Putzi. El confidente de Hitler, Thomas Snégaroff, p. 200
Detrás de sus bonitos discursos sobre el mérito y el saber, las grandes universidades de Estados Unidos buscaban por todos los medios reducir el número de alumnos judíos. Era el caso de Princeton, Yale y Harvard. Cuando Putzi se había graduado en 1909, la inmensa mayoría de los estudiantes eran protestantes; menos de uno de cada diez alumnos era judío. Nada más terminar la Primera Guerra Mundial, el rector de la universidad, Abbott Lawrence Lowell, notorio antisemita, se había inquietado por la disminución del número de alumnos protestantes, que ponía en peligro el espíritu «auténticamente norteamericano» que estos insuflaban. En privado, hablaba de su superioridad: estaba convencido de la desigualdad de las razas y de la dominación de los nórdicos, de la necesidad de la eugenesia y de la lucha contra la inmigración procedente de Europa central y oriental. En 1918, Lowell había descubierto con espanto que el 20 % de los alumnos de su universidad eran judíos. Estaba seguro de que las buenas familias abandonarían el barco, asustadas por esa judaización, reproduciendo un fenómeno que había conocido la Universidad de Columbia. Cuatro años más tarde, sus peores temores se habían cumplido: en Harvard, cerca de un estudiante de cada cuatro era judío. Había que hacer algo, y rápido. El 2 de junio de 1922 se celebró en Cambridge una reunión histórica, en la periferia elegante de Boston. La dirección de la universidad se puso de acuerdo sobre un principio claro: la ratio de judíos había llegado a un máximo. A partir de ese mismo otoño, se aplicó una infame clasificación de los alumnos: «J1» designaba a los alumnos de los que se sabía con certeza que eran judíos; «J2», los que lo eran muy probablemente, y «J3» los que quizá lo fueran. Lowell se pronunció a favor de establecer cupos, algo ya aplicado en Columbia, pero la idea estaba demasiado alejada de los principios de la universidad. Entonces, ante el aumento continuo del número de judíos matriculados -en 1925 representaban ya un cuarto del alumnado-, se decidió eliminar de la selección a algunos institutos conocidos por enviar muchos judíos.
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