De La infancia perdida y otros ensayos, de Graham. Greene, p. 123
RECORDANDO A JONES
Este libro [Prefacios de Conrad a sus obras). conmemora por igual a Edward Garnett y a Conrad: es un homenaje al más grande lector de entre todos los editores, al hombre entre bastidores a quien debemos las obras de Conrad. Es sospechoso el editor que reclama el descubrimiento de un autor: es el autor quien suele descubrir al editor, y el cometido de éste se reduce a pagar a un hombre de confianza para que reconozca el mérito cuando le llega por paquete postal. Pero tenemos el propio testimonio de Conrad diciendo que de no haber sido por el aliento, medido con tacto, de Edward Garnett, podría no haber escrito nunca otro libro después de Almayer’s Fdfly, y uno sospecha que fue Garnett quien organizó la opinión crítica de tal manera que Conrad tuviese el respaldo de sus iguales durante los años de indiferencia del público. En cuanto a Garnett mismo, nada podría ser más esclarecedor que la nota biográfica de su hijo. Edward Garnett fue educado por padres que mezclaban la «respetabilidad victoriana con las opiniones completamente liberales. Los niños eran indisciplinados y totalmente anárquicos; sólo cuando manifestaban cosas como mundanidad o egoísmo sorprendían y sobresaltaban a sus padres».
Los prefacios de Conrad no son como los de James, una complicada reconstrucción de objetivos técnicos. No son prólogos a los que los novelistas recurrirán con tanta frecuencia como lectores: tratan de la vida tanto como del arte, de las palabras o de las acciones que por una razón u otra han sido excluidas de las novelas.
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