Diálogos, Borges Ferari, p. 490
El demonio es más bien un título:
es el jefe. Pero como ellos viven en un mundo así, de envidia y de rivalidad-el
mundo de los políticos, digamos-, ninguno de ellos dura, porque los demás están
conspirando a favor de otro, que lo sigue, y contra el cual conspiran a su vez.
De modo que el hecho de ser el demonio no se aplica a un yo, sino a diversos
individuos que se odian entre ellos. Y llevan una vida terrible, pero esa vida,
desde luego, es más llevadera para ellos que, bueno, que el insoportable
paraíso.
-Entiendo, ahora ...
-Y luego, él describe todo eso
con muchos detalles: el infierno, como digo, con ciénagas, lupanares, tabernas;
y, sobre todo, conspiraciones continuas. Esas conspiraciones son de personajes
que se traicionan también, ya que son de índole demoníaca. Y sin embargo, ambos
están regidos por el Señor: el cielo y el infierno. Y el universo está hecho de
una suerte de equilibrio entre esas dos regiones: esa zona de sombra y de
crímenes y de pecados, y la otra, el sereno cielo conservador, filosófico. Bueno,
todo esto es materia de varios libros; yo tengo varias biografías de Swedenborg
... Él fue a Inglaterra porque quería conocer a Newton, pero no llegó nunca a
conocerlo. Y después él recibió, bueno, la primera visita de Jesucristo en
Londres. Y los sirvientes que él tenía, lo oían; él caminaba, oían sus pasos, ¿no?,
el cielo raso: estaba caminando arriba y conversando con los ángeles. También
conversando con los ángeles en las calles de Londres; yo escribí un soneto
sobre eso.
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