Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

VIAJE A ITACA


Una Odisea. Daniel Mendelsohn, p. 270

En su versión final, que publicó en 1911, cerca ya de cumplir los cincuenta años, abstrae el tema del personaje; el nombre de Odiseo ya no aparece en el poema, que ahora se refiere indirectamente a elementos de la Odisea, dando la impresión de estar hablándole directamente al héroe:

Cuando emprendas el regreso a Ítaca,

desea que el camino sea largo,

lleno de aventuras, de conocimientos.

El poema de Tennyson, con sus meditaciones en primera persona, obtiene su fuerza dramática permitiéndonos que sigamos los pensamientos del héroe según van desarrollándose, partiendo de una desencantada visión de su entorno para llegar a la impetuosa decisión de echarse de nuevo al mar. La incorpórea alocución a Odiseo, en segunda persona, que efectúa Cavafis y que no se sabe de qué fuente procede, sitúa al héroe en el mismo plano que al lector ( ese «tú» lo sentimos todos como dirigido a «nosotros»), creando la insólita impresión de que todos podríamos ser Odiseo: héroes de nuestro propio viaje. La segunda estrofa insiste en la admonición: «Desea que el camino sea largo», para enseguida catalogar las riquezas que solo el viaje puede proporcionarnos: puertos que nunca hemos visto, fabulosas riquezas de  mercados lejanos, ámbar y ébano y coral, y perfumes exóticos y, lo mejor de todo, encuentros con los sabios:

que visites muchas ciudades egipcias

y aprendas cada vez más de sus sabios.

Por supuesto que no debemos olvidar nuestro destino, sea cual sea, nos advierte el anónimo narrador; pero queda claro que el significado de la vida se desprende de nuestro caminar por ella y de lo que obtenemos caminando:

Ten siempre en tu mente a Ítaca.

Alcanzarla es tu destino.

Pero no apresures tu viaje en modo alguno.

Mejor que se prolongue muchos años,

que seas ya viejo cuando eches el ancla en la isla,

rico por lo que ganaste en el camino,

sin esperar que Ítaca te enriquezca.

Aquí sentimos en la nuca el aliento del personaje de Tennyson: Cavafis, al igual que su antecesor británico, comprende que, como ocurre con tantas cosas que anhelamos quizá durante demasiado tiempo, el lugar que deseábamos ver puede no ser del todo como esperamos que sea:

Y si la encuentras pobre, Ítaca no te habrá engañado.

Con lo sabio que te has vuelto, con tu mucha experiencia,

ya habrás comprendido qué significan las ítacas.


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