Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

PSICHO

El abandono de la carrera de psiquiatría científica en 1911, un análisis personal al que se sometió en 1920 y las experiencias cosechadas en su consulta berlinesa no lo alejaron de las teorías psiquiátricas de Alfred Erich Roche, sino que pusieron a su alcance los conocimientos psicoanalíticos de Freud. Poco después del proceso por envenenamiento, Düblin se opuso a los críticos de Freud en el Vossische Zeitung de io de junio de 923: «Su distinción entre consciente, preconsciente e inconsciente sirve a fines eminentemente prácticos, procede observaciones empíricas, está llena de un sentido claro, para decirlo en pocas palabras». Dos años más tarde, en el Berliner Tageblats de mayo de 1925, contestaba a la pregunta «Se debería prohibir el psicoanálisis?» con estas palabras: «Para muchos enfermos el análisis es el método elegido... Si alguien enferma visiblemente a causa de experiencias sexuales y el hecho de descubrir el suceso ayuda, hay que descubrirlo. Tratar a un enfermo nunca es inmoral, un método beneficioso nunca es malo ni inmoral». El 6 de mayo de 1926, con motivo del setenta aniversario del nacimiento de Freud, Düblin pronunció un discurso de homenaje en la Sociedad Psicoanalítica Alemana de Berlín y explicó con una claridad inolvidable la relación de Freíd con la psique: «El alma humana vagaba por el mundo desde muchos siglos atrás, expulsada por médicos y psicólogos. Había buscado refugio en los poetas y también en los sacerdotes... El sacerdote la llevó al devocionario. El poeta le ofreció el brazo y fueron juntos a pasear por los prados. Freud la hizo entrar en su consulta, cerró la puerta tras ella y le dijo: “Quítese el sombrero, señora. Sí, desnúdese, por favor”». Dóblin no sería Dóblin si en aquella ocasión no hubiera añadido de su propia cosecha: «Quisiera señalar que el alma, asustada por esta invitación, se ha quedado en la puerta hasta nuestros días y no se ha quitado siquiera el sombrero».
Sin embargo, a medida que avanza, con un uso constante de la parataxis, el informe Las dos amigas y el envenenamiento, se hace perceptible, más allá de la sobria relación de los hechos, un tono ligeramente contenido, hecho de razonamientos y conclusiones, preguntas y ponderaciones, deducciones acerca de la conducta individual partiendo de datos psíquicos y acerca de las reacciones psíquicas a partir de hechos externos. Esta conexión se establece cuando el narrador—es sólo un ejemplo—hace suya en su propio informe la descripción de la principal acusada ofrecida por el comentarista del Berliner Tageblatt («si uno mira a esas criaturas modestas, esas pardillas, rubias e inofensivas, si uno sigue esos fríos ojos gris azulado... no pude más que sentir asombro»): «Elli era especial, sin llegar a ser rara. Poseía una franqueza inofensiva, era alegre como unas castañuelas, juguetona como un niño. Le divertía provocar a los hombres».
Las dos amigas y el envenenamiento / Alfred Döblin

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