Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 392. MONSEÑOR QUIJOTE / GRAHAM GREENE

DE CÓMO EL PADRE QUIJOTE SE CONVIRTIÓ EN MONSEÑOR
Ocurrió de este modo. El padre Quijote había ordenado su almuerzo solitario a su ama de llaves y se puso en camino para comprar vino en una cooperativa del lugar, a ocho  kilómetros de EL Toboso, en la carretera general de Valencia. Era un día en que el calor gravitaba. trémulo, sobre los campos  secos, y no había aire acondicionado en el Seat 850 que había comprado,  siendo ya de segunda mano, ocho años antes. Mientras conducía, pensaba con tristeza en el día en que tendría que m1scar un coche nuevo. Hay que multiplicar por siete la edad de un perro para que equivalga a la de un hombre y, según este cálculo, su coche estaría aún entrando en la edad mediana, pero notaba que sus feligreses empezaban ya a considerar casi senil a su Seat 850. “No puede fiarse de él. Don Quijote”,  le advertirían. y él sólo podría responder: «Hemos pasado juntos muchos malos ratos, y pido a Dios que pueda sobrevivirme . .. Tantas plegarias suyas habían quedado sin respuesta, que sustentaba esperanzas de que ésta se hubiese incrustado como cera permanente en el oído Eterno.

Distinguía el trazado de la carretera general gracias a las nubecillas de humo levantadas por los coches en tránsito. Al volante del Seat, le inquietaba la suerte del vehículo al que, en memoria de su antepasado, llamaba mi  Rocinante. No soportaba la idea de que su 

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