemente de la
inclinación particular del poeta), poemas apócrifos de los nadaístas colombianos,
horazerianos del Perú, catalépticos de Uruguay, tzantzicos de Ecuador, camoales
brasileños, teatro No proletario... Incluso sacamos una revista ... Nos movimos
... Nos movimos ... Hicimos todo lo que pudimos ... Pero nada salió bien.