MADRID, 22 DE ENERO DE 2111
«O todos o ninguno.»
Había comprado la pancarta
holográfica en SieSie, la mayor tienda virtual del planeta. La había adquirido
en un teclado público y pagado con una tarjeta de crédito desechable, y además
había hecho que el robot se la llevara al tercer banco de la izquierda del
parque-pulmón del Retiro, contando a partir de la entrada por la puerta de
Granada. NO-SOY-IDIOTA, se dijo, satisfecho. Era un pensamiento con mayúsculas
incluso dentro de su cabeza. NO-SOY-IDIOTA. Aunque Máster lo tratara con ese
desdén tan irritante, él no era ningún idiota. Mira qué bien se las había
arreglado para ocultar su rastro. Incluso tuvo la brillante idea de pegar un
chicle sobre la cámara del teclado para que no pudieran tomar su imagen.
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