Dos tardes con Kafka, Manuel Vilas, p.122
Bueno, hay un suceso y una
excepción muy notable respecto. El escritor español Eduardo Mendoza dijo e
público que Kafka era un mal escritor y que por eso mandó quemar sus libros,
porque sabía que sus libros eran m los. Mendoza no soportaba a Kafka. Sus palabras
están colgadas en YouTube con el título «Kafka era un mal escritor y él lo
sabía».
Como gran gratificación a esta
descalificación a Kafka Eduardo Mendoza recibió el prestigioso premio Kafka de Literatura.
Esto son cosas de Kafka. La mejor
forma que tuvo Kafka de humillar a Eduardo Mendoza fue regalarle el premio
Kafka.
También debe ser denunciada la
ignorancia de ese jurado, que le dio el premio Kafka al único escritor del
mundo que odiaba a Kafka.
Es una especie de sadismo
kafkiano.
El único escritor del mundo que
odia a Kafka recibe el premio Kafka de literatura. Es como rle el premio
Cervantes a Lope de Vega.
Por eso hay algo siniestro
siempre en el intento humano de solemnizar la literatura, y, como digo, no
debemos descartar la mano del fantasma de Kafka en todo esto. Más bien esa mano
decidió darle el premio Kafka a un odiador de Kafka para que luego se viera en
la necesidad de retractarse.
Pues el colmo de la risa kafkiana
viene luego, en el año 2015, que es el año en el que Mendoza recibe el premio Kafka.
Ahora hay que volver de nuevo a YouTube y ver el vídeo que el Instituto
Cervantes de Praga subió a las redes, festejando el gran acontecimiento de que
un escritor español recibiera un premio tan importante. En ese video Mendoza
alaba y adora a Kafka, todo es ditirámbico. ¿Qué ha pasado en tanto solo cinco
o seis años?
La pasta, ha pasado la pasta con
que está dotado el premio Kafka.
Para Mendoza el dinero lo es casi
todo, muy probablemente para mí también, pero para Kafka no era importante. Y
eso es demostrable con la vida que llevó. Mendoza y yo mismo hemos elegido el
dinero porque tenemos miedo a morirnos de hambre. Es el miedo que Kafka no
tuvo. Kafka eligió otra cosa, pero nadie sabe decir qué fue exactamente lo que
eligió. Brod diría que la santidad. Milan Kundera y otros dirán que la vida
salvaje o la vida sin dimensiones espaciales y temporales. Estaban diciendo lo
mismo, Brod y Kundera y Canetti, lo mismo.

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