Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

REDES


La península de las casas vacías, David Uclés, p. 476

El Camino de los Ingleses

Paulo abandonó el puerto de Curuxeiras y se encaminó a pie hacia el sur, rodeando antes la ría de Ferrol. No la cruzó por ninguno de los grandes puentes. No le gustaban los viaductos demasiado largos. Temía que le ocurriera como en uno de sus sueños recurrentes, en el que al atravesar un largo puente se desorientaba y no lograba salir de él, como si el centro de la construcción se estirara infinitamente y lo dejara atrapado. Una vez al otro lado de la ría, descendió la costa hacia el sur y atravesó el campo hasta llegar al río Eume. En el interior de la región, sin la referencia visual del mar, se perdió y se desvió del camino. Acabó en la aldea de Redes, un pueblo pintoresco, con las casas cada una de un color -debido a que antaño las habían pintado con el sobrante de decorar sus barcos- y en cuyas playas colgaban de unas altas estructuras de madera las pieles de las ballenas cazadas en alta mar -y las redes de pesca, de ahí el topónimo-. Salvo el suelo de la plaza, el resto de la aldea estaba pintado de colores, hasta la casa del párroco, una de las más ostentosas. En el centro del lugar, Paulo leyó un letrero que decía: «Esta noche la plaza dejará de ser blanca. Así, terminaremos de pintar todo el pueblo. Acudid todos. Después iremos a misa por la muerte del general Mola, como hacemos cada día». A Paulo no le interesaba la fiesta católica, pero quería ver cómo coloreaban el pavimento. Así que esperó hasta la noche en el único restarán del pueblo, desde cuyas ventanas se podían ver los peces de la ría, ya que el comedor estaba construido bajo tierra, como los acuarios modernos.


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