No pasa un día sin que don Juan apareza en el munco; hoy, sin ir más lejos, dice don Félix de Azúa en El País:
" Algunos privilegiados muestran tanto espíritu en el cuerpo como en el alma. Los libros de Juan Benet son muy buenos, pero no son nada comparado con haberle visto en vivo con un mazo de folios en la mano y perorando sobre la teodicea de Leibniz, sobre la que no tenía ni puñetera idea [ni falta que hacía, creo]. Carlos Trías era uno de estos individuos magníficos, y por eso su ausencia física es más dura de sobrellevar que la de otros que también han escrito libros, pero que eran más cansados de mirar"
Los Trías de Barcelona, El País, 070910.
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