Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 280. EL SABOTAJE AMOROSO / AMELIE NOTHOMB

  A galope tendido de mi caballo, cabalgaba entre los ventiladores.
   Tenía siete años. Nada resultaba más agradable que sentir aquel exceso de aire en el cerebro. Cuanto más silbaba la velocidad, más entraba el oxígeno arrasándolo todo.
   Mi corcel desembocó en la plaza del Gran Ventilador, vulgarmente conocida corno plaza de Tiananmen. Dobló hacia la derecha, por el bulevar de la Fealdad Habitable.
   Yo sujetaba las riendas con una sola mano. La otra se entregaba a una exégesis de mi inmensidad interior, elogiando ora la grupa del caballo, ora el cielo de Pekín.
   La elegancia de mi cabalgadura dejaba sin habla a transeúntes, escupitajos, asnos y ventiladores.
   No era necesario espolear mi montura. China



INCIPIT 279. LA MUERTE LLEGA A PEMBERLEY / PD JAMES


Los Bennet de Longbourn

   Las vecinas de Meryton, por lo general, coincidían en que el señor y la señora Bennet de Longbourn habían sido muy afortunados casando a cuatro de sus cinco hijas. Meryton, localidad pequeña que vive de su mercado, no figura en la ruta de ningún viaje de placer, pues carece de belleza, ubicación escenográfica o historia que la distinga, y su única casa digna de mención, Netherfield Park, si bien imponente, no aparece en los libros que recogen las muestras más notables de la arquitectura comarcal. La localidad cuenta con una sala de actos en la que con frecuencia se celebran bailes, pero carece de teatro, y el esparcimiento tiene lugar sobre todo en los domicilios particulares, donde el chismorreo alivia algo el aburrimiento de las cenas y las partidas de whist, que se suceden siempre en la misma compañía.
   Una familia de cinco hijas casaderas atrae sin duda la atención compasiva de todos sus vecinos, en particular allí donde escasean otras diversiones, y la situación de los Bennet resultaba especialmente desafortunada. En ausencia de un heredero varón, la finca del señor Bennet pasaría al primo de este, el reverendo William Collins, que, como la señora Bennet no se privaba de lamentar en voz muy alta, podía echarlas a ella y a sus hijas de la casa estando el cuerpo de su esposo todavía caliente en la tumba.

ESTRATEGIAS PARA LA SUPERVIVENCIA

De Medusa, de Menéndez Salomón

Rutinas de la carnicería.


A poco que se indague en el curso de la Historia, y advertidos de que la idea de progreso es una patraña, puede acatarse sin escándalo que la indiferencia es la clave de bóveda que garantiza la cordura de nuestra especie. Casi todos aquellos que han pasado por la experiencia de los Lager o del Gulag han incidido en ese aspecto. Lo más asombroso desde el punto de vista de la razón no es la conversión del cuerpo humano en oficina para matarifes o la degradación del individuo a dígito, sino lograr que, en semejantes condiciones de pesadilla, la maquinaria intelectual y afectiva del prisionero se oriente en la dirección de la supervivencia. Vivir, aunque el precio para ello sea la suspensión de toda forma de credulidad.

INCIPIT 278. 0RGULLO Y PREJUICIO / JANE AUSTEN

CAPITULO I



Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa.
Sin embargo, poco se sabe de los sentimientos u opiniones de un hombre de tales condiciones cuando entra a formar parte de un vecindario. Esta verdad está tan arraigada en las mentes de algunas de las familias que lo rodean, que algunas le consideran de su legítima propiedad y otras de la de sus hijas.
-Mi querido señor Bennet -le dijo un día su esposa-, ¿sabías que, por fin, se ha alquilado Netherfield Park?
El señor Bennet respondió que no.
-Pues así es -insistió ella-; la señora Long ha estado aquí hace un momento y me lo ha contado todo.
El señor Bennet no hizo ademán de contestar.
--¿No quieres saber quién lo ha alquilado? -se impacientó su esposa.
-Eres tú la que quieres contármelo, y yo no tengo inconveniente en oírlo.
Esta sugerencia le fue suficiente.
-Pues sabrás, querido, que la señora Long dice que Netherfield ha sido alquilado por un joven muy rico del norte de Inglaterra; que vino el lunes en un landó de cuatro caballos para ver el lugar; y que se quedó tan encantado con él que inmediatamente llegó a un acuerdo con el señor Moms; que antes de San Miguel vendrá a ocuparlo

FREUDIANA

De Sí, de Thomas Berhard, p.60.61
Si al principio había podido pensar' todavía en una curación de esa enfermedad, finalmente habría sido absurdo confiar en una curación así y tampoco la aparición de los Suizos significó la curación sino sólo un debilitamiento de mi estado morboso, lógicamente no la curación sino sólo la interrupción del proceso morboso, del que tengo que suponer que duraba ya años, lo mismo que ese proceso morboso dura todavía hoy y estoy seguro de que durará toda mi vida. Los Suizos habían producido un debilitamiento de los síntomas de mi enfermedad; la enfermedad misma, lógicamente, no habían podido curarla los Suizos tampoco, sin embargo los Suizos me habían salvado de mi absoluta incapacidad de movimiento; como si hubiera sospechado que aparecerían en casa de Moritz, había ido a casa de Moritz, nunca ocurre ni la casualidad más pequeña.

¡TRABAJADORES DEL MUNDO¡

«La fábrica da la visión exacta de la coexistencia de los intereses sociales: la solidaridad del trabajo. El individuo se acostumbra en ella a tomar conciencia de que forma parte de un proceso productivo, de que es una pieza indispensable, tan necesaria como insuficiente. En este sentido es la más perfecta escuela de orgullo y de humildad. Siempre me acordaré de la impresión que me causaron los obreros cuando tuve ocasión de visitar las fábricas Fiat, uno de los establecimientos anglosajones, modernos y capitalistas que hay en Italia. Sentí en estos obreros una actitud de dominio, una seguridad sin pose, un menosprecio por toda forma de diletantismo. El hombre que vive en una fábrica tiene la dignidad de! trabajo, el hábito del sacrificio y de la fatiga. Es un ritmo de vida basado severamente en el sentimiento de la tolerancia y de la interdependencia, que habitúa a la puntualidad, al rigor y a la continuidad. Estas virtudes del capitalismo tienen un aroma de árida ascesis; sin embargo, en compensación, el sufrimiento contenido alimenta, por exasperación, el coraje de luchar y el instinto de la defensa política.»
Piero Gobetti, citado por Josep Pla en "Cartas de Italia"

OTRO ALEPH

Prólogo de E V-M a Cuentos carnívoros, de Bernard Quiriny
A veces voy a la morgue a que me den los nombres de los muertos del día, aunque está claro que al paso tan lento al que voy aún habrá de salirme un catálogo de ausentes más limitado que el del pobre Pierre Gould. En cualquier caso, creo que será crucial la presencia de la figura de Falter en mi Historia general. Debería centrar muy especialmente la atención sobre su fabuloso personaje, sobre ese hombre cuya vocación de investigador del misterio del mundo le llevó demasiado lejos. Porque Falter, pariente próximo de aquel Copi que investigaba a la amapola, es aquel tipo del que nos hablara Nabokov en su relato Ultima Tbule, aquel hombre que perdió toda compasión y escrúpulo cuando en un cuarto de hotel resolvió «el enigma del universo» y no quiso revelarlo a nadie más tras haberlo hecho una única vez cediendo al acoso de un psiquiatra al que le destrozó tanto la revelación que hasta le causó la muerte.

WIKIPEDIA

Todo el saber universal a tu alcance en mi enciclopedia mundial: Pinciopedia