Todo es comparable, Oscar Tusquets, p. 179
¡Qué digo hilo! En esas ocasiones
me viene a la memoria una anécdota que refería Juan Benet. Benet, aparte de
escritor, para algunos excelentísimo, había estudiado y ejercía la Ingeniería
de Caminos, Canales y Puertos. Esta formación y experiencia técnica daba a su
conversación un aire muy insólito y refrescante en el mundillo literario. Benet
recordaba, divertido, cómo en una ocasión un pintoresco catedrático de su época
de estudiante comenzó a preguntar, alumno por alumno, sobre las clases
diferentes en que se clasificaban los cables. Los interrogados, que no
recordaban haber sido instruidos al respecto, improvisaban las más imaginativas
especies -según el número de hilos que los formaban, según el material de los
mismos, según el tipo de trenzado, según si éste era levógiro o dextrógiro ...
-, hipótesis que merecían la taxativa descalificación y alguna broma despectiva
por parte del cada vez más irritado cátedra. Después de haber pasado revista a
la lista completa de alumnos y de haber demostrado que eran unos zoquetes, el
eminente ingeniero, con aire resignado, accedía a explicar: Pero ¿cuántas veces
se lo tendré que repetir?, los cables se dividen en ... alambres y cables
propiamente dichos.
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