A poco que le sea posible reinvindicar cuatro generaciones, apenas hay familia que no pretenda tener derchos a cierto título latente o a un palacio o hacienda, derechos que serían inostenibles ante un tribunal pero qu eexaltan la imaginación y acortan las horas de ociosidad.
Los derchos que un hombre tiene sobre su propio pasado son aún más precarios.
RLS
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