La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres, Siri Hustvedt, p. 152-153
En Advances in Psychiatric Treatment del año 2005, el
resumen de los hallazgos comienza con la siguiente frase: “Se ha descubierto
que escribir sobre acontecimientos traumáticos, estresantes o emocionales
produce una mejoría en la salud física y psicológica de poblaciones clínicas y
no clínicas». Escribir sobre sucesos neutros no proporciona ningún beneficio. Los
autores del artículo sostienen que, aunque el efecto inmediato de la escritura
sobre las experiencias angustiosas es un “estado de ánimo y síntomas físicos
negativos”, los efectos a largo plazo cuando se comparan los controles médicos
son, entre otros, un mejor funcionamiento del sistema inmunológico, un descenso
de la presión arterial, una mejora de la función hepática y mejor humor. La
lista es impresionante. No todos los pacientes psiquiátricos están
traumatizados, pero el hecho de que la escritura tenga un efecto positivo sobre
la “población no clínica” induce a pensar que sus efectos no se limitan a las
personas con diagnósticos específicos. Los autores del artículo enumeran los “mecanismos”
que podrían explicar que la escritura expresiva tenga tales efectos y resultan
bastante menos impresionantes. Son cuatro:
l. Catarsis emocional (los autores añaden la palabra
improbable).
2. Hacer frente a emociones anteriormente inhibidas: puede
reducir el estrés fisiológico resultante de la inhibición, pero es poco
probable que sea la única explicación.
3. Elaboración cognitiva: es probable que el desarrollo de una
narrativa coherente contribuya a reorganizar y estructurar los recuerdos
traumáticos, dando como resultado esquemas internos más adaptativos.
4. Exposición continuada: puede implicar la extinción de las
respuestas emocionales negativas ante los recuerdos traumáticos, pero algunos
hallazgos ambiguos.
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