Orden de expulsión
IGNACIO MARTÍNEZ DE PISÓN
Los seguidores de los blogs de El
País debieron de quedarse bastante desconcertados cuando, en junio de 2011,
apareció un artículo de Malcolm Otero Barral titulado «¿Qué fue de Ray
Loriga?». Se habla en él de un peculiar grupo de escritores que se hacen llamar
la Orden del Finnegans y cada 16 de junio viajan a Dublín para celebrar el
Bloomsday y, con tal excusa, reírse un poco e ingerir abundantes pintas de
cerveza Guinness en varios de los numerosos pubs de la capital irlandesa. La
alusión que en el título se hace al escritor Ray Loriga queda en el texto
reducida a una enigmática acusación y una estrafalaria condena. El cargo que se
le imputaba era el de «deserción inexcusable» y la condena que acabó aplicándosele
fue la quema pública de un dibujo que le representaba mientras una mujer
disfrazada de dama eduardiana gritaba alborozada: «Bye bye, Ray!".
Pero comencemos por el principio.
El Bloomsday empezó a celebrarse el 16 de junio de 1954, exactamente cincuenta
años después del día en que, según el Ulises, Leopold Bloom realizó el
recorrido dublinés que arrancaba del hogar conyugal que compartía con Molly y,
tras llevarle por lugares comno el cementerio de Glasnevin, la tienda de
licores de Davy Byrne, el hotel Ormond, la playa de Sandymount, el hospital de
maternidad o el burdel de Bella Cohen en Nighttown, le devolvía borracho a su
casa
No hay comentarios:
Publicar un comentario