Viva, Patrick Deville, p. 180
De pie, en este despacho de
Coyoacán, Trotski sigue sin duda situando involuntariamente Siberia al este, a mano
derecha, cuando aquí, en este despacho, debería situarla a mano izquierda. Si
México fuera el centro del planisferio, se vería que Europa está al este, más
allá de Tampico, y del otro lado, Siberia al oeste, más a1lá de Vancouver. El
planisferio Mercator es un obstáculo epistemológico.
A los francéses, después del
final de la guerra de Indochina y una vez que las tropas coloniales embarcaban en
Marsella rumbo a Saigón, se les hada difícil imaginar, cuando los
estadounidenses tomaron el relevo, que los B-52 no volasen también hacia el
este, que Vietnam estuviera enfrente de California, que todo se desarrollara
alrededor del Pacífico y que Europa se encontrase en la cara oculta del
planeta.
Trotski es ucraniano, por tanto
europeo, y al bajar del Montserrat junto a Arthur Cravan a su llegada a América,
durante la Primera Guerra Mundial, está inquieto por el porvenir de Europa: «El
hecho económico de importancia capital consiste en que, mientras Europa está
demoliendo las bases de su economía, Norteamérica se enriquece. Y yo, que no he
dejado todavía de considerarme como un europeo, me pregunto, contemplando con
envidia esta ciudad de Nueva York: ¿lo resistirá Europa? ¿No se convertirá en
un cementerio? ¿No se desplazará a Norteamérica el centro de gravedad del
mundo, en lo económico y lo cultural?”
En medio del suicidio colectivo
de los europeos y del sacrificio de la juventud europea en la carnicería de Verdún,
él prevé que, «aun supuesto el caso de que triunfasen los aliados, disipados el
vapor y la niebla, Francia quedaría en medio de la palestra internacional como
una Bélgica grande” Trotski se sienta en su despacho, limpia sus gafas, enciende
la lámpara, pasa de la Geografía a la Historia. Delante de él está la pequeña
biblioteca sobre la historia de México que pidió al guapo Van que le reuniera. Él
es así, Trotski, y su curiosidad es enciclopédica. Quiere meterse en la
historia de este país, cavar en su subsuelo hasta el inicio del siglo pasado
para comprender el presente. Desde las guerras de independencia del cura
Hidalgo y de Morelos, con sus decenas de presidentes, hasta la aparición del
héroe Benito Juárez. La vida ejemplar del niño indio nacido muy cerca de las sierras
del sur, el huérfano cuya vida debería haber sido la de un pastor en medio de
la maleza, pero que decide descubrir por su cuenta el mundo, recorre los
kilómetros de colinas que van hasta Oaxaca y ve por vez primera una ciudad. Él
sólo sabe hablar zapoteco y aprende español, latín y francés en muy poco
tiempo, se convierte en abogado, en gobernador de Oaxaca, en presidente de
México, e intenta promulgar la primera ley de separación de Iglesia y Estado.
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