León en el jardín, W Faulkner, p. 340
P: ¿Qué clase de trabajos hacía
para ganar ese «algo de dinero de vez en cuando»?
FAULKNER: Lo que surgiera. Podía
hacer un poco de casi todo, manejar lanchas, pintar casas, pilotar aviones.
Nunca precisé demasiado dinero, porque la vida en Nueva Orleans era muy barata
entonces y lo único que necesitaba era un sitio donde dormir, un poco de
comida, tabaco y whisky. Había muchas cosas a las que podía dedicarme durante
dos o tres días y ganar dinero suficiente para vivir el resto del mes. Por temperamento,
soy un vagabundo y un golfo. El dinero no me gusta lo bastante como para trabajar
para ganarlo. En mi opinión, es una vergüenza que haya tanto trabajo en el
mundo. Una de las cosas más tristes de la vida es que lo único que una persona
puede estar haciendo ocho horas diarias, día tras día, es trabajar. No se puede
comer durante ocho horas diarias, ni beber ocho horas diarias, ni hacer el amor
ocho horas: lo único que se puede hacer ocho horas seguidas es trabajar. Y esa es
la razón de que el hombre se haga tan infeliz y desdichado a sí mismo y a todos
los demás.
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