Te quiero más que a la salvación de mi alma
BIBLIOFILIA/BIBLIOFOBIA
Javier Marías nació en septiembre de 1951 en Madrid, ciudad en la que reside y en cuya Universidad cursa estudios de Filosofía y Letras. Durante 1967-1958 publicó una serie de cuentos en el diario barcelonés El Noticiero Universal y posteriormente ha trabajado en actividades cinematográficas, guiones, colaboraciones técnicas, etc. Al igual que en otros jóvenes escritores de su generación, come Ana Maria Mcix y Vicente Molina Foix, su estrecho contacto con el cine repercute decisivamente en su técnica narrativa. Los dominios del lobo es su primera novela,
La familia Taeger, compuesta por tres hijos —Milton, Edward y Arthur—, una hija —Elaine—, el abuelo Rudolph, la tía Mansfield, y el señor y la señora Taeger, empezó a derrumbarse en 1922, cuando vivía en Pittsburgh, Pennsylvania.
En aquella época Edward tenía veinte años y estaba casi terminando sus estudios de historia en la Universidad. Sólo le quedaban dos años y quería casarse muy pronto, en cuanto acabara la carrera. Su padre, Davison Taeger, era arquitecto, ganaba mucho dinero, y lo que más le preocupaba, igual que a su esposa Grace, era tener una posición digna y estar considerado como uno de los más distinguidos componentes de la alta sociedad de Pittsburgh. En aquellos tiempos ya lo había conseguido, y daba cada mes una gran fiesta a la que asistían, generalmente, más de doscientos invitados. Fue en una de aquellas fiestas donde comenzó la catástrofe familiar.
La tía Mansfield, hermana de la señora Taeger y viuda del proyecto de senador Archibald Mansfield, muerto en un accidente de aviación en 1919, había encajado muy bien, aparentemente, el fallecimiento de su marido, y nunca había hecho, en aquellos tres años, una escena de llantos o histeria. Sin embargo, por las noches, cuando nadie podía verla en su cuarto, sacaba una pequeña foto
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2 comentarios:
Marías no hace novelas, solo fotos de familia y retratos al óleo. Su mundo es un mundo muerto, apolillado, donde nunca pasa nada, donde nunca va a pasar nada. Solo una colección de escenas muertas olvidadas, olvidables.
Lamento no poder coincidr con usted, doctor. JM es un de los más insignes y conspicuos novelistas en lengua hispana; de un aaltura díficilmente alcanzable, y con un oficio que a muchos otros les tomará una tercio de su vida alcanzar. No olvidemos que su primera obra: un magistral remake de cine negro, la remató con 16 años.
Un saludo agradecido
Pincio
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