LA PALABRA MISCHPOCHE Y SU IMPORTANCIA PARA KAFKA
Franz Kafka da comienzo a su
célebre Carta al padre con una lista de los reproches que Herrmann Kafka hacía
a su hijo, entre ellos la falta de espíritu de familia. Por «espíritu de
familia» entendía el padre no sólo amor y solicitud por los miembros de la
familia en sentido estricto, sino también la conciencia de pertenecer, como
digno representante de esa familia, a una entidad familiar más amplia. Así, la
«familia» abarcaba, además de mujer e hijos, a todos los parientes a quienes se
estimaba o menospreciaba y con los cuales había que compararse. Frank Kafka
nunca tuvo inconveniente en confirmar, frente a sí mismo o frente a los demás,
esa falta de espíritu de familia que su padre censuraba en él. Cuando en julio
de 1913 anota en su diario una serie de puntos a favor o en contra de su
casamiento, escribe «...las duras penas y las alegrías de mis parientes me
aburren en lo más hondo de mi alma». Si bien es cierto que en el círculo íntimo
de la familia y en el más amplio de los parientes (y de los hombres en general)
Kafka se sintió siempre como un extraño y así se describió a sí mismo, esa
faceta de su carácter destacada por sus biógrafos y en la que él insiste con
frecuencia, no permite ver que también hubo en él una tendencia a sentir
interés y hasta afecto por parientes próximos y lejanos.

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