Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

vidas cruzadas

INCIPIT 114. LA BIBLIA DE NEON / JOHN KENNEDY TOOLE


Es la primera vez que viajo en tren y llevo ya dos o tres horas sentado. Es de noche y no veo el paisaje, pero cuando el tren partió, el sol empezaba a ponerse y pude ver las hojas rojizas y pardas y la hierba de color canela en la ladera de la colina.
Me voy sintiendo mejor a medida que el tren me aleja de casa. Ya no tengo hormigueo en las piernas y ahora mis pies son reales y no dos cosas frías que no pertenecen a mi cuerpo. Ya no estoy asustado.
Un hombre de color recorre el pasillo entre los asientos y va apagando todas las luces. Sólo ha quedado encendida una lucecita roja al final del vagón. Me entristece que no haya luz junto a mi asiento, porque en la oscuridad pienso demasiado en lo que he dejado atrás Hace frío, supongo que también han apagado la calefacción. Ojalá tuviera una manta para taparme las piernas y algo que poner.
Si fuese de día podría ver dónde estoy. Jamás he estado tan lejos de mi casa. Ya debo de haber recorrido más de trescientos kilómetros. Como no hay nada que
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INCIPIT 113. ALABAMA SONG / GILLES LEROY


El baile de los soldados
1918, junio
De pronto invadieron nuestra ciudad miles de jóvenes, pobres chicos en su mayoría, a quienes habían sacado a la fuerza de su granja, de su plantación, de su tiendecilla, y que procedían de todos los estados del Sur mientras que sus oficiales, recién salidos de la academia militar bajaban del Norte, de los Grandes Lagos y las praderas (nunca habían vuelto a verse tantos yanquis en la ciudad desde la guerra civil, me dice mamá).
Tan jóvenes, tan vigorosos, aquellos guerreros risueños se nos venían encima haciendo mucho ruido y se desparramaban por nuestras calles como bandadas de aves de plumaje azul, o gris, o verde, algunas empenachados de oro o de plata, consteladas de medallas al valor y de barras de mil colores; pero todas, las aves del comedor de oficiales y las avecillas del pelotón, los secesionistas y los abolicionistas, unidos al fin, si no reconciliados, todos iban a volver a ponerse en camino enseguida para iniciar una larga travesía del Océano hacia la vieja Europa que no era aún la de nuestros sueños, aunque sí el continente de una angustia desconocida, de ese hecho desconocido que consistía en morir en una guerra extranjera.

INCIPIT 112. LA LINEA DE SOMBRA / JOSEPH CONRAD


Sólo los jóvenes conocen momentos semejantes. No quiero decir los muy jóvenes, no; pues éstos, a decir verdad, no tienen momentos. Vivir más allá de sus días, en esa magnífica continuidad de esperanza que ignora toda pausa y toda introspección, es privilegio de la primera juventud.
Cierra uno tras sí la puertecita de la infancia, y penetra en un jardín encantado. Hasta sus mismas sombras tienen un resplandor de promesa. Cada recodo del sendero posee su seducción. Y no a causa del atractivo que ofrece un país desconocido, pues de sobra sabe uno que por allí ha pasado la corriente de la humanidad entera. Es el encanto de una experiencia universal, de la que esperamos obtener una sensación extraordinaria y personal, la revelación de un algo de nuestro yo.
Llenos de ardor y de alegrías, reconociendo las lindes de nuestros predecesores, aceptando tal como se presentan la buena suerte y la mala –las duras y las maduras, como cuele decirse-, el pintoresco destino común que tantas posibilidades guarda para quien las merece o tiene la fortuna de su parte. Sí; uno camina y el tiempo también camina, hasta que uno advierte ante sí una línea de sombra, señal de que también habrá que dejar atrás la región de la temprana juventud

INCIPIT 111. EL COLUMPIO / CRISTINA FERNANDEZ CUBAS

Un día, mucho antes de que yo naciera, mi madre soñó conmigo. Ella era una niña aún, tendría unos diez, quizás once años. Estaba jugando en el jardín, junto a la casa en la que pasaba todos los veranos, e inexplicablemente –porque ese detalle le parecía casi tan asombroso como lo que ocurrió después-, se quedó dormida. Entonces yo aparecí en su sueño.
"Tú eras alta, rubia. Mucho más alta y rubia de lo que eres ahora..." Estábamos las dos frente a frente, mirándonos con curiosidad. O quizá confundidas, perplejas... Nunca pudo, por más que se esforzara, relatar con exactitud en qué había consistido esa extraña visión; de qué habíamos hablado -si es que llegamos a hablar-, o si no hicimos otra cosa que observarnos en silencio. Tan sólo había algo de lo que estaba absolutamente segura. Aquella mu-

FRASE DE LA SEMANA

Y esto es todo, amigos. Todo lo he hecho, todo lo he vivido. Si tuviera fuerzas me pondría a llorar. Se despide de ustedes, Arturo Belano.
RB

FRASE DE LA SEMANA PASADA

Para llegar a las alturas hay que renunciar a la propia vida y confiarse a Dios.
Jacinto Ventura, citado por Enrique Cuenca en "Leonardo da Vinci", Enciclopedia Pulga, nº 4

INCIPIT 110. NI DE ADAN NI DE EVA / AMELIE NOTHOMB


Me pareció que enseñar francés sería el método más eficaz para aprender japonés. Dejé un anuncio en el tablón del supermercado: «Clases particulares de francés, precio interesante».
Aquella misma noche, sonó el teléfono. Quedamos para el día siguiente, en un café de Omote Sando. No entendí su nombre, él tampoco el mío. Después de colgar, me di cuenta de que no sabía cómo lo reconocería, él tampoco a mí. Y como no se me había ocurrido pedirle su número, ya no tenía remedio. “Quizás vuelva mañana para aclararlo”, pensé.
No volvió a llamarme. La voz me había parecido joven. Tampoco era un dato muy significativo. En 1989, no eran precisamente jóvenes lo que faltaba en Tokio. Y menos en un café de Omote-Sando, el 26 de enero, hacia las tres de la tarde.
Yo no era, ni mucho menos, la única extranjera. El, sin embargo, se dirigió sin dudarlo hacia mí.

¿ARDE PARIS?

OBSESION

GUERRA Y PAZ

FRASE DE LA SEMANA

En realidad la gente viaja... creyendo que va a alguna parte.
EVM

FRASE DE LA SEMANA PASADA

Ultimamente lo que me interesa es hacerme millonario, por lo que prefiero no tener amor, ni ser feliz, ni nada. Por ejemplo, voy a algún lado, veo a alguien que me gusta, y que pasa total de mí; entonces me voy a casa y compongo un hit.
CB 1984

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