Faulkner, de Joseph Blotner, p.578
Lo dejaron instalado en su habitación y la enfermera se quedó con él. Así que Estelle y Jimno podían hacer nada más; ella le dió un beso y luego Jimmy se acercó a la cama: "Hermano Will" le dijo. A Faulkner se le iluminaron los ojos. "Cuando estés listo para volver a casa dímelo y vendré a por ti". Anteriormente su tío le habló de forma confusa y le contó cosas de sargentos y capitanes. Pero ahora le hablaba con toda claridad. "Sí Jim", dijo, "lo haré. Después de esto se fueron.
Se reanudó la rutina habitual en la primera planta. En doctor inició el tratamiento con vitaminas, Benadryl y los demás medicamentos hanitualmente indicados. Pensó que no había necesidad de analgésicos. Del otro lado del vestíbulo llegaban los ruidos del televisor que estaban viendo algunos pacientes. A la derecha había un comedor sencillamente amueblado con un mostrador donde servían café caliente. Unos pocos pacientes tomaban café fumando, balando de l aenfermedad qeu los hbaía llevado allí y de cuando podrían volver a casa, El doctor regresó a sus habitacionesy los ruidos disminuyeron al inicarse el tranquilo turno d enoche.
El gran reloj dió las 12 y llegó el 6 de julio sin indicios de que fuese a mitigar el calor. Los insectos se estrellaban contra la tela metálica de las ventanas mientras ronroneaban por un lado y otro los ventiladores eléctricos. Faulkner había descansado muy tranquilo. Unos minutos después de la una y media se agitó y luego se incorporó sobre un lado de la cama. Antes de que la enfermera pudiese sostenerlo dejó ir un gemido y se desplomó. El doctor llegó a los cinco minutos pero no pudo detectar pulso ni latidos. Inició un masaje cardíaco externo. Lo prolongó durante 45 minutos, sin resultado. Intento la reanimación boca a boca, también sin resultado. No podían hacer nafa más. WF había muerto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario