INTRODUCCIÓN: UN PENSAMIENTO INQUIETO
El encuentro de Weil con el
anarquismo marcó una larga fase de su reflexión política, desde sus años de juventud
hasta aproximadamente 1936. No fue, pues, un contacto extemporáneo, sino una
convergencia nacida bajo la bandera de la búsqueda de la mejor forma de
expresión práctica de la libertad. Simone Weil experimentó con fuerza, en la
tradición de pensamiento que se remonta a Proudhon, una serie de sugestiones
tanto para su acción de lucha junto a los trabajadores asalariados de las fábricas
y las minas, como para construir un proyecto de transformación social centrado
en la idea de una sociedad sin jerarquías constrictivas, en la que los
mecanismos sociales no produzcan formas de burocratización tecnocrática. La
inspiración proudhoniana hizo que su lectura de los textos marxianos
-especialmente de «El Capital» en su juventud- se realizara sin tropezar con
los mitos fáciles que, en cambio, adoptó una parte importante de la izquierda
francesa y alemana.
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