Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

HAY QUE LEER A CUETO

DOMINGO, 30 DE ENERO DE 2005
JUAN CUETO PERIODISTA Texto: Javier Cuervo Fotos: Ángel González
La cultura de la calma está muy extendida en Europa. España no está muy mentalizada con ella porque es más la histeria, la crispación, el duelo permanente. Porque somos más maniqueos. Esa cultura de la calma se nota en todo. En Milán estuvo el Dalai Lama y nunca vi llenazo mayor... burguesía, políticos... todo Cristo". Juan Cueto, periodista, sufre pereza de volar y de más cosas unidas a la vida que llevó hasta ahora. Este ovetense que acaba de ser nombrado hijo adoptivo de Gijón, este fundador de cadenas televisivas que presidirá el consultivo órgano del ente autonómico audiovisual de la comunidad vecina, disfruta las prestaciones sentimentales y vitales de tener un nieto y ha tenido que esperar a los 62 años para tener la primera crisis de edad.
–¿Zapatero está siendo un trankimazín para la política española?
–Mi teoría es que Zapatero es zen, que Z es Z y así lo está valorando la prensa internacional. The New York Times y Le Nouvel Observateur han hablando del zen de Zapatero. Zapatero es zen y minimalista. La derecha española es de lo más ideologizado y ha funcionado de forma maximalista. Minimalismo y zen son la misma cosa. Basta ver las tiendas de Armani, que se las decora un japonés. Hay una tercera teoría para explicar a Zapatero y es que Miguel Barroso, secretario de Estado de Comunicación, y los que están con él —el ala Oeste de la Moncloa— son consumidores totales de la teleserie El ala Oeste de la Casa Blanca. Copiaron toda la sit-com (comedia de situación) sobre la actividad del presidente demócrata Josiah Bartlett. Acabo de ver la cuarta temporada y es un plagio de Zapatero. Eso que hizo de presentarse en el centro de la Dirección General de Tráfico cuando los atascos de la nevada diciendo "tienen razón, la culpa es nuestra y esto no se va a repetir" es puro presidente Bartlett.
Ese lado zen que tranquiliza la Cueto se declara optimista con los menores de 30 años, "una generación global a la que la droga de diseño ‘ibarretxina’ no hace rasgarse las vestiduras" porque no practican el apocalipsis ‘made in Spain’ que tanto gusta a generaciones precedentes. La crispación y ese televisivo forman el "fenómeno Zapatero" que analiza la prensa internacional. Si funciona entre los jóvenes es porque los menores de 30 entienden el lenguaje del zen, el minimalista y el de la sit-com. Zapatero llega mejor a los menores de 30, que están sincronizados con el mundo. Nosotros venimos de discursos maximalistas. El maximalismo y los grandes diseños se estrellan más con la realidad. González y Aznar eran maximalistas, exigían que todo tuviera planteamiento, nudo y desenlace. Él, no. Parte de que no se pueden decir mentiras y que si hay que hacer algo, se hace y punto y luego se hace otra cosa.
–¿Nota usted tanto el cambio generacional?
–Lo peor es mi generación, la generación bloqueante de los baby boomers. El fenómeno es universal. Es la edad de Clinton, de Felipe González o de Juan Luis Cebrián. No estamos sincronizados, pero tampoco para retirar. Los menores de 30 están sincronizados y tienen Internet, el hip-hop y las sit-com. Salen del instituto o de la "facul" y se pasan el día discutiendo en el Messenger, un programa de charla electrónica, que en España tiene 6,5 millones de usuarios. ¿Cuántos concentran esa audiencia? Escuchan música con los cascos puestos y están on line. El silencio enorme en la habitación de los adolescentes se interpreta mal: ¿qué hacen ahí metidos todo el día, sin ruido y en algo que es gratis?
–¿Confía en ellos?
–Soy optimista para muy pocas cosas, pero sí para la nueva generación global y planetaria, para la que esa nueva droga de diseño, la ibarretxina, no les hace rasgarse las vestiduras porque no practican el apocalipsis made in Spain. Ellos están sincronizados gracias a la globalización —de la que podemos hablar bien, mal o mediopensionista —, pero que ha cambiado el curso y el ritmo. Ellos están sincronizados, on line, mientras que nosotros a su edad estábamos en una España en diferido.
–Usted fue un importador.
–No me pongas colorado. Yo soy un producto de provincia, que en el franquismo era muy dura. Yo quería estar sincronizado a algo que entonces era una suscripción a Cahiers de cinema o escuchar a los Beatles. La música pop fue un gran sincronizador. El pop fue el primer momento global y por eso Úrculo y yo éramos entonces tan amigos y hablábamos de Warhol y Lichtenstein cuando de lo que había que hablar era de Franco y de la dictadura. Mariano Antolín Rato también fue un divulgador de la beat-generation, y todo eso me gustaba, por eso me decían que lo mío era muy frívolo. Salí muy joven fuera, a la vendimia de Francia, cuando estaba en segundo de Derecho, luego a una excavación arqueológica, después a Argelia. En mi provincia había un doble aislamiento: de Madrid a Oviedo los estrenos de cine tardaban meses y el Informaciones o el Abc llegaban tarde. No sé qué habría pasado de haber sido yo un niño belga con todas sus ventajas de nacer en democracia y no tener que demostrar lo que es evidente, como la democracia o la libertad de expresión. Me salvó mi lado pop o avantpop del gusto por música, cine, cómic y otro tipo de expresiones y el interés por los medios, entonces la radio, con Fenestra universitaria. Hicimos un uso rebelde de Radio Asturias y lo asaltaron los falangistas. Cuando llegaron se encontraron con una cinta, porque era en diferido, y con Luciano García.
–¿Eso de la vejez, que tanto repite últimamente, es una nueva coquetería?
–No, es que yo no tuve crisis de los 40 ni de los 50, pero sí a los 60, y por estrés. Tuve un bajón total y me dije "déjate de cosas y dedícate a lo de tu edad". Tengo 62 años, los asumo y me quiero dedicar a entender a los jóvenes, pero no como menorero, sino porque intentar entender es un placer de la vejez. También quiero estar en Asturias por su calidad de vida.
–Usted preside el consejo de comunicación del ente público audiovisual del Principado de Asturias. ¿Para qué sirve una televisión autonómica?
–Una televisión vale para hacer televisión como un periódico vale para hacer periodismo. Servirá para hacer programas que no hacen las generalistas. Así es como funcionan todas las televisiones públicas del mundo y espero que ésta, al ser de nuevo cuño, sea innovadora. Me decía Pérez Ornia, el futuro director general del ente, que quiere que sea muy de directo y, al tiempo, que nos conecte globalmente
porque no hay inconveniente en innovar desde lo local o desde lo global.
–Las televisiones autonómicas tratan bastante la identidad.
–Se da por supuesto porque es una televisión de proximidad. Todas las televisiones en España son locales porque van dirigidas a un público de 40 millones de espectadores en 21 millones de hogares y siguen un modelo italianizante que ya no hay en Italia. En el mundo audiovisual España entra en la modernidad con Almodóvar, Amenábar o Isabel Coixet, pero en la televisión somos la más auténtica falta de creatividad y no exportamos nada, salvo una versión empeorada de Crónicas marcianas. La originalidad española es el monocultivo rosa, que no se da en ninguna televisión del mundo, y la telebasura en horario infantil.
–Hace años ya advertía usted que la única aportación española al periodismo mundial era ¡Hola!
–Sí, monocultivo rosa. Respecto a la TV basura no se explica por qué no quieren aceptar una autorregulación dos empresas italianas, Agostini y Berlusconi, Antena 3 y Tele 5, que ya firmaron un código igual en Italia en 2002. Están haciendo en España cosas que en Italia no se atreven a hacer. Yo en eso sigo al liberal Karl Popper cuando dijo que la televisión es un nuevo poder no previsto, que influye en todo y que debe regularse como hicieron el resto de los poderes. Una anomalía catódica española es que no hay consejo audiovisual de TV. Vale, se hacen las normas, pero ¿quién las aplica? El consejo francés es indiscutible y nadie se pregunta por la libertad de empresa. He hecho una propuesta provocadora de que mientras no exista el consejo audiovisual se delegue en el de Cataluña, que es modélico.
–¿Cuesta mucho una TV autonómica?
–No tiene por qué si es de mucho directo y producción propia. Depende del modelo. En España las televisiones locales surgen como champiñones y no se arruinó nadie. No han invertido nada y muchos creen que con salir en ellas, el público ya queda seducido, pero no es así: la gente distingue entre imágenes buenas y malas como distingue informaciones buenas y malas. Las teles locales tendrían que ser locales, pero todas tienen vocación imperialista. Deberían adaptarse al territorio y encontrar en él el gancho de las noticias y de la publicidad, compitiendo con los periódicos. En Estados Unidos son un éxito, aunque allí las ciudades son más grandes. Pero en la televisión no está nada inventado. No hay un modelo, aparte del de las generalistas, que no me gusta nada. La televisión es muy joven y todavía no ha explotado todas sus posibilidades. Con la digital terrestre cada vez serán más baratas. El éxito de la autonómica dependerá de muchas cosas. No se presta tanta atención a que va a haber una radio pública.
–¿Por qué es importante?
–Por las audiencias y porque se pueden contar otras cosas. Las radios locales están todas en cadena y esto sería una emisión sólo para una comunidad autónoma. El fenómeno de la radio en España es único: seis generalistas que cubren todo el territorio nacional y unas audiencias como no hay igual en Europa. No hay esa audiencia, ni esa competencia, ni ese dinero para la publicidad ni esa politización.
En España las estrellas de la radio son más que las de TV. Mira la campaña de la Constitución europea, con Iñaki Gabilondo y Luis del Olmo. Los tipos que más imagen tienen no tienen imagen. La pobreza de nuestra televisión es tal que no crea mitos.

TORRENTE EN LA PSOGUERRA


Miercoles, 26 de Enero de 2005


Un libro revive el encuentro de Torrente Ballester con Goebbels
El escritor gallego asistió a un congreso celebrado en Weimar en el otoño de 1942
Un profesor alemán alude a la visita en su estudio sobre una asociación de autores con respaldo nazi
Los problemas del poco entusiasmo con el franquismo


(x. f. | redacción)
En el otoño de 1942, Gonzalo Torrente Ballester conoció al Ministro de Propaganda nazi, Joseph Goebbels. El escritor gallego se llevó una primera impresión de un hombre culto y liberal, imagen que se derrumbó cuando Torrente conoció en toda su dimensión el horror instigado por Hitler. Este episodio, relatado por Torrente en sus textos memorialísticos, ha recobrado actualidad en el libro ¡Escritor, escribe, no hagas congresos! , del profesor de la Universidad de Friburgo Frank Rutger Hausman, en el que se explica la génesis e historia de la Asociación de Escritores Europeos.

La asociación, tras una fachada de libertad cultural, en realidad nació manipulada por Goebbels para dar una imagen positiva en el exterior del régimen nazi. El objetivo era contrarrestar al PEN Club, el colectivo de escritores que se había creado unos años antes con el objetivo de luchar por el derecho de los autores a expresarse en libertad. Prueba de la astucia de Goebbels, la Asociación de Escritores Europeos se fundó sobre unos estatutos progresistas y fue presidida por Hans Carossa, un escritor nada afín al nazismo, como recuerda Hausmann. En realidad, debía coordinar las acciones de los intelectuales en una Europa que acabaría en teoría bajo dominio nazi.

El colectivo llegó a contar con 200 escritores de 15 países y organizó tres congresos en Weimar, al segundo de los cuales asistió Torrente, que tenía entonces 31 años. El escritor gallego acudió con el autor fascista Ernesto Giménez Caballero y acompañado por José María Alfaro. Queda constancia de sus nombres en una recepción con Goebbels, en la que se produjo el encuentro que Torrente habría de recordar años después.

Aquella asistencia debe enmarcarse dentro de las relaciones que mantenía la España de Franco con el régimen hitleriano, del que se daba una imagen benigna de bastión contra el comunismo. Torrente se había afiliado a Falange por una cuestión de supervivencia y la abandonaría poco después de su viaje a Alemania. Como recuerda José Antonio Ponte Far, especialista en la obra de Torrente, el escritor aún no había ni publicado su primera novela y difícilmente podía considerarse un autor reconocido, más bien un observador curioso. Aquella asociación duró poco: los años más duros de la guerra la paralizó.




Los problemas del poco entusiasmo con el franquismo
FALANGISMO

La vinculación falangista de escritores como los gallegos Gonzalo Torrente Ballester y Álvaro Cunqueiro, aunque pueda parecer paradójico, les causó bastantes problemas durante el régimen franquista. Ninguno de los dos mostró entusiasmo en su militancia, y su tibieza acabó por pasarles factura.

En el caso de Torrente, su afiliación falangista fue motivada por su actividad galleguista durante la República; una vez dentro de la organización, se aproximó al llamado «grupo del Escorial», liderado por Dionisio Ridruejo, símbolo de la disensión de Falange con la política de Franco. Aquel grupo al que también pertenecían Laín Entralgo o Alfaro no vio por ningún lado la regeneración cultural que esperaban después de la Guerra Civil: sólo la manipulación con la que Franco se valía de ellos para sus propios intereses.

En 1962 Torrente firmó una carta en apoyo a unas mujeres de mineros represaliadas en Asturias, junto a Aranguren, Buero y otros intelectuales. Aquello le costó su pueso de profesor en la Escuela de Guerra Naval, sus colaboraciones como crítico teatral en RNE y que el tercer tomo de Los gozos y las sombras no llegase a las librerías por imperativo de la censura. Abandonó Madrid y se fue a vivir a Pontevedra, donde escribiría La saga/fuga de J.B. Fue su salvación.
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Y UNA GRAN FRASE

"Las creencias, en la medida en que suponen unas ilusiones optativas contrarias a la realida, son comparables a una feliz demencia alucinatoria"
Segismundo Freud, 1927

POR FIN UNA BUENA NOTICIA

La Iglesia acepta el preservativo como mal menor contra el sida

El secretario general de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez, saluda a la ministra, Elena Salgado / J.Guillén La Conferencia Episcopal Española se declaró ayer a favor del uso de los preservativos como un mal menor al afirmar que estos “tienen su contexto en una prevención integral y global del sida”. Así lo declaró ayer su portavoz y secretario general, Juan Antonio Martínez Camino, quien señaló además que las posiciones de la Iglesia sobre el sida están avaladas por propuestas científicas publicadas en la prestigiosa revista “The Lancet”, que defienden la combinación de la abstención, la fidelidad y el uso de medios preservativos.El portavoz de los obispos hizo estas afirmaciones al término de una entrevista de hora y media mantenida con la ministra de Sanidad, Elena Salgado, para hablar sobre el Sida a propuesta de la Conferencia Episcopal y que tuvo lugar en la sede ministerial. Martínez Camino explicó que en un diálogo “muy amable y distendido” han podido ver cómo determinados prejuicios que existen respecto a la postura de la Iglesia en cuestiones como la prevención del sida responden efectivamente a prejuicios.
Añadió que en este contexto, han podido ver como colaborar cada uno desde sus ámbitos y responsabilidades respectivos: “es lo adecuado colaborar para tratar de solucionar un problema tan grave como éste en España y en todo el mundo”.
Salgado
“Ha sido una entrevista - concluyó- para poder comprender bien las posturas en cuestión, para poder entendernos y para poder colaborar. Este es nuestro deseo y espero que en el futuro pueda avanzarse en este camino”.
Por otra parte, la ministra de Sanidad, Elena Salgado, pidió ayer a la Iglesia que no cuestione la validez del preservativo en la prevención del sida, avalada por numerosas investigaciones, y recordó que el Gobierno tiene la obligación “de proteger la salud de todos los ciudadanos, independientemente de su credo religioso” y defendió el uso del preservativo.



UN LIBRO SOBRE LA ESPERANZA DE LOS MARINEROS

Nos cincuenta un novo grupo de edificios poboou as agras de Labañou. Para significar a vehemencia da mocidade que o habitaba —e tomando como inspiración metafórica a guerra que entón desenvolvían os norteamericanos no Oriente de lonxe— o barrio axiña quedou bautizado como Corea. No mesmo tempo, o patrón de pesca Juan Cagiao comezou a encher os copos no Gran Sol cun peixe nunca antes visto na Coruña. Esas meigas grandes —ou falsos linguados — inmediatamente recibiron no Muro o nome de "coreanos".
"Todo o que hai na terra, haino tamén no mar", así principia un vello conto irlandés recollido por Lady Gregory. Mais, se na dimensión "terrícola" sufrimos grandes eivas en memoria histórica, a amnesia é absoluta na Coruña do mar.
Homes de Ferro en Barcos de Madeira, velaí un feliz antídoto. Esperanza Piñeiro e Andrés
Gómez Blanco utilizaron como título da súa obra o "epíteto épico" con que os navegantes ingleses saudaban aos mariñeiros galegos dos pataches e dos vellos bous do Gran Sol.
Advertencia: cómpre traxe de augas para achegarse a este libro. En cada páxina estoupa "o salsieiro". As crónicas dos veteranos de altura e do mar de María Antonia —así lle chaman ao treito de auga entre Prior e Sisargas— transcenden á fin o círculo máxico da partida de tute no Tres Portiñas, no Rueda ou no Lionardo, tascas mariñeiras varadas na cidade. Nunha delas, o Tabeirón, principia unha das grandes travesías do libro. Os ollos de boi que adornan o local teñen soportado temporais a eito. Antes de taberna, os Tabeiróns foron unha parella de arrastreiros .
Andrés Soto mandou durante moitos anos un destes barcos. Ademais de Castletown, Bantry e Valentia —peiraos "galegos" nas rías de Irlanda—, sorpréndenos con novas xeografías. Nos anos corenta, navegaba xa nun bou de vapor e tocaba decote o porto de Milford, en Gales, para repostar carbón. A primeira vez pediron 30 toneladas, a mesma medida que embarcaban na
Coruña. Na metade da carga tiveron que mandar parar. O barco ía para o fondo con tanto peso. Foran descubrir en Gales que á tonelada de carbón do Muro faltáballe moito para chegar aos mil quilos.
Andrés naceu en Marín, en 1917. Lembra que nos anos da República, os bous coruñeses,
no inverno, entre o 21 de setembro e o 21 de marzo, tiñan prohibido subir ao Gran Sol. Fora un dos logros de El Despertar Marítimo, o grande sindicato dos mariñeiros. Tras do golpe militar do xeneral Franco, a súa infraestrutura clandestina organizou a fuga en pesqueiros de moitos cidadáns ameazados de morte polos golpistas. Mais no ano 37, quizá na tentativa máis ambiciosa, houbo unha delación, e 200 republicanos chegados de toda Galiza, en lugar da liberdade, atoparon no Portiño unha chuvia de balas.
Aos 15 anos, Jesús Regueira traballaba nunha carnizaría. Viaxaba no tranvía para facer o
reparto, cando escoitou un estrondo terrible. Tanto se asustou que tirou o cesto e fuxiu ás presas cara casa. Era a mañá do 20 de xullo de 1936 e as sereas de toda a flota estaban a manifestarse,
contra o golpe de Estado, en defensa da República. Dúas décadas despois Jesús andaba a empeixar no banco da Balea —Terranova— augas de frío onde todo se xea, ata as bágoas. Daquela pescábanse bacallaus grandes coma homes. Traían tanto peixe que unha vez a súa cuñada fixo unha empanada de barbilla, isto é, de linguas de bacallau, "na miña vida comín cousa tan deliciosa". Contoumo un amigo. Antes de ser Manuel Núñez, gran vocalista do grupo Foliada, foi Coruña, mariñeiro nas capas do Gran Sol. Un día, actuando en Boiro, viu en primeira fila aos
seus antigos compañeiros do barco. Emocionado, dedicoulles unha canción. No remate, achegáronselle todos cargados de timidez: "Grazas, Coruña. As nosas mulleres dicían que non nos ías falar".
"As cousas do mar no se contan na terra", dixo o Machín de Muxía. Esa fronteira invisible
que separaba ambos os dous mundos é agora unha cancela de ferro a deter aos terrícolas na entrada ao Muro. Nestes días tristes de declive constante dun porto de tanta sona, grazas a Esperanza e Andrés, os homes de ferro soben por fin ao mellor escenario, para nos traer un chisco de memoria e dignidade.
"O pasado é o futuro", dixo o filósofo. A Coruña naceu do mar. Tras mollarnos no testemuño destes sabios, xa sabemos onde debemos procurar o seu porvir.
As robalizas de San Andrés
Sorpréndase no Parrote o paseante. Se centra a súa atención nos muros do xardín de San Carlos, aparecerá, incrustada neles —e medio agachada pola hedra—, a portada da antiga igrexa de San Andrés. Achéguese un chisco máis e descubrirá, navegando nas arquivoltas, un xarabal de robalizas. Normal, San Andrés era o patrón do antigo gremio de mareantes, e A Coruña ten as súas raigañas máis fondas chantadas no Atlántico.
Por iso, a visión que Esperanza e Andrés nos ofrecen neste libro é oceánica. Ao carón dos testemuños directos dos protagonistas, a obra achega unha aproximación histórica á pesca na cidade dende o comezo do século XX ata os anos sesenta, e unha magnífica colección de láminas e fotografías. Ademais tamén incluíron o saúdo da serea da illa Miranda, en Ares, ou a noticia do congro de sete cabezas que habita, en Ferrol, preto do peirao de Curuxeiras. Isto é o engado dos seres fantásticos que, entre as Sisargas e Prior, comparten cos homes de ferro a fartura —carnocho, lembra ben o nome— do mar de María Antonia.

2666 y GALICIA

Bolaño descubre el ´Testamento geométrico´
El escritor chileno convierte en un ´ready made´, al modo de Duchamp, el libro del gallego Dieste en su obra póstuma, ´2666´.
Isabel Bugallal / A Coruña
Espinosa salió al patio trasero y vio un libro que colgaba de una cuerda para tender la ropa. No se quiso acercar para ver de qué libro se trataba, pero cuando volvió a entrar en la casa le preguntó a Amalfitano por él.
-Es el Testamento geométri-
co, de Rafael Dieste -dijo Amalfitano-.
-Rafael Dieste, un poeta gallego -dijo Espinosa-.
-Ese mismo -dijo Amalfitano-, pero éste no es un libro de poesía sino de geometría, las cosas que se le ocurrieron a Dieste mientras ejerció como profesor de instituto.
Así llega el Testamento geométrico de Dieste a 2666, la monumental obra póstuma de Rafael Bolaño (Santiago de Chile, 1953-Barcelona, 2003), considerada la mejor del autor chileno y una obra maestra indiscutible, a juicio de muchos críticos.
2666 (Anagrama, octubre de 2004), que con 1.125 páginas, va ya por su tercera edición, está dividida en cinco partes, aparentemente independientes, y es en la segunda, La parte de Amalfitano, donde Bolaño descubre el Testamento geométrico.
El profesor Amalfitano había dejado Barcelona para impartir clases en la universidad mexicana de Santa Teresa -trasunto de Ciudad Juárez-, "un oasis de horror en medio de un desierto de aburrimiento", como diría Bolaño con palabras de Baudelaire, pues allí se suceden repugnantes crímenes de mujeres.
Amalfitano era experto en Benno von Archimboldi, un enigmático escritor alemán del que son devotos el español Espinosa, el francés Pelletier y la británica Liza Norton, los personajes que pueblan La parte del los críticos, con que se abre la novela.
Esa devoción, precisamente, los lleva a los tres a viajar al desierto de Sonora en busca del escurridizo Archimboldi, al que había traducido durante su breve exilio argentino el profesor Amalfitano, quien ahora vive con su hija Rosa en Santa Teresa después de que la madre de ésta los abandonase en Barcelona.
"Una tarde, Amalfitano salió al patio en mangas de camisa como un señor feudal sale a caballo a contemplar la magnitud de sus territorios. Antes había estado tirado en el suelo de su estudio abriendo cajas de libros con un cuchillo de cocina y entre éstos había encontrado uno muy extraño que no recordaba haber comprado jamás y que tampoco recordaba que nadie le hubiera regalado. El libro en cuestión era el Testamento geométrico de Rafael Dieste, publicado por Ediciones del Castro en La Coruña, en 1975, un libro evidentemente sobre geometría, una disciplina que Amalfitano apenas conocía, dividido en tres partes, la primera una Introducción a Euclides, Lobatchevski y Riemann, la segunda dedicada a Los movimientos en geometría, y la tercera parte titulada Tres demostraciones del V postulado, sin duda la más enigmática pues Amalfitano no tenía idea de qué era el V postulado (...)".
Amalfitano leyó que la edición era un homenaje a Dieste de Ramón Baltar Domínguez, Isaac Díaz Pardo, Felipe Fernández Armesto, Fermín Fernández Armesto, Francisco Fernández del Riego, Álvaro Gil Varela, Domingo García Sabell, Valentín Paz Andrade y Luís Seoane.
Y descubrió en las solapas del volumen más sobre la vida y obra de Dieste, incluso indagó en la biblioteca de la universidad. Y conjeturó que el libro era el homenaje de sus colegas de universidad, quizá ya jubilados algunos, pero "profundamente solitarios" y "profundamente autosuficientes", que se reunían "en el casino de La Coruña para beber un buen coñac o un whisky y hablar de intrigas y de queridas mientras sus mujeres o, en el caso de los viudos, sus criadas estaban sentadas delante de la tele o preparando la cena".
Para Amalfitano seguía siendo un enigma la aparición del Testamento geométrico en una de las cajas de libros que había enviado desde Barcelona cuando reparó en la etiqueta, en la que se leía Librería Follas Novas, Montero Ríos, 37, Santiago. Pero "nunca, ni en sueños, había estado en Santiago de Compostela".
Después fue al prólogo, de García Sabell -La intuición iluminada-, y se quedó sorprendido de que citase a Heidegger, pues Amalfitano -chileno, como Bolaño- desconocía la formación alemana de García Sabell.
Y después de un pormenorizado examen del libro, decidió colgarlo en el tendal. "La idea, por supuesto, era de Duchamp", reconoce, que en 1919 había dado "instrucciones de cómo colgar un libro de geometría de la ventana de su apartamento con un cordel", para ver si aprendía "cuatro cosas de la vida".
Amalfitano hizo suya la idea del artista francés -cuyo urinario se convirtió en la obra más importante del siglo XX- y dejó el libro de geometría colgado a la intemperie "para ver si aprende cuatro cosas". Desde entonces, "por las mañanas, cuando entraba en la cocina
y dejaba su taza de café en el frega-
dero, hacía su visita obligada al libro de Dieste..."

EL BLOQUE COMO SIEMPRE, A LA ÚLTIMA

El BNG denuncia que sólo se puede acceder a un sistema de la Seguridad Social con windows Agencias/ Santiago
El portavoz del BNG en el Congreso, Francisco Rodríguez.El portavoz del BNG en el Congreso, Francisco Rodríguez, acaba de presentar una pregunta escrita en el Congreso en la que denuncia que la Tesorería de la Seguridad Social sólo permita el acceso a su sistema RED bajo el sistema operativo windows. Según explica el BNG, RED es un servicio que el Gobierno ofrece a empresas, agrupaciones y profesionales colegiados para permitir el intercambio de información y documentos entre las distintas entidades a través de medios telemáticos. Este servicio emplea un programa que la Seguridad Social facilita de forma gratuita pero el problema, según el BNG, reside en que el acceso “sólo es posible bajo el sistema operativo windows”, por el que se debe pagar una licencia para poder beneficiarse de las ventajas y reducciones que se ofrecen.
El diputado asegura que no entiende “que un servicio público obligatorio para determinados colectivos y empresas obligue a la adquisición de un determinado sistema operativo”, lo que “beneficia a una empresa privada y elimina cualquier otra opción”.

PARA COMENZAR EL AÑO

En estos primeros días de enero, nada mejor que un recuerdo al gran Buenaventura:
"Nosotros edificamos palacios y ciudades en España y América y en todo el mundo. Nosotros los trabajadores podemos incluso edificar nuevas ciudades que las reemplacen, e incluso serán mejores. No, no tenemos ningún miedo a las ruinas, vamos a heredar la tierra. La burguesía puede hacer volar y destruir su mundo antes de abandonar su etapa de la historia. Pero nosotros traemos un mundo nuevo en nuestros corazones"
Salud

WIKIPEDIA

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