Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

XING PED


El fin del fin de la tierra, Franzen, p. 279
Nos dicen que, como especie, los humanos estamos programados para mirar a corto plazo, para no contar con un futuro que, de todos modos, podría no llegar nunca; sin duda, así es como piensan los ingenieros que diseñan las señales de tráfico pintadas en las calles de las ciudades. Por lo visto, dan por hecho que conduces con los ojos fijos en un punto que queda justo delante del morro de tu vehículo. Se supone que vas diciendo: “Anda, ahí va un PED ... Y  ahora, ¡ala!, por ahí llega un XING» (que suena a chino, pero no lo es), y luego ... En fin, ahí la cosa ya se vuelve un poco incoherente porque, si estás siempre mirando tan cerca, ¿cómo se supone que vas a ver al peatón que empieza a cruzar la calle? Es muy extraño. Cuando  aprendes a conducir te dicen que mires siempre más allá, pero si ves una señal a lo lejos y la lees de arriba abajo, como si se tratara de un texto normal y corriente, lo más lógico es que leas CEDA EL PASO, AUTOBÚS, cuando el autobús que se suma con furia al tráfico espera que seas tú quien ceda el paso. Sólo un mal conductor sabe que ha de ceder el paso al autobús por haberlo leído en una señal de la calzada. El caso es que, para sobrevivir en un mundo moderno en el que no sólo la señalización del tráfico, sino también el sistema político y económico reinante, premian la miopía, aprendemos a pensar (o a no pensar) como malos conductores. Cedemos el paso al autobús. Cogemos el vaso de cartón, nos bebemos su contenido, tiramos el vaso. En Estados Unidos, cada minuto se tiran treinta mil vasos de cartón. Lejos de allí, al otro lado de la línea del ecuador, la selva tropical atlántica del Brasil ha sido arrasada para instalar vastas plantaciones de eucaliptos que surten de pulpa a las fábricas del mundo, pero eso queda más allá del morro de tu vehículo: tienes que llegar a sitios que quedan mucho más cerca. Bastante complicada es ya tu vida sin cargar todo el día con un vaso reutilizable a cuestas. Y aunque cargaras con él, sabes que vives en un mundo pensado para los malos conductores: ¿qué va a cambiar por los 0,00015 vasos desechables de Starbucks que tiras tú cada minuto? ¿Qué va a cambiar por culpa de la contribución infinitesimal de las emisiones de tu vehículo a la aceleración de la llegada de un futuro no tan distante y prácticamente inhabitable? Los seres humanos son seres humanos y la programación es la programación. Ya cruzaremos ese puente cuando lleguemos a él.

No hay comentarios:

WIKIPEDIA

Todo el saber universal a tu alcance en mi enciclopedia mundial: Pinciopedia