Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 1.560. PATRIMONIO / PHILIP ROTH


BUENO, ¿QUÉ TE PARECE?

Mi padre había perdido casi por completo la visión del ojo derecho cuando cumplió los ochenta y seis, per por lo demás, su estado de salud podía considerarse fenomenal para una persona de su edad, hasta que con trajo lo que un médico de Florida diagnosticó, equivocadamente, como parálisis de Bell, una infección vírica que, por lo común, paraliza, con carácter temporal, un lado de la cara.

La parálisis se le presentó sin previo aviso, al día siguiente de haber realizado el vuelo entre Nueva Jersey y West Palm Beach, donde iba a pasar los meses de invierno en un apartamento subarrendado que compartía con una contable de setenta años, Lilian Beloff—vecina suya del piso de arriba, en Elizabeth—, con quien había establecido relación sentimental un año después de la muerte de mi madre, acaecida en 1981. Se sentía tan estupendamente al llegar al aeropuerto, que decidió no llamar a un maletero (que, además, le habría costado la propina) y acarrear él mismo las maletas, desde la recogida de equipajes a la parada de taxis.


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