Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 1.572. HASTA QUE EMPIEZA A BRILLAR / ANDRES NEUMAN


María se acomodó el pelo: vivía despeinada. Alisó los almohadones del sofá, se ajustó el último botón del chaleco y juntó las manos, como rogándoles que se quedaran quietas.

Tenía pocas ganas de que su invitado llegase y, al mismo tiempo, estaba ansiosa por escucharlo. Se había repetido tantas veces que en realidad no importaba, que la idea ni siquiera había sido suya. Pero ahí seguía, asomada a la ventana.

Las ramas de enfrente ondulaban despacio. A lo lejos, las frondas se encogían de hombros.

Cuando sonó por fin el timbre de abajo, pulsó fuerte el interruptor sin preguntar quién era. Los mecanismos del ascensor crujieron. Enseguida llamaron a la puerta.

María vio el cráneo pulido de Dámaso Alonso, sus anteojos de pasta descolgándose de las orejas, su bigote a medio evaporar, todo el estudio acumulado en el ceño. Esas ojeras de insomnio histórico.


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