Historia abreviada de la literatura portátil, Enrique Vila-Matas
Walter
Benjamin, por ejemplo, la ha aprovechado para comenzar a trabajar en el diseño
de una máquina risueña que será capaz de detectar cualquier libro que sea
pesado y engorroso y no quepa, ni tan siquiera miniaturizado, en un maletín.
»Es una
máquina muy compleja, provista, según he podido saber, de artefactos que no me
son familiares: lentes tibaidas, celdas focales, círculos de cobre, cilindros
ovalados, botones v capelos metálicos, agujas imantadas, tornillos y yugulares.
»Walter Benjamin
está convencido de que, en menos de un mes, el diseño de la máquina estará ya
terminado. Al parecer, el método de pesar textos consistirá en introducir
libros en una prisión de forma cilíndrica y dejar que una inmensa lentilla
redonda les dé una ojeada. Los libros que sean portátiles serán inmediatamente
puestos en libertad por un cilindro negro, pesado en apariencia, que en
posición vertical sobre el suelo estará coronado por una gran bombilla esférica
de cristal en la que podrá leerse CONTRA EL GRAND STYLE y de la que emanará una
claridad azul, visible incluso a pleno día. La emocionada vibración maquinal
hará que la bombilla se apague unas fracciones de segundo, poniendo de
manifiesto que su cristal no tiene ningún color y que la luz es azul por sí misma.
A vez, esa luz escribirá, en lo más alto de la máquina y, a ser posible, en veintisiete
idiomas, la inscripción VIVA VERMEER, saludando así efusivamente a los
libros recién liberados.

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