Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

ISAK DINESEN


Truman Capote, George Plimpton, p. 350

Dinamarca

SLIM KEITH. Me llevó a ver a Isak Dinesen. Salimos al campo. Ella era como un cadáver. Maravillosa. Pensé que su sombra de ojos aumentaba su belleza y aquel delicado rostro, con mejillas muy prominentes. Delgada, delgada, delgada. Se sirvió el té a las cuatro y fue la cosa más rebuscada y compleja que he visto en mi vida. Paté y tostada, y crepe suzette, y un montón de dulces y pasteles. Comentó algo sobre un libro del que Truman había hablado. «¿Te gustó ese libro», le preguntaron. «Sí. Pero no había suficiente aire, o agua o cielo en ese libro». Uno sabía exactamente lo que quería decir. No había suficiente espacio.

Se interesó por mí: «¿Puedo hacer algo por ti?».

Le dije: «Mi libro favorito, casi, de toda la literatura inglesa es Memorias de África. Me encantaría tener un ejemplar firmado».

Ella dijo: «Bueno, te lo envío mañana». Efectivamente, al día siguiente recibí un ejemplar del libro. Estaba firmado: «Para Nancy Hawks, en recuerdo de un día encantador. .. Karen Blixen». Luego debió de descubrir que yo ya no estaba casada con Howard Hawks, sino,  en ese momento, con Leland Hayward. Al día siguiente recibí otro libro; la dedicatoria decía: «Para Nancy Hayward. El que no comete errores es porque nunca hace nada. Karen Blixen».


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