De Ensayos y discursos de
WFaulkner, p.246-247
Eso fue en el verano de 1929.
Conseguí un trabajo en la central eléctrica, en el turno de noche, de seis de
la tarde a seis de la mañana, descargando carbón. Cogía el carbón de la
carbonera con la pala y lo ponía en una carretilla y lo llevaba y lo vertía donde
el fogonero lo pudiera poner en la caldera. Hacia las once en punto la gente se
iba a dormir, así que no se requería tanta energía. Entonces podíamos
descansar, el fogonero y yo. Él se solía sentar en una silla y dormitaba. Yo me
había inventado una mesa a partir de una carretilla en el almacén de carbón, justo
al otro lado de un muro donde funcionaba una dinamo. Hacía un ruido profundo y
constante, como un murmullo. No había más trabajo que hacer hasta las cuatro de
la mañana, cuando teníamos que limpiar los fuegos y ponerlos de nuevo en
marcha. En estas noches, entre las doce
y las cuatro, escribí Mientras agonizo en seis semanas, sin cambiar una palabra.
Se lo envié a Smith y le escribí que con eso me levantaría o me caería.
Creo que me había olvidado de
Santuario, como cuando se te olvida algo hecho para un propósito inmediato que
no se llevó a cabo. Mientras agonizo fue publicado y no me acordé del manuscrito de Santuario hasta que Smith me
envió las galeradas. Entonces vi que era tan terrible que sólo se podían hacer dos
cosas: rasgarlo o reescribirlo. Lo pensé otra vez, «podría vender; quizá unos
diez millo compren». Así que rasgué las galeradas y reescribí el libro. Ya
había estado listo una vez, así que tenía que pagar por el privilegio de
reescribirlo, intentando hacer de él algo que no avergonzase demasiado a El
ruido y la furia y Mientras agonizo e hice un buen trabajo y espero que lo
compres y que se lo digas a tus amigos y espero que también lo compren.,
WilIiam Faulkner
Nueva York, 1932.
(Prólogo a la edición de la
Modern Library de Santuario)
No hay comentarios:
Publicar un comentario