Te quiero más que a la salvación de mi alma
INCIPIT 259. DE PARIS A LOS PIRINEOS / HENRY JAMES
VACACIONES EN PARiS
Nunca he visto un París más encantador que el de la pasada Navidad. Hasta el tiempo había reclamado su parte de la diversión; el cielo estaba radiante y el aire era tan suave y puro como el de una primavera meridional. Era un día para pasarlo en las calles y así lo hiz0 todo el mundo Lo dediqué a darme un paseo por media ciudad, y en todos los lugares por donde anduve encontré el entretenimiento que disfrutan los paseantes Aquello por lo que a la gente le encanta Paris resultaba casi absurdamente evidente, el hechizo, la seducción y el regocijo estaban estampados en todo. Confieso que en secreto no dejaba de pensar en el Príncipe de Bismarck deseando que se diera una siesta por los bulevares No es que le hubieran puesto muy nervioso, supongo, puesto que después de todo los bulevares no son humanos, pero el espectáculo integro parecía un recordatorio supremo de un hecho que en estos tiempos está presente constan
SANTIAGO RUSIÑOL
De El anorak de Picasso, p. 24
Santiago Rusiñol murió en Aranjuez el 13 de junio de 1931. Cuando trasladaban su cadáver en ferrocarril a Barcelona, el tren se detuvo al pasar por Sitges. Los vecinos del pueblo habían cubierto la estación con cuadros, objetos y recuerdos del Cau Ferrat, El museo que Santiago Rusiñol había creado en Sitges y que encerraba entre sus paredes un viaje sentimental a través del tiempo. La madriguera de hierro. Aquella poderosa iniciativa artística que comenzó un día del año 1881 en el bajo primera de calle Muntaner 38. El tren se demoró algunos minutos en la estación y las mujeres, de manera espontánea, cubrieron de flores el vagón en el que viajaba el cuerpo sin vida del Príncipe de Barcelona.
Santiago Rusiñol murió en Aranjuez el 13 de junio de 1931. Cuando trasladaban su cadáver en ferrocarril a Barcelona, el tren se detuvo al pasar por Sitges. Los vecinos del pueblo habían cubierto la estación con cuadros, objetos y recuerdos del Cau Ferrat, El museo que Santiago Rusiñol había creado en Sitges y que encerraba entre sus paredes un viaje sentimental a través del tiempo. La madriguera de hierro. Aquella poderosa iniciativa artística que comenzó un día del año 1881 en el bajo primera de calle Muntaner 38. El tren se demoró algunos minutos en la estación y las mujeres, de manera espontánea, cubrieron de flores el vagón en el que viajaba el cuerpo sin vida del Príncipe de Barcelona.
INCIPIT 259. EL ANORAK DE PICASSO / JOSE ANTONIO GARRIGA VELA
1
Nunca he pertenecido a esa clase de personas que piensan que ciertos lugares quedan impregnados de la energía de quienes los habitaron Incluso hoy, cuando la propia experiencia me ha demostrado lo contrario sigo sin creer en las casas encantadas. Sin embargo nací y estuve viviendo durante cerca de veinte años en una de ellas, Me refiero al piso bajo primera de calle Muntaner 38. No descubrí su magia entonces sino bastantes años más tarde. Tampoco creo que mi manera de ser la haya heredado del famoso artista que ocupó mi cuarto antes de que yo naciera, aunque me agradaría que así fuese. Pero he de confesar que al descubrir lo que había sucedido entre aquellas paredes, los personajes que por alli pasaron y las profundas afinidades que me unían al antiguo inquilino, no tuve más remedio que ceder a la evidencia de que el espíritu de ciertas personas permanece en determinados lugares, como he constatado con la presencia de Santiago Rusiñlol en la casa de Muntaner
No sabría nada de lo que digo si no fuera porque cuando publiqué Muntaner 38, en noviembre de 1996, el escritor barcelonés Enrique Vila-Matas hizo una crítica del libro en la que acababa planteando la siguiente pre-
Nunca he pertenecido a esa clase de personas que piensan que ciertos lugares quedan impregnados de la energía de quienes los habitaron Incluso hoy, cuando la propia experiencia me ha demostrado lo contrario sigo sin creer en las casas encantadas. Sin embargo nací y estuve viviendo durante cerca de veinte años en una de ellas, Me refiero al piso bajo primera de calle Muntaner 38. No descubrí su magia entonces sino bastantes años más tarde. Tampoco creo que mi manera de ser la haya heredado del famoso artista que ocupó mi cuarto antes de que yo naciera, aunque me agradaría que así fuese. Pero he de confesar que al descubrir lo que había sucedido entre aquellas paredes, los personajes que por alli pasaron y las profundas afinidades que me unían al antiguo inquilino, no tuve más remedio que ceder a la evidencia de que el espíritu de ciertas personas permanece en determinados lugares, como he constatado con la presencia de Santiago Rusiñlol en la casa de Muntaner
No sabría nada de lo que digo si no fuera porque cuando publiqué Muntaner 38, en noviembre de 1996, el escritor barcelonés Enrique Vila-Matas hizo una crítica del libro en la que acababa planteando la siguiente pre-
BENETIANA
De Egos revueltos, de Juan Cruz, p.261-262
Habíamos pensado en revitalizar la idea (de Schavelzon) de publicar en bolsillo a algunos escritores nuestros, españoles y extranjeros, «para defender los derechos»; entonces en España se creía poco en las colecciones de bolsillo, poco o nada; de hecho, Carmen Balcells, que desde hacía mucho tiempo marcaba la pauta de lo que se podía hacer con los derechos aquí y en América Latina, era muy reacia a otorgar derechos de bolsillo... Era como si las colecciones de bolsillo hubieran sucumbido ante la fuerza moral de Alianza Editorial, y después de los vaivenes de las colecciones de Distribuciones de Enlace. Y aunque Carmen suele tener razón (no siempre, pero ella actúa como si siempre tuviera razón), esta vez parece que erró el tiro, porque las colecciones de bolsillo proliferaron luego, y ahí siguen marcando una manera de acercarse a los libros que en el extranjero ya era habitual y aquí resultaba, en 1992, una aventura con el porvenir incierto... Y para hacer nuestra colección, que estaba en estudio, a mí me parecía que teníamos que empezar por Juan Benet... Se lo dije; le propusimos que fuera Saúl ante Samuel la obra con la que deberíamos comenzar. Fue entonces cuando Benet me dijo aquella frase que repito siempre que le nombro recordando su relación con sus propios libros:
—Pero, Juanito, ¿tú quieres arruinar a Polanco?
En aquel entonces me lo dijo varias veces; eso formaba parte de su manera de hablar, de su forma de dirigirse a mí, entre bromas y veras. Me sugirió, en todo caso, que deberíamos pedirle la portada a su hijo Eugenio, pintor, sin duda el que más se le parece, con su pelo ya completamente gris, como el pelo del padre, su flequillo cayéndole en onda sobre el ojo. Y se la pedimos a Eugenio. Lo cierto es que Juan me iba dando indicaciones por teléfono; el otoño coincidía con el otoño, o el invierno, de su vida; aquel ser pletórico se apagaba, pero siguió trabajando. Un día me dijo que tenía ya las pruebas dispuestas; había trabajado hasta la extenuación; era un hombre cumplidor y preciso, y ni la enfermedad varió el ritmo de esa actitud, que mantuvo hasta el final. No quería dejar en manos del editor un libro cualquiera, revisado de cualquier manera. Fui a su casa a buscar las pruebas, un atardecer que está marcado para siempre en mi memoria.
Allí estaba Juan, enflaquecido aún más de lo que pudiera imaginar, con su pelo en guedejas grises, sentado ante el piano; se levantó, dio algunos pasos para buscar las pruebas. En la estantería vi una foto de su amigo Antonio Martínez Sarrión, y libros, muchos libros. Sobre un atril, junto al piano, una partitura. En la casa había paz; Blanca Andreu leía arriba, y vino a saludar poco antes de que yo me marchara. Juan hizo algunas bromas, de nuevo sobre el coste que para Polanco iba a suponer la edición de ese libro en bolsillo, y sobre mí, sobre el trabajo que me aguardaba.
Habíamos pensado en revitalizar la idea (de Schavelzon) de publicar en bolsillo a algunos escritores nuestros, españoles y extranjeros, «para defender los derechos»; entonces en España se creía poco en las colecciones de bolsillo, poco o nada; de hecho, Carmen Balcells, que desde hacía mucho tiempo marcaba la pauta de lo que se podía hacer con los derechos aquí y en América Latina, era muy reacia a otorgar derechos de bolsillo... Era como si las colecciones de bolsillo hubieran sucumbido ante la fuerza moral de Alianza Editorial, y después de los vaivenes de las colecciones de Distribuciones de Enlace. Y aunque Carmen suele tener razón (no siempre, pero ella actúa como si siempre tuviera razón), esta vez parece que erró el tiro, porque las colecciones de bolsillo proliferaron luego, y ahí siguen marcando una manera de acercarse a los libros que en el extranjero ya era habitual y aquí resultaba, en 1992, una aventura con el porvenir incierto... Y para hacer nuestra colección, que estaba en estudio, a mí me parecía que teníamos que empezar por Juan Benet... Se lo dije; le propusimos que fuera Saúl ante Samuel la obra con la que deberíamos comenzar. Fue entonces cuando Benet me dijo aquella frase que repito siempre que le nombro recordando su relación con sus propios libros:
—Pero, Juanito, ¿tú quieres arruinar a Polanco?
En aquel entonces me lo dijo varias veces; eso formaba parte de su manera de hablar, de su forma de dirigirse a mí, entre bromas y veras. Me sugirió, en todo caso, que deberíamos pedirle la portada a su hijo Eugenio, pintor, sin duda el que más se le parece, con su pelo ya completamente gris, como el pelo del padre, su flequillo cayéndole en onda sobre el ojo. Y se la pedimos a Eugenio. Lo cierto es que Juan me iba dando indicaciones por teléfono; el otoño coincidía con el otoño, o el invierno, de su vida; aquel ser pletórico se apagaba, pero siguió trabajando. Un día me dijo que tenía ya las pruebas dispuestas; había trabajado hasta la extenuación; era un hombre cumplidor y preciso, y ni la enfermedad varió el ritmo de esa actitud, que mantuvo hasta el final. No quería dejar en manos del editor un libro cualquiera, revisado de cualquier manera. Fui a su casa a buscar las pruebas, un atardecer que está marcado para siempre en mi memoria.
Allí estaba Juan, enflaquecido aún más de lo que pudiera imaginar, con su pelo en guedejas grises, sentado ante el piano; se levantó, dio algunos pasos para buscar las pruebas. En la estantería vi una foto de su amigo Antonio Martínez Sarrión, y libros, muchos libros. Sobre un atril, junto al piano, una partitura. En la casa había paz; Blanca Andreu leía arriba, y vino a saludar poco antes de que yo me marchara. Juan hizo algunas bromas, de nuevo sobre el coste que para Polanco iba a suponer la edición de ese libro en bolsillo, y sobre mí, sobre el trabajo que me aguardaba.
FRASE DE LA SEMANA
Los hombres no pueden ver a su alrededor más que su rostro; todo les habla de sí mismos. Hasta su paisaje está animado.
Marx (Karl)
Marx (Karl)
NACIMIENTO
De La despedida, de Kundera, p. 191-192
Y en ese momento se le pasó por la cabeza un recuerdo que duró un segundo: Tenía alrededor de diez años cuando se enteró de cómo nacían los niños y desde entonces aquella imagen lo perseguía cada vez más, a medida que con los años iba conociendo mejor la materia concreta del organismo femenino. Desde entonces se imaginaba con frecuencia su nacimiento; se imaginaba el cuerpecito pasando por ese túnel estrecho y húmedo, su boca y su nariz llenas de esa extraña mucosidad; se imaginaba que estaba todo untado y señalado por ella. Sí, aquella mucosidad femenina le había dejado señalado, para poder ejercer su poder sobre Jakub durante toda su vida, para poder tener derecho a que acudiese a su llamada en cualquier momento y a darles órdenes a los extraños mecanismos de su cuerpo. Todo aquello le producía repugnancia y se resistía a aquella servidumbre negándose, al menos, a entregarle su alma a las mujeres, defendiendo su libertad y su soledad, limitando el dominio de la mucosidad sólo a ciertas horas de su vida. Sí, quizá por eso quería tanto a Olga, porque para él estaba más allá de la frontera del sexo, porque estaba seguro de que nunca le recordaría, con su cuerpo, la humillante manera en que había nacido.
Y en ese momento se le pasó por la cabeza un recuerdo que duró un segundo: Tenía alrededor de diez años cuando se enteró de cómo nacían los niños y desde entonces aquella imagen lo perseguía cada vez más, a medida que con los años iba conociendo mejor la materia concreta del organismo femenino. Desde entonces se imaginaba con frecuencia su nacimiento; se imaginaba el cuerpecito pasando por ese túnel estrecho y húmedo, su boca y su nariz llenas de esa extraña mucosidad; se imaginaba que estaba todo untado y señalado por ella. Sí, aquella mucosidad femenina le había dejado señalado, para poder ejercer su poder sobre Jakub durante toda su vida, para poder tener derecho a que acudiese a su llamada en cualquier momento y a darles órdenes a los extraños mecanismos de su cuerpo. Todo aquello le producía repugnancia y se resistía a aquella servidumbre negándose, al menos, a entregarle su alma a las mujeres, defendiendo su libertad y su soledad, limitando el dominio de la mucosidad sólo a ciertas horas de su vida. Sí, quizá por eso quería tanto a Olga, porque para él estaba más allá de la frontera del sexo, porque estaba seguro de que nunca le recordaría, con su cuerpo, la humillante manera en que había nacido.
TITULOS
De El anorak de Picasso, p.92
Hace algunos años, el Centro Andaluz de las Letras me invitó a realizar una lectura de mi obra en un pueblo de la comarca de la Axarquía, en Málaga. Al llegar al colegio donde se realizaba el acto, me dirigí a la primera persona que vi y le dije que era el de la lectura. El hombre al que me dirigí, que luego supe que era uno de los profesores del colegio, miró de soslayo la carpeta en cuyo interior llevaba las fotocopias de algunos de mis cuentos y me dijo que lo acompañara. Me condujo a través de un amplio corredor hasta un cuarto diminuto y oscuro. Pulsó el interruptor de la luz y descubrí que me había llevado al cuarto de los contadores para que hiciera la lectura. Entonces le dije que no era ningún empleado de la compañía eléctrica sino escritor, que me llamaba José Antonio Garriga Vela y que estaba allí para hacer una lectura literaria. Le recalqué lo de literaria. El hombre se ruborizó y estuvo desconcertado durante algunos segundos. Luego se repuso y tras disculparse me acompañó a la sala de profesores donde me esperaba el director del colegio. Cuando regresaba en el coche a Málaga, no podía dejar de sonreír cada vez que recordaba la anécdota. Entonces pensé que se trataba de un buen titulo para un libro de relatos: El cuarto del contador. Lo cierto es que podría pasar la vida entera inventando mundos en aquel exiguo cuarto oscuro y silencioso donde se encontraba el registro de la luz.
Hace algunos años, el Centro Andaluz de las Letras me invitó a realizar una lectura de mi obra en un pueblo de la comarca de la Axarquía, en Málaga. Al llegar al colegio donde se realizaba el acto, me dirigí a la primera persona que vi y le dije que era el de la lectura. El hombre al que me dirigí, que luego supe que era uno de los profesores del colegio, miró de soslayo la carpeta en cuyo interior llevaba las fotocopias de algunos de mis cuentos y me dijo que lo acompañara. Me condujo a través de un amplio corredor hasta un cuarto diminuto y oscuro. Pulsó el interruptor de la luz y descubrí que me había llevado al cuarto de los contadores para que hiciera la lectura. Entonces le dije que no era ningún empleado de la compañía eléctrica sino escritor, que me llamaba José Antonio Garriga Vela y que estaba allí para hacer una lectura literaria. Le recalqué lo de literaria. El hombre se ruborizó y estuvo desconcertado durante algunos segundos. Luego se repuso y tras disculparse me acompañó a la sala de profesores donde me esperaba el director del colegio. Cuando regresaba en el coche a Málaga, no podía dejar de sonreír cada vez que recordaba la anécdota. Entonces pensé que se trataba de un buen titulo para un libro de relatos: El cuarto del contador. Lo cierto es que podría pasar la vida entera inventando mundos en aquel exiguo cuarto oscuro y silencioso donde se encontraba el registro de la luz.
INCIPIT 258. NOCTURNOS / KAZUO ISHIGURO
La mañana que vi a Tony Gardncr entre los turistas, la primavera acababa de llegar a Venecia. Llevábamos ya una semana trabajando fuera, en la piazza, un alivio, si se me permite decirlo, después de tantas horas tocando en el cargado ambiente del café, cortando el paso a los clientes que querían utilizar la escalera. Soplaba la brisa aquella mañana, los toldos se hinchaban y aleteaban a nuestro alrededor, todos nos sentíamos un poco más animados y frescos, y supongo que se notó en nuestra música
Pero aquí estoy yo, hablando como si fuera un miembro habitual de la banda En realidad, soy un «zíngaro», como nos llaman los demás músicos, uno de los tipos que rondan por la piazza, en espera de que cualquiera de las tres orquestas de los cafés nos necesiten. Casi siempre toco aquí, en el Café Lavena, pero si la tarde se anima puedo actuar con los chicos del Quadri, ir al Florian y luego cruzar otra vez la plaza para volver al Lavena. Me llevo muy bien con todos
11
DEL PODER
De Anastas o el origen de la Constitución, de JB
ANASTAS.
Sentaos todos. Así me gusta. Vamos a celebrar el primer Consejo de este Gobierno tan reciente como brillantemente formado. Un equipo de hombres jóvenes —técnicos en su mayoría—, perfectamente preparados y con una gran experiencia administrativa, se disponen a gobernar el país, atrozmente desmantelado por la cuadrilla de viejos e ineptos caciques que les precedieron. Los tiempos no cambian, pero sí los apelativos. Lo que se pide de ustedes, caballeros, no es poco: una mayor flexibilidad en el procedimiento, mejor compenetración entre los servicios, un tipo de inversiones con miras a equilibrar la balanza de pagos, atrozmente escorada. En lo posible olvidaremos el Fisco para atender a la Hacienda y en cuanto a la Industria cabe hacer dos cosas con ella: o fomentar su desarrollo, haciendo de tripas corazón, o suprimirla de raíz de una vez para siempre, visto que lo único que proporciona—además de mucha hambre— es un continuo dolor de cabeza. Particularmente yo me inclinaría, así pues, por desmantelarla, haciendo borrón y cuenta nueva. A ustedes les toca decidir. Lo anteriormente dicho vale igualmente para la Agricultura, el Comercio, la Instrucción Pública... Son cosas todas ellas caras y enojosas que, bien miradas, apenas aportan nada al bienestar público. Creo, señores, que con algo de habilidad por nuestra parte se podrán suprimir sin que nadie se aperciba de ello. Otra cosa muy distinta la constituyen las Relaciones Exteriores y el Ejército. Por lo que se refiere a lo primero podemos —si tal es el parecer de ustedes— continuar e intensificar nuestra anterior política de aislamiento hasta llegar a un grado de soledad dificilmente imaginable. Ello contribuirá en alto grado a simplificar el Comercio, las Aduanas, el cuerpo de Carabineros y el Diplomático, una partida de gandules que nos está dejando en la miseria. Con el cierre total de las fronteras podremos, además, incrementar el Ejército para tenerlas bien vigiladas. He oído que los haberes de la tropa son miserables. Si manteniendo el mismo presupuesto de Defensa, aumentamos los cuadros de oficiales y clases, todos tocarán a menos y cundirá el malestar; contra lo que la gente cree no hay como la estrechez y el malestar para mantener a la tropa en los cuarteles, jugando al naipe. Tal ha de ser nuestra línea general: ambiciosa, atrevida y optimista. Con semejante programa podemos mirar con franquía al porvenir; la patria rejuvenece y sonríe. En este sentido sólo una cosa me preocupa y es que desemboquemos en un exceso de bienestar. La prosperidad no es cosa de hombres. Y nada más. Con estas breves palabras, juiciosas y rotundas —como corresponden a tan providencial monarca— les he dado trabajo para meses, tal vez años. Ya pueden ustedes comenzar, y no alcen demasiado la voz porque quiero meditar sobre lo que se nos viene encima.
(ANASTAS se reclina sobre el Trono y, simulando dormir espía a sus MINISTROS.)
ANASTAS.
Sentaos todos. Así me gusta. Vamos a celebrar el primer Consejo de este Gobierno tan reciente como brillantemente formado. Un equipo de hombres jóvenes —técnicos en su mayoría—, perfectamente preparados y con una gran experiencia administrativa, se disponen a gobernar el país, atrozmente desmantelado por la cuadrilla de viejos e ineptos caciques que les precedieron. Los tiempos no cambian, pero sí los apelativos. Lo que se pide de ustedes, caballeros, no es poco: una mayor flexibilidad en el procedimiento, mejor compenetración entre los servicios, un tipo de inversiones con miras a equilibrar la balanza de pagos, atrozmente escorada. En lo posible olvidaremos el Fisco para atender a la Hacienda y en cuanto a la Industria cabe hacer dos cosas con ella: o fomentar su desarrollo, haciendo de tripas corazón, o suprimirla de raíz de una vez para siempre, visto que lo único que proporciona—además de mucha hambre— es un continuo dolor de cabeza. Particularmente yo me inclinaría, así pues, por desmantelarla, haciendo borrón y cuenta nueva. A ustedes les toca decidir. Lo anteriormente dicho vale igualmente para la Agricultura, el Comercio, la Instrucción Pública... Son cosas todas ellas caras y enojosas que, bien miradas, apenas aportan nada al bienestar público. Creo, señores, que con algo de habilidad por nuestra parte se podrán suprimir sin que nadie se aperciba de ello. Otra cosa muy distinta la constituyen las Relaciones Exteriores y el Ejército. Por lo que se refiere a lo primero podemos —si tal es el parecer de ustedes— continuar e intensificar nuestra anterior política de aislamiento hasta llegar a un grado de soledad dificilmente imaginable. Ello contribuirá en alto grado a simplificar el Comercio, las Aduanas, el cuerpo de Carabineros y el Diplomático, una partida de gandules que nos está dejando en la miseria. Con el cierre total de las fronteras podremos, además, incrementar el Ejército para tenerlas bien vigiladas. He oído que los haberes de la tropa son miserables. Si manteniendo el mismo presupuesto de Defensa, aumentamos los cuadros de oficiales y clases, todos tocarán a menos y cundirá el malestar; contra lo que la gente cree no hay como la estrechez y el malestar para mantener a la tropa en los cuarteles, jugando al naipe. Tal ha de ser nuestra línea general: ambiciosa, atrevida y optimista. Con semejante programa podemos mirar con franquía al porvenir; la patria rejuvenece y sonríe. En este sentido sólo una cosa me preocupa y es que desemboquemos en un exceso de bienestar. La prosperidad no es cosa de hombres. Y nada más. Con estas breves palabras, juiciosas y rotundas —como corresponden a tan providencial monarca— les he dado trabajo para meses, tal vez años. Ya pueden ustedes comenzar, y no alcen demasiado la voz porque quiero meditar sobre lo que se nos viene encima.
(ANASTAS se reclina sobre el Trono y, simulando dormir espía a sus MINISTROS.)
DIOS
De Correspondencia de Fradique Mendes, Eça de Queirós, p.255-256
Y a propósito de historia: mucho apruebo, mi estudiosa Clara, que estés leyendo al divino Buda. Dices, desconsoladamente, que apenas te parece «un Jesús muy complicado»; pero, amor mío, es necesario desescombrar a ese pobre Buda del denso aluvión de leyendas y maravillas que sobre él ha acarreado durante siglos la imaginación de Asia. Tal como fue desprendido de su mitología, en su desnudez histórica, nunca alma mejor visitó la tierra, y nada iguala como virtud heroica a la “Noche de la Renunciación”, Jesús fue un proletario, un mendigo sin
viña ni heredad, sin amor ninguno terrestre, que erraba por los campos de Galilea aconsejando a los hombres que abandonasen como él sus lares y sus bienes, descendiesen a la soledad y a la mendicidad para penetrar un día en el reino venturoso, abstracto, que está en los cielos. Nada sacrificaba él, e instaba a los demás al sacrificio, llamando a todas las grandezas humanas al nivel de su humildad. Buda, por el contrario, era un príncipe como suelen serlo los de Asia, de ilimitado poder, de ilimitadas riquezas; se casó con inmenso amor, y además tuvo un hijo en quien ese amor se sublimara más: y este príncipe, este esposo, este padre, un día, en sacrificio a los hombres, deja su palacio, su reino, la esposa de su corazón, su hijo dormido en la cuna de nácar, y bajo la tosca estameña del mendigo, va a través del mundo dando limosnas y predicando la renuncia a los deleites, el aniquilamiento de todo deseo, el ilimitado amor hacia los seres, el incesante perfecciona miento en la caridad, el fuerte desdén del ascetismo que se tortura, el permanente cultivo de la misericordia que redime, y la confianza en la muerte...
Y a propósito de historia: mucho apruebo, mi estudiosa Clara, que estés leyendo al divino Buda. Dices, desconsoladamente, que apenas te parece «un Jesús muy complicado»; pero, amor mío, es necesario desescombrar a ese pobre Buda del denso aluvión de leyendas y maravillas que sobre él ha acarreado durante siglos la imaginación de Asia. Tal como fue desprendido de su mitología, en su desnudez histórica, nunca alma mejor visitó la tierra, y nada iguala como virtud heroica a la “Noche de la Renunciación”, Jesús fue un proletario, un mendigo sin
viña ni heredad, sin amor ninguno terrestre, que erraba por los campos de Galilea aconsejando a los hombres que abandonasen como él sus lares y sus bienes, descendiesen a la soledad y a la mendicidad para penetrar un día en el reino venturoso, abstracto, que está en los cielos. Nada sacrificaba él, e instaba a los demás al sacrificio, llamando a todas las grandezas humanas al nivel de su humildad. Buda, por el contrario, era un príncipe como suelen serlo los de Asia, de ilimitado poder, de ilimitadas riquezas; se casó con inmenso amor, y además tuvo un hijo en quien ese amor se sublimara más: y este príncipe, este esposo, este padre, un día, en sacrificio a los hombres, deja su palacio, su reino, la esposa de su corazón, su hijo dormido en la cuna de nácar, y bajo la tosca estameña del mendigo, va a través del mundo dando limosnas y predicando la renuncia a los deleites, el aniquilamiento de todo deseo, el ilimitado amor hacia los seres, el incesante perfecciona miento en la caridad, el fuerte desdén del ascetismo que se tortura, el permanente cultivo de la misericordia que redime, y la confianza en la muerte...
ZSA ZSA GABOR
lavoz.es
La actriz Zsa Zsa Gabor, de 93 años, que se encuentra en estado grave, volvió este martes a su casa de Bel Air para pasar sus días finales en su hogar, informó su publicista, John Blanchette.
La actriz fue operada el sábado de dos coágulos en el centro médico Ronald Reagan, de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y se encuentra en estado «muy crítico».
En un intento por salvar su vida, los médicos quisieron probar algún tipo de procedimiento en el hígado, pero Gabor lo ha rechazado, según dijo a la prensa su publicista.
Gabor ha estado sangrando y padeciendo mucho dolor y le han diagnosticado otros dos coágulos en la parte superior del cuerpo, uno de ellos muy cerca del corazón, explicó el publicista.
El domingo, la actriz requirió la presencia de un cura para que le diera la extremaunción, sacramento que la Iglesia católica administra a los enfermos terminales.
La actriz fue operada en julio de una fractura de cadera tras caerse de la cama cuando trataba de contestar al teléfono, de la que no ha logrado recuperarse debido a una serie de complicaciones.
La intérprete, nacida en Hungría, permaneció convaleciente en el hospital veintitrés días debido a una infección, pero dos días después de darle el alta tuvo que ser reingresada por complicaciones derivadas de ese procedimiento.
Gabor, protagonista de títulos como «Moulin Rouge», «Lili» y «Touch of Evil», ha contraído matrimonio nueve veces. Actualmente está casada con el príncipe Frederic Von Anhalt, que ha estado a su lado en todo momento y con quien el pasado sábado cumplió 24 años de matrimonio.
La actriz Zsa Zsa Gabor, de 93 años, que se encuentra en estado grave, volvió este martes a su casa de Bel Air para pasar sus días finales en su hogar, informó su publicista, John Blanchette.
La actriz fue operada el sábado de dos coágulos en el centro médico Ronald Reagan, de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y se encuentra en estado «muy crítico».
En un intento por salvar su vida, los médicos quisieron probar algún tipo de procedimiento en el hígado, pero Gabor lo ha rechazado, según dijo a la prensa su publicista.
Gabor ha estado sangrando y padeciendo mucho dolor y le han diagnosticado otros dos coágulos en la parte superior del cuerpo, uno de ellos muy cerca del corazón, explicó el publicista.
El domingo, la actriz requirió la presencia de un cura para que le diera la extremaunción, sacramento que la Iglesia católica administra a los enfermos terminales.
La actriz fue operada en julio de una fractura de cadera tras caerse de la cama cuando trataba de contestar al teléfono, de la que no ha logrado recuperarse debido a una serie de complicaciones.
La intérprete, nacida en Hungría, permaneció convaleciente en el hospital veintitrés días debido a una infección, pero dos días después de darle el alta tuvo que ser reingresada por complicaciones derivadas de ese procedimiento.
Gabor, protagonista de títulos como «Moulin Rouge», «Lili» y «Touch of Evil», ha contraído matrimonio nueve veces. Actualmente está casada con el príncipe Frederic Von Anhalt, que ha estado a su lado en todo momento y con quien el pasado sábado cumplió 24 años de matrimonio.
ZSA ZA GABOR
La actriz Zsa Zsa Gabor pidió a su marido que un sacerdote acuda al hospital donde se encuentra ingresada para que le administere la extremaunción, informó hoy su publicista, John Blanchette.
«Son momentos tristes para ellos», comentó Blanchette.
Gabor, de 93 años, se encuentra en condición «muy crítica» en el centro médico Ronald Reagan, de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), añadió su marido, el príncipe Frederic Von Anhalt.
La intérprete, nacida en Hungría, se cayó de la cama el 17 de julio cuando trataba de contestar al teléfono. Fue operada de cadera dos días más tarde y permaneció convaleciente en el hospital hasta el pasado miércoles, debido a una infección.
Dos días después de regresar a su hogar tuvo que ser reingresada por complicaciones derivadas de ese procedimiento y se le retiraron dos coágulos de sangre.
Este sábado se cumplió el 24 aniversario del enlace entre Gabor y Von Anhalt.
Gabor, protagonista de títulos como «Moulin Rouge», «Lili» y «Touch of Evil», usa silla de ruedas después de sufrir un accidente de coche en 2002.
Gabor demandó al conductor del vehículo, su peluquero Jaren Millard, y obtuvo dos millones de dólares de indemnización. La artista también sufrió una apoplejía en 2005
La actriz se casó nueve veces. Uno de sus nueve maridos fue el empresario hotelero Conrad Hilton, bisabuelo de Paris Hilton, con quien estuvo casada de 1942 a 1947.
Gabor, ganadora de un Globo de Oro especial a la actriz más glamourosa en 1958, fue condenada a tres días de cárcel en 1989 tras abofetear a un policía en Beverly Hills.
«Son momentos tristes para ellos», comentó Blanchette.
Gabor, de 93 años, se encuentra en condición «muy crítica» en el centro médico Ronald Reagan, de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), añadió su marido, el príncipe Frederic Von Anhalt.
La intérprete, nacida en Hungría, se cayó de la cama el 17 de julio cuando trataba de contestar al teléfono. Fue operada de cadera dos días más tarde y permaneció convaleciente en el hospital hasta el pasado miércoles, debido a una infección.
Dos días después de regresar a su hogar tuvo que ser reingresada por complicaciones derivadas de ese procedimiento y se le retiraron dos coágulos de sangre.
Este sábado se cumplió el 24 aniversario del enlace entre Gabor y Von Anhalt.
Gabor, protagonista de títulos como «Moulin Rouge», «Lili» y «Touch of Evil», usa silla de ruedas después de sufrir un accidente de coche en 2002.
Gabor demandó al conductor del vehículo, su peluquero Jaren Millard, y obtuvo dos millones de dólares de indemnización. La artista también sufrió una apoplejía en 2005
La actriz se casó nueve veces. Uno de sus nueve maridos fue el empresario hotelero Conrad Hilton, bisabuelo de Paris Hilton, con quien estuvo casada de 1942 a 1947.
Gabor, ganadora de un Globo de Oro especial a la actriz más glamourosa en 1958, fue condenada a tres días de cárcel en 1989 tras abofetear a un policía en Beverly Hills.
DIOSES
De Encuentros heroicos, de Carlos García Gual, p. 153-154
Los mitos proporcionan significatividad (Bedeutsamkeit) a la naturaleza, y el primitivo convoca los mitos ante el terrible horror vacui de un entorno natural que le atemoriza, esas figuras expresan la trascendencia de las pasiones y anhelos humanos. Los mitos dan un sentido humano al mundo, que así deviene un cosmos más confortable. Y lo hacen asumiendo cada figura una faceta especial o representando alguna realidad particular de la conducta o la sociedad humana. Así Zeus se presenta como el patrón del orden y de la justicia, el poder providente y sublime, Atenea simboliza la suprema inteligencia que acerca a los humanos a los dioses, es la protectora y amiga de los héroes más astutos, esos héroes que civilizan el mundo; es la diosa de Atenas, la ciudad más destacada por su amor al progreso, la libertad y la democracia. Afrodita es la divinidad que encarna el impulso sexual y los placeres de la unión sexual, mientras que Eros representa la fuerza universal del deseo amoroso. Apolo es el dios luminoso de la serenidad y la acción certera, el dios orientador, el de los caminos rectos y las profecías, el arquero infalible. Dioniso, en contraste, es el dios del entusiasmo, el que anima la fiesta, el dios de las máscaras, creador del vino que embota las penas y aporta alegrías a ricos y pobres, el que libera energías profundas y guía las danzas de las ménades, Hermes es el dios amigo de los viajeros, los comerciantes y también de los ladrones, el de los encuentros afortunados y los hallazgos alegres, el que conduce a las almas hasta el río Aqueronte, el psicompopo de la varita mágica, el patrón diplomático de los heraldos, el veloz mensajero de los dioses y el maestro sutil de las comunicaciones, etc.
Los mitos proporcionan significatividad (Bedeutsamkeit) a la naturaleza, y el primitivo convoca los mitos ante el terrible horror vacui de un entorno natural que le atemoriza, esas figuras expresan la trascendencia de las pasiones y anhelos humanos. Los mitos dan un sentido humano al mundo, que así deviene un cosmos más confortable. Y lo hacen asumiendo cada figura una faceta especial o representando alguna realidad particular de la conducta o la sociedad humana. Así Zeus se presenta como el patrón del orden y de la justicia, el poder providente y sublime, Atenea simboliza la suprema inteligencia que acerca a los humanos a los dioses, es la protectora y amiga de los héroes más astutos, esos héroes que civilizan el mundo; es la diosa de Atenas, la ciudad más destacada por su amor al progreso, la libertad y la democracia. Afrodita es la divinidad que encarna el impulso sexual y los placeres de la unión sexual, mientras que Eros representa la fuerza universal del deseo amoroso. Apolo es el dios luminoso de la serenidad y la acción certera, el dios orientador, el de los caminos rectos y las profecías, el arquero infalible. Dioniso, en contraste, es el dios del entusiasmo, el que anima la fiesta, el dios de las máscaras, creador del vino que embota las penas y aporta alegrías a ricos y pobres, el que libera energías profundas y guía las danzas de las ménades, Hermes es el dios amigo de los viajeros, los comerciantes y también de los ladrones, el de los encuentros afortunados y los hallazgos alegres, el que conduce a las almas hasta el río Aqueronte, el psicompopo de la varita mágica, el patrón diplomático de los heraldos, el veloz mensajero de los dioses y el maestro sutil de las comunicaciones, etc.
EL NOMBRE DEL PADRE
De La despedida, de Milan Kundera, p.88
—Vengarse del padre en la hija no tiene nada que ver con la justicia. Recuerda que por culpa de tu padre perdiste tu hogar, tuviste que irte de la ciudad, no te dejaron estudiar. ¡Por culpa de tu padre muerto al que casi no conocías! ¿Y ahora, por culpa de tu padre, te tienen que perseguir estos otros? Te diré cuál es el descubrimiento más triste que he hecho en mi vida: las víctimas no eran en nada mejores que los victimarios. Me los puedo imaginar perfectamente con los roles cambiados. Tú puedes pensar que es una excusa del hombre para quitarse la responsabilidad de encima y cargársela al Creador por haberlo hecho tal como es. Y puede que sea bueno que lo pienses. Porque llegar a la conclusión de que no hay diferencia entre el culpable y la víctima, significa abandonar toda esperanza. Y a eso se le llama infierno, hijita.
—Vengarse del padre en la hija no tiene nada que ver con la justicia. Recuerda que por culpa de tu padre perdiste tu hogar, tuviste que irte de la ciudad, no te dejaron estudiar. ¡Por culpa de tu padre muerto al que casi no conocías! ¿Y ahora, por culpa de tu padre, te tienen que perseguir estos otros? Te diré cuál es el descubrimiento más triste que he hecho en mi vida: las víctimas no eran en nada mejores que los victimarios. Me los puedo imaginar perfectamente con los roles cambiados. Tú puedes pensar que es una excusa del hombre para quitarse la responsabilidad de encima y cargársela al Creador por haberlo hecho tal como es. Y puede que sea bueno que lo pienses. Porque llegar a la conclusión de que no hay diferencia entre el culpable y la víctima, significa abandonar toda esperanza. Y a eso se le llama infierno, hijita.
INCIPIT 257. REY, DAMA, VALET / VLADIMIR NABOKOV
La enorme manecilla negra del reloj sigue inmóvil, pero está a punto de hacer su ademán de cada minuto; ese elástico sobresalto pondrá todo un mundo en movimiento. El rostro del reloj se apartará lentamente, lleno de desesperación, desprecio y tedio, mientras las columnas de hierro, una a una, comenzarán a pasar ante nosotros, llevándose consigo la bóveda de la estación, como suaves atlantes; el andén comenzará a alejarse, y con él irán hacia un destino desconocido colillas, billetes usados, puntos de luz solar y saliva; un carrito de equipaje se deslizará ante nuestra vista sin que sus ruedas dejen de estar inmóviles; y tras de él irá un kiosco de periódicos cubierto de revistas de seductoras portadas: fotografías de bellezas desnudas, color gris perla; y la gente, la gente, la gente del andén móvil, moviendo también ellos los pies sin salir de su inmovilidad, dando largos pasos hacia adelante y retirándose al mismo tiempo, como en un agonizante sueño lleno de increíble esfuerzo, náusea, presas las pantorrillas de una algodonada debilidad, se inclinará hacia atrás, hasta caer casi boca arriba.
Había más mujeres que hombres, como ocurre siempre en las despedidas. La hermana de Franz, en sus mejillas tenues la palidez de la hora temprana y un desagradable olor a estómago vacío, envuelta en una esclavina a cuadros que se diría impropia de una chica de ciudad; y su madre, pequeña, redonda, toda de marrón como un pequeño monje denso y prieto. Ved los pañuelos, ya empiezan a agitarse.
Y no sólo huyeron estas dos sonrisas familiares; no sólo se alejó la estación, llevándose consigo su kiosco de periódicos, su carrito del
Había más mujeres que hombres, como ocurre siempre en las despedidas. La hermana de Franz, en sus mejillas tenues la palidez de la hora temprana y un desagradable olor a estómago vacío, envuelta en una esclavina a cuadros que se diría impropia de una chica de ciudad; y su madre, pequeña, redonda, toda de marrón como un pequeño monje denso y prieto. Ved los pañuelos, ya empiezan a agitarse.
Y no sólo huyeron estas dos sonrisas familiares; no sólo se alejó la estación, llevándose consigo su kiosco de periódicos, su carrito del
SNOPES
De El País
La Xunta se prepara para revisar la regulación de las parejas de hecho
Ya ha sido convocada la comisión de expertos en Derecho Civil Galego que habrá de informarla
Autor:
Julio Á. Fariñas
Volver Un mes después de que el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) hiciese pública su decisión de plantear una cuestión de constitucionalidad de la norma reguladora de las parejas de hecho en Galicia por el hecho de equipararlas al matrimonio, la Xunta ya ha puesto en marcha los mecanismos necesarios para afrontar la situación derivada de la más que probable inconstitucionalidad de dicha norma, vigente desde hace tres años.
[...]
Que prospere o no una iniciativa legislativa en esta materia depende fundamentalmente de que sea o no recurrida ante el Tribunal Constitucional. Un recurso que siempre responde más a cuestiones políticas que jurídicas.
Las actuales leyes en vigor en distintas comunidades autónomas, en algún caso, como el de Aragón, fueron aprobadas hace más de diez años sin que nadie las haya cuestionado
La Xunta se prepara para revisar la regulación de las parejas de hecho
Ya ha sido convocada la comisión de expertos en Derecho Civil Galego que habrá de informarla
Autor:
Julio Á. Fariñas
Volver Un mes después de que el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) hiciese pública su decisión de plantear una cuestión de constitucionalidad de la norma reguladora de las parejas de hecho en Galicia por el hecho de equipararlas al matrimonio, la Xunta ya ha puesto en marcha los mecanismos necesarios para afrontar la situación derivada de la más que probable inconstitucionalidad de dicha norma, vigente desde hace tres años.
[...]
Que prospere o no una iniciativa legislativa en esta materia depende fundamentalmente de que sea o no recurrida ante el Tribunal Constitucional. Un recurso que siempre responde más a cuestiones políticas que jurídicas.
Las actuales leyes en vigor en distintas comunidades autónomas, en algún caso, como el de Aragón, fueron aprobadas hace más de diez años sin que nadie las haya cuestionado
NABOKOVIANA
De El anorak de Picasso, p. 60-61
Fue entonces cuando me puse a escribir Los que no están.
El argumento de la novela comienza a gestarse a raíz de una anécdota real que me contaron y que me produjo tal impresión que decidí convertir aquellas cuatro líneas en doscientas páginas. La terrible anécdota guardaba relación con las historias que mi padre contaba en las sobremesas de los fines de semana: “En un pueblo del norte, durante la guerra, un hombre llegaba por las noches al bar alardeando de los crímenes que había cometido. Hoy he dejado mudos a tres, hoy a dos, hoy he dejado mudos a cinco, decía. Al terminar la guerra el hombre enmudeció para siempre y algún tiempo después adoptó a un niño con la espina dorsal bífida”. Ésta es la historia, en suma, y podría haberla dejado aquí si no fuera, como dice Vladimir Nabokov por el interés y el placer de narrarla, pues aunque basta el espacio de una lápida para contener encuadernado en musgo, la versión abreviada de la vida de un hombre, los detalles siempre se agradecen
Fue entonces cuando me puse a escribir Los que no están.
El argumento de la novela comienza a gestarse a raíz de una anécdota real que me contaron y que me produjo tal impresión que decidí convertir aquellas cuatro líneas en doscientas páginas. La terrible anécdota guardaba relación con las historias que mi padre contaba en las sobremesas de los fines de semana: “En un pueblo del norte, durante la guerra, un hombre llegaba por las noches al bar alardeando de los crímenes que había cometido. Hoy he dejado mudos a tres, hoy a dos, hoy he dejado mudos a cinco, decía. Al terminar la guerra el hombre enmudeció para siempre y algún tiempo después adoptó a un niño con la espina dorsal bífida”. Ésta es la historia, en suma, y podría haberla dejado aquí si no fuera, como dice Vladimir Nabokov por el interés y el placer de narrarla, pues aunque basta el espacio de una lápida para contener encuadernado en musgo, la versión abreviada de la vida de un hombre, los detalles siempre se agradecen
PROUST, ADORNO Y BENJAMIN
SOBRE PROUST
De Notas sobre literatura, de Adorno, p. 651
Cuando hace treinta años leí por primera vez un ensayo sobre Proust, y no era un buen ensayo, quedé fascinado como cuando uno se enamora del nombre de una mujer a la que nunca ha visto. Esta fascinación ha ido creciendo con el conocimiento de la obra. Walter Benjamin me dijo en una ocasión que de Proust no quería leer ninguna palabra más que las que tuviera que traducir, porque de lo contrario caería en una dependencia adictiva que le impediría su propia producción, la cual por cierto fue bastante original. Evidentemente, sin embargo, Proust ejerce su poder magnético no sólo sobre el escritor profesional, sino sobre todo lector en general lo bastante concentrado y refinado como para captar la densidad y el complejo movimiento de la novela. Es como si, bajo la máscara autobiográfica, estuviera divulgando los secretos que todos tenemos, mientras que al mismo tiempo informa de lo más específico, de experiencias de la esfera del lujo inconmensurables, sumamente sutiles y privadas. Cada frase la dictan tanto la excepcional situación del escritor como su voluntad de no dejar pasar del contenido más que lo que se sustrae al acceso universal. Posee sin embargo su obra algo de perentorio, ejemplar.
De Notas sobre literatura, de Adorno, p. 651
Cuando hace treinta años leí por primera vez un ensayo sobre Proust, y no era un buen ensayo, quedé fascinado como cuando uno se enamora del nombre de una mujer a la que nunca ha visto. Esta fascinación ha ido creciendo con el conocimiento de la obra. Walter Benjamin me dijo en una ocasión que de Proust no quería leer ninguna palabra más que las que tuviera que traducir, porque de lo contrario caería en una dependencia adictiva que le impediría su propia producción, la cual por cierto fue bastante original. Evidentemente, sin embargo, Proust ejerce su poder magnético no sólo sobre el escritor profesional, sino sobre todo lector en general lo bastante concentrado y refinado como para captar la densidad y el complejo movimiento de la novela. Es como si, bajo la máscara autobiográfica, estuviera divulgando los secretos que todos tenemos, mientras que al mismo tiempo informa de lo más específico, de experiencias de la esfera del lujo inconmensurables, sumamente sutiles y privadas. Cada frase la dictan tanto la excepcional situación del escritor como su voluntad de no dejar pasar del contenido más que lo que se sustrae al acceso universal. Posee sin embargo su obra algo de perentorio, ejemplar.
JAMESIANA
De De París a los Pirineos, p. 101-102
San Sebastián es una estación balnearia muy animada, y aparece en las guías como el Biarritz o el Brighton de España. Por supuesto tiene una parte nueva con el estilo elegante de provincias (cafés con estuco nuevo, barberías y apartamentos de alquiler) dando a un paseo marítimo ajardinado y a una encantadora bahía, encerrada entre cumbres fortificadas con un estrecho pórtico abierto al océano. Pero estuve paseando dos o tres horas y le dediqué casi toda mi atención al barrio antiguo, la ciudad propiamente dicha, que tiene una gran puerta que reprueba con la mirada al puerto y desde la que se tiene una perspectiva de llamativas fachadas, balcones y toldos coronada por una estrecha franja de cielo. Aquí el color local era más vivo y los modales más simples. Aquí también había una iglesia con una florida fachada jesuita y un interior impregnado de catolicismo español3. Había una imagen de la Virgen de tamaño natural colocada sobre una mesa detrás del altar mayor (parecía haber salido a pasear en una procesión) que examiné con todo interés. Me pareció una heroína, una española de pies a cabeza, una realidad tan perfecta como Don Quijote o Santa Teresa. Estaba vestida con un esplendor extraordinario de encajes, brocados y joyas, su peinado y rostro eran finísimos y era evidente que respondería a su nombre si se le hablara. Componiendo el título más majestuoso que pude pensar me dirigí a ella como Doña María del Santo Oficio; a lo que se volvió hacia la gran iglesia perfumada en penumbra para ver si estábamos solos, bajó la mirada y extendió la mano para que la besara. Era el sentimiento del catolicismo hispano; oscuro pero engalanado, emocional como una mujer y mecánico como una muñeca. Al instante me dio miedo y me escabullí. No recuperé el ánimo hasta que después tuve la satisfacción de oír que alguien se dirigía a mí como «caballero», Me saludó con este epíteto un niña harapiento con ajos enfermizos y un cigarrillo en los labios que me invitó a lanzar una moneda al mar para que él se tirara a sacarla; e incluso con estas limitaciones, la sensación pareció haber merecido el coste de mi excursión. Consideré más amable, en reconocimiento, hacer que el niño sólo se tirase al suelo.
San Sebastián es una estación balnearia muy animada, y aparece en las guías como el Biarritz o el Brighton de España. Por supuesto tiene una parte nueva con el estilo elegante de provincias (cafés con estuco nuevo, barberías y apartamentos de alquiler) dando a un paseo marítimo ajardinado y a una encantadora bahía, encerrada entre cumbres fortificadas con un estrecho pórtico abierto al océano. Pero estuve paseando dos o tres horas y le dediqué casi toda mi atención al barrio antiguo, la ciudad propiamente dicha, que tiene una gran puerta que reprueba con la mirada al puerto y desde la que se tiene una perspectiva de llamativas fachadas, balcones y toldos coronada por una estrecha franja de cielo. Aquí el color local era más vivo y los modales más simples. Aquí también había una iglesia con una florida fachada jesuita y un interior impregnado de catolicismo español3. Había una imagen de la Virgen de tamaño natural colocada sobre una mesa detrás del altar mayor (parecía haber salido a pasear en una procesión) que examiné con todo interés. Me pareció una heroína, una española de pies a cabeza, una realidad tan perfecta como Don Quijote o Santa Teresa. Estaba vestida con un esplendor extraordinario de encajes, brocados y joyas, su peinado y rostro eran finísimos y era evidente que respondería a su nombre si se le hablara. Componiendo el título más majestuoso que pude pensar me dirigí a ella como Doña María del Santo Oficio; a lo que se volvió hacia la gran iglesia perfumada en penumbra para ver si estábamos solos, bajó la mirada y extendió la mano para que la besara. Era el sentimiento del catolicismo hispano; oscuro pero engalanado, emocional como una mujer y mecánico como una muñeca. Al instante me dio miedo y me escabullí. No recuperé el ánimo hasta que después tuve la satisfacción de oír que alguien se dirigía a mí como «caballero», Me saludó con este epíteto un niña harapiento con ajos enfermizos y un cigarrillo en los labios que me invitó a lanzar una moneda al mar para que él se tirara a sacarla; e incluso con estas limitaciones, la sensación pareció haber merecido el coste de mi excursión. Consideré más amable, en reconocimiento, hacer que el niño sólo se tirase al suelo.
NABOKOVIANA
Prólogo a Rey, Dama, Valet
Esta brillante bestia es la más alegre de todas mis novelas. Expatriación, miseria, nostalgia, no influyeron en su compleja y embelesada composición. Fue concebida en las arenas costeras de la Bahía de Pomerania en el verano de 1927, construida a lo largo del invierno siguiente, en Berlín, y terminada en el verano de 1928. La publicó allí a comienzos de octubre la editorial rusa emigrada Siovo con el título Korol Dama, Valet. Es mi segunda novela rusa. Yo e4onces tenía veintiocho años y llevaba viviendo en Berlín, con intervalos, media docena de años. Estaba completamente seguro, junto con algunas otras personas inteligentes, de que en algún momento de la década siguiente volveríamos todos a vivir en una Rusia hospitalaria, arrepentida y floreciente.
[…]
Y ya que hablamos de corrientes de aire literarias, debo confesar que me quedé un poco sorprendido al ver en mi texto ruso tantos pasajes de «monologue interieur»; nada que ver con Ulysses, que aún no conocía. Lo que ocurría era que había estado expuesto desde mi tierna infancia a Ana Karénina, donde hay una escena entera construida en ese tono, que hace cien años era nuevo como el paraíso terrenal, pero que ahora está muy gastado. Por otra parte, mis agradables imitaciones de Madame Bovary en tono menor, que el buen lector percibirá sin duda, constituyen un homenaje deliberado a Flaubert. Recuerdo haber recordado, en el transcurso de una escena, a Emma yendo furtivamente al amanecer hacia el castillo de su amante por apartados vericuetos, mientras Homais dormita.
Como de costumbre, quiero observar aquí que, como de costumbre (y, como de costumbre, cierta gente sensible que conozco pondrá cara de enojo), la delegación vienesa no ha sido invitada. Pero si, así y todo, algún audaz freudiano se las arregla para entrar sin que le vean, habrá que advertirle que he distribuido por la novela cierto número de crueles trampas.
Esta brillante bestia es la más alegre de todas mis novelas. Expatriación, miseria, nostalgia, no influyeron en su compleja y embelesada composición. Fue concebida en las arenas costeras de la Bahía de Pomerania en el verano de 1927, construida a lo largo del invierno siguiente, en Berlín, y terminada en el verano de 1928. La publicó allí a comienzos de octubre la editorial rusa emigrada Siovo con el título Korol Dama, Valet. Es mi segunda novela rusa. Yo e4onces tenía veintiocho años y llevaba viviendo en Berlín, con intervalos, media docena de años. Estaba completamente seguro, junto con algunas otras personas inteligentes, de que en algún momento de la década siguiente volveríamos todos a vivir en una Rusia hospitalaria, arrepentida y floreciente.
[…]
Y ya que hablamos de corrientes de aire literarias, debo confesar que me quedé un poco sorprendido al ver en mi texto ruso tantos pasajes de «monologue interieur»; nada que ver con Ulysses, que aún no conocía. Lo que ocurría era que había estado expuesto desde mi tierna infancia a Ana Karénina, donde hay una escena entera construida en ese tono, que hace cien años era nuevo como el paraíso terrenal, pero que ahora está muy gastado. Por otra parte, mis agradables imitaciones de Madame Bovary en tono menor, que el buen lector percibirá sin duda, constituyen un homenaje deliberado a Flaubert. Recuerdo haber recordado, en el transcurso de una escena, a Emma yendo furtivamente al amanecer hacia el castillo de su amante por apartados vericuetos, mientras Homais dormita.
Como de costumbre, quiero observar aquí que, como de costumbre (y, como de costumbre, cierta gente sensible que conozco pondrá cara de enojo), la delegación vienesa no ha sido invitada. Pero si, así y todo, algún audaz freudiano se las arregla para entrar sin que le vean, habrá que advertirle que he distribuido por la novela cierto número de crueles trampas.
INCIPIT 256. INFANCIA EN BERLIN HACIA 1900 / WALTER BENJAMIN
Tiergarden
Importa poco no saber orientarse en una ciudad. Perderse en cambio, en una ciudad, como quien se pierde en el bosque requiere aprendizaje. Los rótulos de las calles deben entonces hablar al que va errando como el crujir de las ramas secas, y las callejuelas de los barrios céntricos reflejarle las horas del día tan claramente como las hondonadas del monte. Este arte lo aprendí tarde cumpliéndose así el suño del que los laberintos sobre el papel secante de mis cuadernos fueron los primeros rastros. No, no los primeros, pues antes hubo uno que ha perdurado. El camino a este laberinto, que no carecía de su Ariadna, iba por el Puente de Befldler cuyo suave arco signifia para mí la primera ladera. A su pie, no lejos se encontraba la meta: Federico Guillermo y la reina Luisa. En sus pedestales redondos se erguían sobre las terrazas como encantados por mágicas curvas que una corriente de agua, delante de ellos dibuja e la arena. Sin embargo me gusta más ocuparme de los basamentos que no de los soberanos porque lo que sucedía en
Importa poco no saber orientarse en una ciudad. Perderse en cambio, en una ciudad, como quien se pierde en el bosque requiere aprendizaje. Los rótulos de las calles deben entonces hablar al que va errando como el crujir de las ramas secas, y las callejuelas de los barrios céntricos reflejarle las horas del día tan claramente como las hondonadas del monte. Este arte lo aprendí tarde cumpliéndose así el suño del que los laberintos sobre el papel secante de mis cuadernos fueron los primeros rastros. No, no los primeros, pues antes hubo uno que ha perdurado. El camino a este laberinto, que no carecía de su Ariadna, iba por el Puente de Befldler cuyo suave arco signifia para mí la primera ladera. A su pie, no lejos se encontraba la meta: Federico Guillermo y la reina Luisa. En sus pedestales redondos se erguían sobre las terrazas como encantados por mágicas curvas que una corriente de agua, delante de ellos dibuja e la arena. Sin embargo me gusta más ocuparme de los basamentos que no de los soberanos porque lo que sucedía en
FRASE DE LA SEMANA
Y es que Olga es una de esas mujeres modernas a las que les gusta escindirse entre un ser que vive y un ser que observa
MK
MK
SOBRE BERLIN ALEXANDERPLATZ
En el epílogo de Döblin a su obra.
Tengo que referirme a otro aspecto filosófico, metafísico. Todas mis grandes obras épicas han ido precedidas de una fundamentación intelectual. La obra épica es, en una forma artística, podría decir, la continuación y concreción, y la experimentación también, de la posición ideológica alcanzada en un trabajo previo intelectual. De modo que, por lo general, al terminar esas obras épicas mi posición ideológica ha sido ya superada y conmovida. Comienzan con una seguridad y acaban con una nueva pregunta. Ahora bien, como acento principal y fundamento del libro «Berlín Alexanderplatz», mi posición, que he expuesto en el escrito de filosofía natural anterior “El yo sobre la Naturaleza”, es la siguiente: este mundo es un mundo de dos dioses. Es un mundo de construcción y destrucción simultáneas. Ese enfrentamiento se produce en la temporalidad, y nosotros participamos en él. Y este razonamiento filosófico enlaza con el anterior sobre la delincuencia. La sociedad está socavada por la delincuencia, dije. ¿Qué quiere decir eso? Hay en ella orden y descomposición. Pero no es cierto que el orden, que sólo la forma y la existencia sean reales, sin la tendencia a la descomposición y a la destrucción fáctica. Así pues, en el libro «Berlín Alexanderplatz», Franz Biberkopf sale de la cárcel. Es bueno por naturaleza, lo que suele llamarse así, y además es un gato escaldado que huye del agua fría. Y cuando va al mundo, ya veis, quiere ser honrado, quiere cumplir honrada y fielmente las leyes de este mundo, tal como él se las imagina... ¡y no es posible! No es posible. Los golpes se suceden y acaban con ese hombre; podría decir también que acaban con esa posición ideológica.
Tengo que referirme a otro aspecto filosófico, metafísico. Todas mis grandes obras épicas han ido precedidas de una fundamentación intelectual. La obra épica es, en una forma artística, podría decir, la continuación y concreción, y la experimentación también, de la posición ideológica alcanzada en un trabajo previo intelectual. De modo que, por lo general, al terminar esas obras épicas mi posición ideológica ha sido ya superada y conmovida. Comienzan con una seguridad y acaban con una nueva pregunta. Ahora bien, como acento principal y fundamento del libro «Berlín Alexanderplatz», mi posición, que he expuesto en el escrito de filosofía natural anterior “El yo sobre la Naturaleza”, es la siguiente: este mundo es un mundo de dos dioses. Es un mundo de construcción y destrucción simultáneas. Ese enfrentamiento se produce en la temporalidad, y nosotros participamos en él. Y este razonamiento filosófico enlaza con el anterior sobre la delincuencia. La sociedad está socavada por la delincuencia, dije. ¿Qué quiere decir eso? Hay en ella orden y descomposición. Pero no es cierto que el orden, que sólo la forma y la existencia sean reales, sin la tendencia a la descomposición y a la destrucción fáctica. Así pues, en el libro «Berlín Alexanderplatz», Franz Biberkopf sale de la cárcel. Es bueno por naturaleza, lo que suele llamarse así, y además es un gato escaldado que huye del agua fría. Y cuando va al mundo, ya veis, quiere ser honrado, quiere cumplir honrada y fielmente las leyes de este mundo, tal como él se las imagina... ¡y no es posible! No es posible. Los golpes se suceden y acaban con ese hombre; podría decir también que acaban con esa posición ideológica.
LA MUSICA
De Nocturnos: cinco historias de música y crepúsculo, p. 239
»No hay muchos como nosotros, Tibor, y nos reconocemos. Que no haya aprendido aún a tocar el chelo no cambia nada. Tienes que entender que soy una virtuosa. Pero una virtuosa todavía sin destapar. Tú también, tú aún no te has destapado del todo, y eso es lo que he estado haciendo estas semanas. He querido ayudarte a desenterrar esas capas. Pero nunca he pretendido engañarte. El noventa y nueve por ciento de los violonchelistas no tiene nada bajo esas capas. Por eso, las personas como nosotros tenemos que ayudarnos. Cuando nos descubrimos en una plaza atestada de gente, donde sea, tenemos que tendernos la mano, porque somos muy pocos.
Tibor vio lágrimas en los ojos de la mujer, aunque su voz no se había alterado en ningún momento. Guardó silencio entonces y otra vez se volvió para darle el perfil.
—Así que cree ser una violonchelista especial —dijo Tibor al cabo de un momento—. Una virtuosa. Los demás, señorita Eloise, tenemos que armarnos de valor y destaparnos solos, como usted ha dicho, siempre inseguros de lo que encontraremos debajo. Sin embargo, usted, usted no se ocupa de destaparse. Usted no hace nada. Pero está muy convencida de ser una virtuosa...
»No hay muchos como nosotros, Tibor, y nos reconocemos. Que no haya aprendido aún a tocar el chelo no cambia nada. Tienes que entender que soy una virtuosa. Pero una virtuosa todavía sin destapar. Tú también, tú aún no te has destapado del todo, y eso es lo que he estado haciendo estas semanas. He querido ayudarte a desenterrar esas capas. Pero nunca he pretendido engañarte. El noventa y nueve por ciento de los violonchelistas no tiene nada bajo esas capas. Por eso, las personas como nosotros tenemos que ayudarnos. Cuando nos descubrimos en una plaza atestada de gente, donde sea, tenemos que tendernos la mano, porque somos muy pocos.
Tibor vio lágrimas en los ojos de la mujer, aunque su voz no se había alterado en ningún momento. Guardó silencio entonces y otra vez se volvió para darle el perfil.
—Así que cree ser una violonchelista especial —dijo Tibor al cabo de un momento—. Una virtuosa. Los demás, señorita Eloise, tenemos que armarnos de valor y destaparnos solos, como usted ha dicho, siempre inseguros de lo que encontraremos debajo. Sin embargo, usted, usted no se ocupa de destaparse. Usted no hace nada. Pero está muy convencida de ser una virtuosa...
EXPOSICION DE PINCIO EN PORLIER
NABOKOVIANA
De Rey, Dama, Valet, de VN, p. 194
En una dependencia del juzgado la policía había montado una exposición de delicuencia. Un burgués respetable, que, de pronto, sin que nadie supiera por qué, había descuartizado al hijo de su vecino, resultó tener en su apartamento una mujer artificial. Andaba, se retorcía las manos, hacía pis, y ahora estaba expuesta en aquel museo policial. Inducido por nerviosismo profesional, el Inventor quería examinarla de cerca Un gendarme retirado a quien Dreyer sobornó para que la hiciese funcionar les llevó a verla. Pudieron comprobar que la pobre mujer estaba hecha de manera bastante tosca, y la misteriosa sustancia de que tanto habían hablado los periódicos no era, a fin de cuentas, gracias a Dios, otra cosa que gutapercha. Su capacidad de movimiento también había sido exagerada. Un mecanismo de relojería le permitía cerrar los ojos de cristal y abrirse de piernas. Se podían llenar con agua caliente. El vello que tenía era de verdad, como también loeran los rizos castaños que le caían sobre los hombros. No era, después de todo, nada nuevo, ni pasaba de ser una vulgar muñeca.
En una dependencia del juzgado la policía había montado una exposición de delicuencia. Un burgués respetable, que, de pronto, sin que nadie supiera por qué, había descuartizado al hijo de su vecino, resultó tener en su apartamento una mujer artificial. Andaba, se retorcía las manos, hacía pis, y ahora estaba expuesta en aquel museo policial. Inducido por nerviosismo profesional, el Inventor quería examinarla de cerca Un gendarme retirado a quien Dreyer sobornó para que la hiciese funcionar les llevó a verla. Pudieron comprobar que la pobre mujer estaba hecha de manera bastante tosca, y la misteriosa sustancia de que tanto habían hablado los periódicos no era, a fin de cuentas, gracias a Dios, otra cosa que gutapercha. Su capacidad de movimiento también había sido exagerada. Un mecanismo de relojería le permitía cerrar los ojos de cristal y abrirse de piernas. Se podían llenar con agua caliente. El vello que tenía era de verdad, como también loeran los rizos castaños que le caían sobre los hombros. No era, después de todo, nada nuevo, ni pasaba de ser una vulgar muñeca.
INCIPIT 255. MASHENKA / VLADIMIR NABOKOV
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—Lev Glevo, ¿ Lev Glebovich? Querido amigo, estos nombres son trabalenguas, más que nombres.
—Es cierto —repuso Ganin con cierta sequedad, mientras intentaba distinguir el rostro de su interlocutor, en la imprevista oscuridad.
Ganin se sentía molesto por la absurda situación en que los dos se encontraban, así como por la con versación qtie se veía obligado a sostener con aquel desconocido. La voz prosiguió impertérrita:
—No crea que le haya preguntado su nombre y apellido por simple curiosidad. No, porque siempre
he creído que todo nombre.
—Voy a pulsar el botón otra vez —le interrumpió Ganin.
—Sí, si... De todos modos, mucho me temo que no servirá de nada, Pues. tal como le decía, todo nombre lleva anejas sus responsabilidades. Lev y Gleb es una combinación muy extraña, y, en cierta manera, una combinación muy exigente. Significa que quien así se llama ha de tener una personalidad tensa, firme
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—Lev Glevo, ¿ Lev Glebovich? Querido amigo, estos nombres son trabalenguas, más que nombres.
—Es cierto —repuso Ganin con cierta sequedad, mientras intentaba distinguir el rostro de su interlocutor, en la imprevista oscuridad.
Ganin se sentía molesto por la absurda situación en que los dos se encontraban, así como por la con versación qtie se veía obligado a sostener con aquel desconocido. La voz prosiguió impertérrita:
—No crea que le haya preguntado su nombre y apellido por simple curiosidad. No, porque siempre
he creído que todo nombre.
—Voy a pulsar el botón otra vez —le interrumpió Ganin.
—Sí, si... De todos modos, mucho me temo que no servirá de nada, Pues. tal como le decía, todo nombre lleva anejas sus responsabilidades. Lev y Gleb es una combinación muy extraña, y, en cierta manera, una combinación muy exigente. Significa que quien así se llama ha de tener una personalidad tensa, firme
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The Fury (1978) Amy Irving escapes Psychiatric Centre...
Por fin alguien que sabe rusar la cámara lenta.
Alfred Hitchcock
NABOKOVIANA
Prólogo a la traducción inglesa de Mashenka.
Mashenka fue mi primera novela. Comencé a trabajar en ella en Berlin, poco después de haber contraído matrimonio, en la primavera de 1925. La terminé a principios del aío siguiente, y fue publicada por una editorial regida por emigrados rusos (Slovo, Berlín, 1926). Dos años después, aparecía una versión alemana que no he leído (Ulistein, Berlín, 1928). Con esta sola excepción, la novela no ha sido traducida a lo largo del impresionante período de cuarenta y cinco años.
La reconocida tendencia de todo principiante a revelar su intimidad por el medio de presentarse a sí mismo en la obra literaria, o de presentar a un representante suyo, no se debe tanto al atractivo que en él pueda ejercer un tema ya estructurado como al alivio que experimenta al liberarse de si mismo, antes de emprender mayores empresas. Esta es una de las poquisímas normas generalmente aceptadas a las que me he plegado. Los lectores de mi obra Speak, Memory, comenzada en los años cuarenta, advertirán ciertas semejanzas entre mis recuerdos y los de Ganin.
Mashenka fue mi primera novela. Comencé a trabajar en ella en Berlin, poco después de haber contraído matrimonio, en la primavera de 1925. La terminé a principios del aío siguiente, y fue publicada por una editorial regida por emigrados rusos (Slovo, Berlín, 1926). Dos años después, aparecía una versión alemana que no he leído (Ulistein, Berlín, 1928). Con esta sola excepción, la novela no ha sido traducida a lo largo del impresionante período de cuarenta y cinco años.
La reconocida tendencia de todo principiante a revelar su intimidad por el medio de presentarse a sí mismo en la obra literaria, o de presentar a un representante suyo, no se debe tanto al atractivo que en él pueda ejercer un tema ya estructurado como al alivio que experimenta al liberarse de si mismo, antes de emprender mayores empresas. Esta es una de las poquisímas normas generalmente aceptadas a las que me he plegado. Los lectores de mi obra Speak, Memory, comenzada en los años cuarenta, advertirán ciertas semejanzas entre mis recuerdos y los de Ganin.
SNOPES (EXPOSITO SNOPES)
ELPAIS.com >España >Galicia
Educación reduce las vacantes de profesores
EP - Santiago - 31/07/2010
La Consellería de Educación ha planteado una propuestas de vacantes provisionales de profesores para 2010-2011 en las que se constata, según denuncia el sindicato STEG, una reducción del 13% respecto al año pasado. En concreto, serán 251 vacantes menos que la propuesta del curso 2009-2010, cuando se registró un total de 1.918 puestos. Según los datos facilitados por el sindicato, Informática y Sistemas y Aplicaciones Informáticas son las especialidades con una reducción más acusada, un 40 y un 38% respectivamente.
STEG denuncia una reducción del 37% en Dibujo y de un 32 en Filosofía y Sistemas Electrónicos, además de un 28% en Música. "La medida, en momentos de crisis para la clase trabajadora, implica una pérdida de puestos docentes que alcanzan varias decenas de personas", lamenta el sindicato. CC OO se sumó a la críticas y habló de "recortes en la calidad de la enseñanza a pasos agigantados".
Educación reduce las vacantes de profesores
EP - Santiago - 31/07/2010
La Consellería de Educación ha planteado una propuestas de vacantes provisionales de profesores para 2010-2011 en las que se constata, según denuncia el sindicato STEG, una reducción del 13% respecto al año pasado. En concreto, serán 251 vacantes menos que la propuesta del curso 2009-2010, cuando se registró un total de 1.918 puestos. Según los datos facilitados por el sindicato, Informática y Sistemas y Aplicaciones Informáticas son las especialidades con una reducción más acusada, un 40 y un 38% respectivamente.
STEG denuncia una reducción del 37% en Dibujo y de un 32 en Filosofía y Sistemas Electrónicos, además de un 28% en Música. "La medida, en momentos de crisis para la clase trabajadora, implica una pérdida de puestos docentes que alcanzan varias decenas de personas", lamenta el sindicato. CC OO se sumó a la críticas y habló de "recortes en la calidad de la enseñanza a pasos agigantados".
FRASE DE LA SEMANA
Todos son débiles porque todos son víctimas. Y todos son culpables porque todos están dispuestos a jugar a la masacre.
PPP. 1 de noviembre de 1975
PPP. 1 de noviembre de 1975
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