Michelet descubre a Vico
Un día de enero de 1824, un joven
profesor francés llamado Jules Michelet, que enseñaba filosofía e historia,
descubrió el nombre de Giovanni Vico en una nota del traductor de un libro que
estaba leyendo. Tanto le interesó aquella referencia que, inmediatamente, se puso
a estudiar italiano.
Aunque Vico había vivido y
escrito su obra un siglo antes, todavía no había sido traducido al francés y
era poco conocido fuera de Italia. Nacido en Nápoles, atrasado confín de la
península, durante la época en que el Renacimiento italiano, obstaculizado por
la Inquisición, había entrado en un estado de parálisis casi total, Vico fue un
estudioso que vivió en la pobreza. A causa de su origen humilde y de su fama de
estrafalario no pudo hacer carrera en la universidad; pero su reacción al
encontrar los caminos cerrados y verse reducido a sus propios medios fue la de
dar mayor impulso a sus impopulares ideas. Así, escribió y publicó en 1725 un
libro titulado Principios de una ciencia nueva relativa a la naturaleza común
de las naciones, a través de la cual se muestran también nuevos principios del
Derecho Natural de los pueblos. Vico había leído a Francis Bacon y llegado a la
conclusión de que era posible aplicar al
estudio de la historia humana métodos similares a los que Bacon había propuesto
para el estudio del mundo de la naturaleza. Posteriormente, Vico leyó también a
Grocio, quien había propugnado un examen histórico de la filosofía y la
teología desde el punto de vista de las lenguas y actos humanos, con el fin de
elaborar un sistema jurídico que pudiera abarcar los diferentes sistemas morales y que mereciera así la
aceptación universal.
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