Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 913. LA CASA DE LA ALEGRIA / EDITH WHARTON


Selden se detuvo, sorprendido. En la aglomeración vespertina de la Estación Grand Central, sus ojos acababan de recrearse con la vista de la señorita Lily Bart. Era un lunes de principios de septiembre y volvía a su trabajo después de una apresurada visita al campo, pero ¿qué hacía la señorita Bart en la ciudad en aquella estación? Si la hubiera visto subir a un tren, podría haber deducido que se trasladaba de una a otra de las mansiones campestres que se disputaban su presencia al término de la temporada de Newport; pero su actitud vacilante le dejó perplejo. Estaba apartada de la multitud, mirándola pasar en dirección al andén o a la calle, y su aire de indecisión podía ocultar un propósito muy definido. El primer pensamiento de Selden fue que esperaba a alguien, y le extrañó que la idea le sorprendiera. No había nada nuevo en relación con Lily Bart y, sin embargo, nunca podía verla sin sentir cierto interés: suscitarlo era una característica suya, así como el hecho de que sus actos más sencillos parecieran el resultado de complicadas intenciones.
La curiosidad le impulsó a desviarse de su camino hacia la puerta para acercarse a ella. Sabía que si no quería ser vista, se las compondría para eludirle y le divertía poner a prueba su ingenio.
-Señor Selden. .. ¡Qué buena suerte!
Fue hacia él sonriendo, casi impaciente en su afán de salirle al encuentro. Las pocas personas a quienes rozó se volvieron a mirarla, porque la señorita Bart era Una figura capaz de detener incluso a un viajero suburbano que corriera para coger el último tren. Selden no la había visto nunca tan radiante. Su rubia cabeza, que contrastaba con el apagado colorido de la  muchedumbre, resultaba más llamativa que en un salón de baile y el oscuro sombrero con velo le prestaba la tersura juvenil y la tez diáfana que había empezado a perder tras once años.

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