De El señor Borges, p. 57-58
El casamiento fue por civil y por Iglesia, en Nuestra Señora
de las Victorias, y después se hizo una fiesta en e! departamento de la calle
Maipú. Vinieron los familiares más directos y las amistades que lo frecuentaban por aquel
tiempo. Recuerdo a algunas señoras amigas arrojándole arroz y la cara del señor
Borges, mezcla de desconcierto y picardía. Esa cara que él ponía en algunos momentos
era para mí inconfundible. Hablaba con la mirada, como diciéndome Fanny, mire lo que están haciendo
conmigo .
Se casaron por
Iglesia el día de la primavera y en realidad el clima estaba espléndido. Pero
enseguida empezaron los problemas. Por la noche el señor Borges y la señora Elsa,
después que se fueron los amigos que habían venido a saludarlos, tuvieron una
pequeña discusión. La señora Leonor, a toda costa le insistió al señor Borges para
que fuera a dormir al Hotel Dorá, con su mujer, y ella también, por supuesto,
pero él no quiso saber nada.
"Para eso se casó", repetía doña Leonor. Pero él
no quiso ir por nada del mundo, pese a las insistencias de la madre. La señora Leonor
se vistió y acompañó a Eisa hasta la parada del autobús para que se fuera a su casa en la
calle Talcahuano. Entonces esa noche le acomodé la cama y se acostó a dormir
como siempre. A la mañana siguiente cuando lo desperté le pregunté, con un poco
de picardía, cómo le había ido en la noche de bodas. Me miró, se sonrió y me
dijo: "Soñé toda la noche que iba colgado de un tranvía. Fijese el sueño
raro que tuve".
No hay comentarios:
Publicar un comentario