Los muebles del mundo, Ricardo Menéndez Salmón, p. 75
La primera vez que Balboa leyó el anuncio no pudo evitar sonreír:
SE ALQUILA HABITACIÓN PARA GRITAR
ECONÓMICA. ABSOLUTA DISCRECIÓN
Y aunque pasó la página del diario buscando las
necrológicas, algo lo retuvo, una fuerza que tiró de él obligándole a volver
atrás, a leer por segunda vez, muy despacio, con extraordinaria atención, como
si cada una de aquellas ocho palabras pudiera contener un enigma, el texto que hacía
solo un instante acababa de arrancarle una sonrisa.
SE ALQUILA HABITACIÓN PARA GRITAR
ECONÓMICA. ABSOLUTA DISCRECIÓN
El anuncio, estratégicamente situado entre los avisos de inmobiliarias y los de compraventa de muebles, automóviles y joyas, brillaba con luz propia, como un faro en la noche. Entonces, al leerlo por segunda vez, la sonrisa de Balboa dejó paso a la curiosidad. En efecto, minutos más tarde, mientras llamaba al número de teléfono indicado e imaginaba la clase de voz que respondería al otro lado de la línea, el ánimo de burla y la más pura admiración jugaban dentro de él una partida confusa. En cualquier caso, se sintió bastante reconfortado cuando una voz de hombre, una voz viril y autoritaria, un poco insolente, le comunicó un precio y le sugirió una hora.
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