De En cuerpo y en lo otro de David Foster Wallace, p.166
¿El impulso humano de
follan? Cualquier animal puede follar. Pero solo los humanos podemos
experimentar pasión sexual, que es algo completamente distinto de la mera pulsión
biológica de aparearse. Y la pasión sexual ha sobrevivido durante milenios como
fuerza psíquica vital dentro de la vida humana, no a pesar de los impedimentos
sino gracias a ellos. El coito de toda la vida se carga de erotismo y de
potencia espiritual precisamente en los momentos en que los impedimentos, conflictos,
tabúes y consecuencias le confieren un carácter de doble filo: el sexo significativo
es al mismo tiempo una victoria y una rendición, una trascendencia y una
transgresión, triunfante y terrible y extático y triste. Las tortugas y los mosquitos
se pueden aparear, pero solo la voluntad humana puede desafiar, transgredir,
vencer y amar: elegir.
Históricamente, tanto la
naturaleza como la cultura han erigido ingeniosos impedimentos que le confieren
su precio y su valor a esa elección de la pasión: los preceptos religiosos; las
penas por adulterio y divorcio; la castidad caballeresca y el decoro cortesano;
el estigma del nacimiento ilegítimo; las
chaperonas; los complejos de virgen/puta; la sífilis; los abortos secretos, y
un conjunto de códigos «morales» que ponen la sensualidad al mismo nivel de
tabú que la defecación y la apostasía ... desde el miedo que le tenían los
victorianos al cuerpo hasta la norma de «un pie siempre en el suelo» de los
inicios de la televisión; desde la ruina automática de las mujeres «caídas en desgracia»
hasta las riñas en los asientos traseros de los cines en las que las novias
luchaban por negarles a los novios lo que ellos les suplicaban a fin de
conservar su respeto. Cierto: desde la perspectiva de 1996, la mayoría de los
antiguos dragones se ven estúpidos y crueles. Pero hemos de darnos cuenta de
que tenían algo grande a su favor: mientras reinaban los dragones, el sexo no
fue despreocupado, jamás. Históricamente,
la sexualidad humana ha sido un asunto tremendamente serio; y cuanto más
feroces eran sus dragones, más serio se volvía el sexo; y cuanto más alto era
el precio de la elección, más intenso era el voltaje erótico que rodeaba lo que
la gente elegía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario