Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 1.567. LOS MEMORABLES / LIDIA JORGE


El antiguo embajador estaba vestido de seda y, por extraño que parezca, el camino por el que llegaría hasta los memorables comenzó en el vaso de whisky escocés que sostenía en sus manos. El mismo líquido circulaba por los vasos de quienes lo acompañaban, y tal vez por eso mismo las risotadas que sonaron en el amplio salón de la casa habían sido tan desabridas, cuando el anfitrión dijo a quien tenía más cerca: «Protegido, ahora que unos cuantos mercaderes están empeñados en demostrar que la Tierra es plana, no faltará quien venga con que la historia es redonda. ¿Veis cómo se construye una bonita mentira? La Tierra lisa como una servilleta y la historia sin extremo por donde agarrarla, como si fuese una esfera. Y ahora, tú, Bob, ¿cómo vas a deshacer un embuste tan bien montado?».

Los hombres que lo acompañaban se desternillaron de risa. Después llamaron a la portuguesa para que se riese también. Ella dejó el rincón donde se encontraba y se incorporó al grupo que se divertía alrededor del anfitrión; pero, en poco tiempo, en aquella sala solo quedarían el hombre vestido de seda, el protegido Robert Peterson y ella o, mejor dicho, yo misma. 

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