De Limbo de Agustín Fernández Mallo, p. 210
[…] la llamativa diferencia por
sexos, y nos informa de que los estudios más fidedignos apuntan a lo siguiente:
en el momento en e! que el cerebro de! Homo sapiens se formó tal como hoy lo
conocemos, nuestros antepasados distribuían las tareas de modo que los hombres
salían a cazar y las mujeres recolectaban
en las inmediaciones de! asentamiento. Los hombres desarrollaron así una
habilidad especial para orientarse en un territorio, dibujar mapas mentales, y las mujeres desarrollaron mucho
más la habilidad de ver, organizar, intuir y encontrar objetos. El cerebro es
un órgano tremendamente plástico, y como los roles sociales básicamente no han
cambiado en miles de años, el cerebro sigue organizando de esa manera la
realidad. "Usted, señorita, ¿tiene hermanos varones?» "Sí», contesto.
"Seguramente cuando ustedes eran pequeños a sus hermanos les dejaban alejarse
más de la casa fiuniliar que a usted, ¿verdad? –asiento con la cabeza-o Sus
padres, de manera intuitiva, reproducían la idea de que es el varón quien
explora y la mujer quien confecciona objetos. Lo que pensamos hoy es que esta
diferencia es una mezcla de una componente fisiológica y otra cultural. Si ese
tipo de comportamientos empezaran a cambiar hoy de una manera real, podríamos llegar
a un cerebro que en este sentido no discriminara entre varón y hembra. Eso sí,
el cerebro no es una fotografía que pueda retocarse en una pantalla, la
evolución tardaría siglos en conformar esos nuevos cerebros.
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