De Punto omega de Don DeLillo, p. 78-79
—Las esposas. Qué tema —dije yo.
—Sí, las esposas.
—Cuántas?
—Cuántas, Dos —dijo él.
—Sólo dos, Pensé que serían más,
—Sólo dos —dijo él—. Parecen más.
—Locas las dos. Sólo estoy tratando de adivinar.
años.
—Locas las dos. La cosa madura con los
—Qué cosa? ¿Estar loca?
—Al principio no lo ve uno. O es que lo ocultan, o es que la cosa tiene que madurar. Cuando ello ocurre, es inconfundible.
—Pero Jessie es el tesoro, la bendición.
—Exacto. ¿Y tú?
—No tengo hijos.
—La esposa. La esposa separada. ¿Está loca?
—Piensa que el loco soy yo.
—Tú no lo crees —dijo él.
—No sé.
—Qué estás tratando de proteger? Está loca. Dilo.
Seguíamos con los susurros, estábamos creando una unión de susurros, pero no iba a decirlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario