Es un poco largo; pero bueno
PI
Te quiero más que a la salvación de mi alma
INCIPIT 6. EL ELEGIDO
¡Tañido de campanas, torrente de campanas supra urbem, sobre la ciudad entera, en sus aires inundados de sonido¡ Campanas, campanas se agitan y balancean, vibran y se mecen tomando impulso en sus vigas, en sus yugos, a cien voces, en confusión babilónica. Pesadas y ágiles, retumbantes y resonantes; sin ritmo no concierto, hablan todas a la vez y se quitan la palabra unas a otras, se quitan la palabra hasta a sí mismas: golpean los badajos y aún no han dado respiro al excitado metal cuando de nuevo golpean oscilantes del lado opuesto, sobre su propio martilleo, y así, cuando aún resuena “In te Domine speravi”, ya empieza a resonar también “Beati, quorum tecta sunt percata”, en tanto que se entrevera, terso, el sonido de lugares más pequeños, como si el monaguillo estuviera agitando la campanilla de la consagración.
De El Elegido, de Thomas Mann
FRASE DE LA SEMANA
Salmos 68, 12
INCIPIT 5. REQUIEM PARA UNA MUJER
ACTO PRIMERO
EL TRIBUNAL (UN NOMBRE PARA UNA CIUDAD)
El tribunal es menos viejo que la ciudad, que comenzó en cualquier parte a la vuelta del siglo como una factoría de la Agencia Chickasaw y continuó como tal por cerca de treinta años antes de descubrir, no que careciera de un archivo para sus anales y no ciertamente que necesitara uno, sino que solamente creándolo o por lo menos decretándolo, podría dominar una situación que de otra manera le costaría el dinero a alguien; [sic]
El poblado tenía los registros; incluso el simple desposeimiento de los indios engendró con el tiempo un rudimento de archivo, dejando de lado la camada normal de la ruinosa confederación de hombres contra el ambiente –aquel tiempo y aquel erial-, en este caso una mezquina, descolorida, abarquillada, desordenada y a veces ininteligible colección de adjudicaciones de baldíos y patentes y traspasos y escrituras y facturas de ventas de esclavos, y listas de oficinas de moneda espuria y cotizaciones de cambios, y embargos e hipotecas, y anuncios de recompensas por negros y otros ganados fugitivos o robados, y anotaciones aparentemente diarias de nacimientos y matrimonios y defunciones y ahorcamientos y subastas públicas de tierras, acumulándose lentamente durante esas tres décadas en una especie de piratesco cofre de hierro, en el cuarto interior del correo-factoría-almacén, hasta aquel día en que, treinta años más tarde, por causa de una evasión de la cárcel, fue traído a ancas de caballo desde Carolina, a mil millas de distancia, un antiguo y monstruoso candado de hierro; la caja fue trasladada entonces a un pequeño y nuevo cuarto anexo semejante a un cobertizo para leña o pareos constreñido dos días antes contra un muro exterior de la mortuoria cabina de agrietadas tapias de la derruida cárcel; y de esta manera nació el tribunal del condado de Yoknapatawpha:
FRESA DE LA SEMANA
Dále golpes tú también
Si no puedes con las manos
Pégale con la sartén
Colorá"
Celia Cruz
FRASE DE LA SEMANA
"Hay personas que creen que decir algo malo sobre alguien les hará sentirse más importantes. La realidad es todo lo contrario. Les hace más insignificantes. La gente debería decir algo bueno sobre los demás, o no decir nada"
Cary Grant
SOSPECHA
INCIPIT 4. NUNCA LLEGARAS A NADA
Un inglés al que encontramos no recuerdo dónde, y que nos acompaño durante varios días y quizá semanas enteras de aquella desenfrenada locura ferroviaria, llegó a decir -tras muchas noches de poco dormir y en el curso de cualquier sabe qué mortecina, nocturna e interminable conversación- que no éramos sino unos pobres deterrent tratando en vano de sobrevivir. Luego dijo que no comprendía nada; preguntaba porqué seguíamos empeñados en viajar sin sentido (tal vez por eso nos seguía) y pedía que le explicáramos mejor lo que pensábamos acer, que -por favor- se lo dijéramos de una vez y claramente, porque de otra forma nos abandonaría siempre a nuestra triste suerte.
INCIPIT 3 EL CAMARADA
Me llamaban Pablo porque tocaba la guitarra. La noche que Amelio se rompió el espinazo en la carretera de Avigliana, yo había ido con tres o cuatro a una merienda en la colina -no muy lejos, se veía el puente - y habíamos bebido y bromeado bajo la luna de setiembre, hasta que por culpa del fresco tuvimos que cantar dentro. Yo tocaba -Pablo esto, Pablo aquello -, pero no estaba contento, siempre me ha gustado tocar con alguien que entienda, pero aquellos sólo querían gritar más fuerte. Todavía toqué la guitarra yendo para casa y alguien cantaba. La niebla me mojaba la mano. Estaba harto de aquella vida.
Ahora que Amelio había acabado en el hospital, no tenía con quien echar una parrafada y desahogarme. Se sabía que era inútil ir a verlo porque gritaba día y noche y blasfemaba, y no reconocía a nadie. Fuimos a ver la moto que estaba aún en la cuneta, contra un mojón. Se había roto la horquilla, saltado la rueda, de milagro no se había incendiado. Sangre en el suelo no había, pero sí gasolina. Luego vinieron a buscarla con un carrito. Nunca me han gustado las motos, pero era como una guitarra destrozada.
Traducción de Esther Benítez
Pavarotti - E lucevan le stelle
En realidad quería poner el fragmento final de Redacted de Brian de Palma. En ese The endo mezcla imágenes "censuradas" del Irak de hoy con la introducción a E Lucevam le stelle; y es ABSOLUTAMENTE IMPRESIONANTE. Como , por cierto, toda la película. MUY MUY MUY RECOMENDABLE.
PI
INCIPIT 2. LA SAGA-FUGA DE JB
En la mañana de niebla, casi al alba, las voces estremecen el aire como trompetas. Toca todavía la campana, a la primera misa; pero su sonido es tenue, precavido, como para entrar de puntillas en las alcobas oscuras, un sonido al que se da la espalda, que se esquiva o acalla metiendo la cabeza bajo las sábanas. “Pepiño, levántate, que ya son las seis y media.” Un sonido que sería impertinente si no fuera habitual; que sería íntimamente detestado si no actuara de despertador, a esa hora en que los que trabajan tienen que despertarse.
¡Veciños, veciños, roubaron o Corpo Santo!
Gonzalo Torrente Ballester. Destino, 1980
INCIPIT 1. VIAJE AL FIN DE LA NOCHE
Viaje al fin de la noche, de Céline.
INCIPIT
Llamaré incipit a estas notas y les pondré un número y todo.
PI
Cosas de Monste:
http://cheever.wordpress.com/
http://www.telecable.es/personales/agee/
http://www.javiermarias.es
http://ultimaspaginas.wordpress.com/
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SUSIÑO SUSIÑO
Suso de Toro niega, pese a estos elogios, haber escrito un libro hagiográfico sobre el presidente del Gobierno y afirma que sólo ha recogido en él las opiniones de sus familiares cercanos y las de algunos de sus compañeros de partido.
Respecto a su posición como intelectual que mantiene una especial relación con el poder político –es conocida su amistad con el presidente– aclara: “Yo digo de mí mismo que no soy cortesano sino partisano. No espero obtener con las cosas que hago una retribución. Nunca he buscado eso y de hecho mi posición pública siempre ha sido muy marcada y muy militante, lo que da lugar a un perfil que no es apto para un cargo político e institucional. Mi relación no es tanto con el poder como con la política. Creo en la palabra, como escritor y como persona. La palabra actúa sobre la realidad. Hoy aquí lo que hay es un acto de militancia. Y animo a la militancia cívica y a la franqueza y aborrezco mucho la equidistancia de cierta gente de letras que defiende el viejo prejuicio franquista contra la política (ni unos ni otros, etc.). Mi libro es “de parte” pero de buena fe. Las personas contrarias a Zapatero, si lo leen van a ver un libro hecho con honradez”.
Sobran las parole, menos una: lies lies lies je rep
Recogido de El Cultural de El Mundo -ese pecado- del 15-21 de noviembre de 2007, p.22
HACE MUCHO TIEMPO
Es, un poco, la abuela de todos.
PI
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JAMESIANA 29
James has many great themes in his novels, in particular the contrast between the old world (Europe) and the new (America), the position of women in society, and the quality and nature of art. However, his greatest subject is human consciousness. James is often seen as a 'backward move' in the evolution of the modern novel, because after the generous and expansive imaginative visions of Balzac, Dickens, George Eliot and Thackeray, in which all classes and types were included and embraced, James once more seems to shrink the scope of the novel to upper-middle-class drawing rooms and society gatherings. It is a return to the aesthetic principles of Jane Austen. However, this is to overlook James's revolutionary handling of his characters' inner lives. James was the first novelist to realise that many of the most significant human dramas take place internally. In this way, what is not said, what is not done, can be as potentially dramatic as a Dickensian 'unmasking' scene. Moreover, James's characters try to read each other's minds, try and decipher each other's real feelings and opinions. James always shows how interpreting other people is a flawed, fractious business. His characters misread each other, and themselves. A single perspective can only reveal a limited part of the truth.
For some critics, James's focus on psychological realism is a weakness. He is unable to show people acting, only people musing, meditating, hesitating and prevaricating. Certainly it is true to say that he is obsessed with the figure of the outsider, the spectator who thinks and witnesses, rather than the 'man of action' who wins wars and conquers women. However, this is hardly a shortcoming. Rather he makes the figure of the reflective visitor an emblem of the human condition. It is easy to identify with his protagonists as they postpone big decisions, shy away from confrontation, then regret their weakness and passivity. Like James Duffy in Joyce's 'A Painful Case', they are 'outcasts from life's feast'. In 'The Figure in the Carpet' and The Aspern Papers, the narrators are excluded from mysteries and secrets. James's protagonists always tremble on the verge, hover on the margins, pull back from the brink. It is as if James associated decision-making with death. When Isobel Archer chooses a mate in Portrait of A Lady, she suffers a kind of death. At the beginning of the novel, she is alone, and inundated with offers and possibilities. By the end of the novel, she is spoilt and contaminated by her contact with others. James's squeamishness and prissiness are not to everyone's taste. Certainly at his worst, he makes the reader yearn for the candour, crudity and passion of a D.H. Lawrence. However, at his best, he makes the reader empathise with the wilful self-sufficiency of his protagonists. To paraphrase Samuel Butler, life is chiefly a business of getting spoilt, and James shows how 'knowing oneself' is a lifelong task, constantly threatened by outsiders, prone to error, destined to failure.
James's style suits his subject-matter perfectly. Just as he wrote about hesitant outsiders, so his prose questions, prevaricates and postpones. It is brilliantly crafted, perfectly imitating the ebb and flow of consciousness. In his later novels, like The Golden Bowl, James can be frustrating to read, because he is so devoted to psychological realism, that he loses himself in sub-clauses, asides, qualifications and provisos. However, in his best work, his patient, roundabout style ideally suits his civilised, observant narrators.
Moreover, James was always happy to comment on his writing style and why he shaped his novels as he did. Indeed, he is widely praised for his literary criticism. In his Preface to the New York edition of Portrait of A Lady, he declared: 'The house of fiction has in short not one window, but a million', emphasising the huge scope of literary prose. In 'The Art of Fiction' (1884), he included his famous advice: 'Try to be one of the people on whom nothing is lost.' In his book on Nathaniel Hawthorne, he wrote: 'the flower of art blooms only where the soil is deep, [. . .] it takes a great deal of history to produce a little literature.'
A suivre...
2 RUSOS: NABOKOV Y CHEJOV
Me gustaría citar un resumen de la lectura que hizo Vladimir Navokov del relato “La dama del perrito”:
Todas las reglas de la narrativa han sido quebrantadas en esta maravillosa historia de veintitantas páginas. No hay un problema, no hay un verdadero clímax, no hay un punto final. Es una de las más grandes historias que se han escrito jamás.
Vamos a repetir los distintos elementos que son típicos de éste y otros cuentos de Chejov.
Primero: La historia está contada con la mayor naturalidad, no de sobremesa y junto a la chimenea como en el caso de Turgenev o de Maupassant, sino como cuando una persona le va contando a otra las cosas más importantes de su vida, despacio pero sin interrupción, en voz más bien baja.
Segundo: La caracterización, exacta y rica, está lograda mediante la selección cuidados y la distribución atenta de algunos rasgos mínimos pero sorprendentes con un absoluto desdén de la descripción sostenida, la repetición y el marcado énfasis de los asuntos corrientes…
Tercero: No hay moraleja ni un mensaje particulares
Cuarto: la historia está basada en un sistema de olas, en las tonalidades de tal o cual estado de ánimo… En Chejov lo que tenemos es un mundo de ondas en vez de partículas de materia…
…
Sexto: En realidad la historia no termina, porque mientras las personas sigan vivas no hay conclusión posible y definida de sus conflictos, sus esperanzas o sus sueños.
Séptimo: El narrador parece poner mucho empeño en aludir a minucias, que en otro tipo de relatos funcionarían como postes indicadores que denotasen giros de la acción… Pero precisamente porque estas minucias carecen de contenido, son importantísimas para reflejar el ambiente real de la historia.
Permítaseme que añada aquí una frase que me parece particularmente significativa (y que Nabokov incluye en su punto quinto): “En realidad sentimos…. Que, para Chejov, lo elevado y lo bajo no son distintos, que la tajada de sandía, el mar color lila y las manos del gobernador son puntos esenciales de ‘la belleza más compasión’ del mundo”
Cómo lee un buen escritor, de Francine Prose, p. 267
JAMESIANA 28
UNA FRASE DE COETZEE
Diario de un mal año, de Coetzee, p. 138
ST Y ZP
Suso, Bien, bien, está bien decir estas cosas, y sentirlas, pero quizás no estuviese tan bien decirlas -y sentirlas- hace 70 años, en otro tiempo y en otro lugar.
Da Primeira República recolle a herdanza federal e da Segunda, a unitaria, pero que recoñeceu a existencia das nacionalidades, da segunda
Suso, tendréque revisar mis libros de historia. La primera, la de 1873, la de Salmerón, Pi y Margall, Castelar, y ¿cuál era el otro? La herencia federal, pues vaya descontrol de herencia. Supongo que ZP tendrá fuentes y fervenzas mejores que aquellas de 1873.
Sempre me sitúo nunha posición que me volve incómodo. Ninguén me escollería como ministro, nin como conselleiro, porque sospeitan de min. De feito, unha das calidades de Zapatero é que pode relacionarse con alguén coma min, porque eu non son cortesán, non podería levarlle a auga a ninguén. Pero con Zapatero podo falar con liberdade e esa liberdade elévao por riba da medianía. A miña relación con Zapatero é unha relación libre, como di a canción: "Nin eu llo pedín / Nin ela mo deu".
Suso, la canción entera dice:
"Eu alá non fun,
Ela aquí non veu"
Suso, Suso, lo de negarse a conselleiro es lógico y natural; también se negaba ayer en Hai debate -ma galega- Paco Rodrígues. Mientras tanto, el pillo de El País que le había tirado el anzuelo sonreía, vaya si sonreía el pillo ese.
Non debo, porque sería deslealdade e faríalle moito dano a Zapatero, criticar cousas del.
Suso suso suso, nin moito nin pouco nin ningún. Non lle fas ningún.
Zapatero, Rey Juan Carlos, Hugo Chávez: Por que no te Callas
Sardá, vas sobrado¡¡, como siempre. Pero bien. ¿Por qué no sigues con CM?
RELATO
El desorden se había apoderado de la inmensa estancia después de doce horas de celebración; señal de que la fiesta había sido un éxito. El abuelo presidía, solo, la mesa, más vacía ahora que nunca, repleta de las ausencias que habían cubierto de risas, brindis y alegría la jornada sexagenaria.
Los más pequeños dormían ya, los padres –sus seis hijos, la primogénita y sus respectivos cónyuges- se habían reunido en la biblioteca; grupos de jóvenes y viejos continuaban la celebración en el hall, donde la gran lámpara de hilos blancos y verdes iluminaba al grupo de jazz que animaba la sesión. Mientras, retirados, los hijos, el padre lo sabía, casi podía oírlos, se disputaban la herencia: los lobos en jauría y el águila en una soledad plena, sabiendo que el fin estaba cerca. Dispuesto a la aceptación plena de las condiciones de su compromiso.
El abuelo consultó su reloj y le mandó un mensaje a Tu: en una hora estoy en el hotel, le dijo, quería que le preparase las mejores niñas; dos o tres nínfulas eran suficientes para consumar el rito.
Enseguida abandonó la casa en silencio, arriba, en el ático lo esperaba Pound con el helicóptero. Cruzarían la frontera y llegaría al bosque de Constance con el ánimo reforzado; el fin. El horror no, el máximo goce, el reconocimiento de que la vida nueva lo esperaba, el no quedarse expectante. El viaje a por ese más allá. Pero no quería morir solo.
Desde el cielo se admiraba, aún de noche, la espléndida plenitud de la finca de Constance Tu. Arriba la montaña de vegetación pelada, aliagas y brezo, más abajo, el bosque de robles y los jardines de la llanura. El campo de golf, las pistas de tenis y los pabellones termales, a la derecha; en el centro la gran mansión con su planta en forma de cruz de San Andrés; al otro extremo el estanque, con la isla en el medio y los cuatro puentes formando una estrella, las manchas azules de las piscinas y los cenadores espigados aquí y allá, antes del rectángulo brillante que formaba la pista de aterrizaje.
Tu lo esperaba en el bar; una dama de negro interpretaba canciones francesas ayudada por un acordeonista ciego. En la barra viejas travestis decoraban la estancia y en las butacas algunos clientes, chicos jóvenes, mujeres aburridas, aguardaban su turno. El placer les esperaba arriba, al final de la escalera.
-Cariño, felicidades. Vienes a cumplir lo prometido; ¿has dejado ya todo hecho en tu casa? Supongo que tus hijos y sus abogados estarán ya en plena refriega. Tienes que firmar el testamento, nos cedes todo, claro.
-Vayamos, querida, mi Tu de siempre –le dijo, mientras acariciaba el satén de su talle, lo recorrió el frío de su espalda, la besaba en las mejillas, duras como el más duro alabastro, y la abrazaba como nunca, sintiendo las formas severas de una moderna koré .
En la habitación lo esperaban dos niñas, jóvenes, hembras en todo caso. La edad era indefinida, tanto semejaban infantas disfrazadas de personas mayores como mujeres arregladas para parecer niñas. La luz suave, de focos escondidos, llenaba de sombras la escena. El abuelo enseguida se puso el traje para el ritual, su amiga lo ayudaba y en unos instantes apareció como un mago o un sacerdote de un extraño culto, de misteriosos ritos orientales. Las niñas, a ambos lados de la cama, parecían flores mustias, con los ojos demacrados, la piel pálida, las melenas ondulantes cubriendo sus pechos incipientes y las sedas del cobertor tapando sus sexos.
Luego aparecieron dos adolescentes, jóvenes hermosos, con su sexo tan poderoso y pulido como un falo de Delfos. Se encaramaron en el lecho y comenzaron cumplir las indicaciones del anciano. Este, mientras, de pie en una esquina, se consolaba pensando en lo que podría haber sido, pero ya no era; se palpaba su pene mutilado y recordaba la noche en que entregó su sexo a la divinidad oscura, a la diosa de la noche, a la Selene de sus sueños. Tu, al otro lado, le sonreía y lo acompañaba en cada uno de sus movimientos.
El abuelo quería terminar pronto. Los adolescentes se fueron. Las niñas se dejaron caer, rendidas, sobre la cama. La amiga le entregó la mandrágora. El viejo preparó una pipa, luego otra y otra y otra y todos iban cediendo bajo el placer licuante de las drogas. Todo se transformaba: la habitación era un palacio oriental y las niñas odaliscas veteranas; el anciano un sacerdote insano y Tu la mujer de la Luna, la Astarté que regía el destino de aquellos cuerpecitos que ya no verían más al astro nocturno.
Un Endimión sereno y perverso se adentró en la estancia con plantas y raíces de mayores y distintos efectos. Todo se transformaba, el cuarto era un mundo nuevo, el centro de un paraíso estrellado y Tu se fue. El abuelo se mezclaba con su entorno, los cuerpos de las nínfulas lo envolvían; y el triste joven continuaba proporcionado más y más aromas, humos y esencias de otras percepciones. Las puertas se abrían para no cerrarse más.
Amanecieron los tres muertos, el abuelo a los pies de la cama, con el rostro más dulce que nunca; las niñas a su alrededor, las difuntas más hermosas del mundo. Endimión se despertó y contempló su obra. Constance llegó muy pronto, nada más sonar el timbre, como si estuviese vigilándolo todo en el cuarto de al lado.
Allá, en el otro mundo, donde habitaba lo real, los pequeños nietos se iban despertando, acudían a la habitación de sus padres para encontrar los cuerpos muertos de sus genitores. El mayor de todos, Sebastián, bajó las escaleras entre los cadáveres de aquellas amistades vistas durante la cena. Más alucinados que asustados, los pequeños grupos de hermanos, trece en total, abrieron puertas y ventanas. El sol del invierno llenó la estancia y multiplicó el horror.
El ruido hizo entonces que los criados subiesen del sótano a poner orden en todo aquello.
ERRE QUE EERE
Niños hartos de padres, por Vicente Verdú
Se nos critica pero se nos cita al menos 20 veces, que si los padres tal, que si los padres cual, que si lo spadres aquí y que si los progenitores allá.
Yo lo leí con mi hija -12 años- y ella, claro está, totalmente de acuerdo. VV, tienes el consenso de los menores¡¡¡
Dos puntualizaciones. no es verdad que los padres seamos los inadaptados al nuevo modelo familiar: en realidad, mi generación, la de los cuarenta y muchos, hemos estado poco, muy poco con los padres, porque se pasaron la puta vida trabajando.
La segunda: hablar de la poderosa, sutil e inteligente CONDUCTA¡¡¡¡ del agua, me parece un poco exagerado de más.
Por lo demás, el artículo e smuy divertido, y si se lee con niños más; y con nínfulas o faunículos mejor.
PI
LA TRISTEZA
JAMESIANA 27
FAULKNERIANA 2
He aquí en gran medida el profundo tema de WF: el robo de la tierra a los indígenas o la violación de las esclavas vuelve de forma imprevista, varias generaciones después, para acosar al opresor. Al mirar atrás, el heredero de la maldición sacude la cabeza compungido. Creíamos que eran impotentes, dice, por eso hicimos lo que hicimos; ahora vemos que no eran impotentes en absoluto.
“La culpabilidad trágica –escribe Jean-Pierre Vernant- toma forma en el constante choque entre la antigua concepción religiosa de la fechoría como una profanación achacada a toda una raza e inexorablemente transmitida de una generación a la siguiente… y el nuevo concepto adoptado por la ley según el cual se define al culpable como a un individuo particular que, al actuar sin ninguna coacción, ha elegido deliberadamente la comisión de un delito.”
Diario de un mal año, de Coetzee, p. 62