Nunca llegarás a nada
Un inglés al que encontramos no recuerdo dónde, y que nos acompaño durante varios días y quizá semanas enteras de aquella desenfrenada locura ferroviaria, llegó a decir -tras muchas noches de poco dormir y en el curso de cualquier sabe qué mortecina, nocturna e interminable conversación- que no éramos sino unos pobres deterrent tratando en vano de sobrevivir. Luego dijo que no comprendía nada; preguntaba porqué seguíamos empeñados en viajar sin sentido (tal vez por eso nos seguía) y pedía que le explicáramos mejor lo que pensábamos acer, que -por favor- se lo dijéramos de una vez y claramente, porque de otra forma nos abandonaría siempre a nuestra triste suerte.
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