LA TíA MAME Y EL HUERFANITO
Ha estado lloviendo todo el día.
No es que me moleste. Pero hoy había prometido poner las mosquiteras y llevar a
mi hijo a la playa. También me había propuesto usar unas plantillas para
decorar con diseños mareantes las paredes de la parte de! sótano que e! agente
inmobiliario llamó sala de recreo y
empezar a acabar lo que e! agente inmobiliario denominó desván inacabado, ideal para habitación de invitados, sala de juegos,
estudio o leonera.
De un modo u otro me desvié de
mis propósitos justo después del desayuno. Todo empezó por culpa de un viejo
ejemplar del Reader's Digest. Es una revista que apenas leo. No necesito hacerlo.
porque oigo comentar sus artículos cada mañana en el tren de las 7:sr y cada
tarde en el de las 18 :03 . Todo el mundo en Verdant Greens-un barrio de
doscientas casas de cuatro estilos diferentes-tiene una fe ciega en el Digest.
De hecho, nadie habla de otra cosa. Pero hete aquí que la revista ejerce
también sobre mí la misma fascinación que una serpiente sobre un pajarillo. Casi
contra mi voluntad. leo sobre los peligros de nuestras escuelas públicas; lo
entretenido que es el parto natural; cómo una comunidad en Oregón acabó con una
red de traficantes de drogas; y acerca de alguien a quien un escritor famoso--he
olvidado cuál-considera el personaje más inolvidable que ha conocido. Eso hizo
que interrumpiera la lectura. ¿Personaje inolvidable? Vamos, hombre. ¡ese
escritor no debe de haber conocido a nadie en toda su vida!
No hay comentarios:
Publicar un comentario