Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPÌT 1.503. LOS INTIMOS / MARTA SANZ


EL PADRE KARRAS

Llevo muchas noches, incluso una larga temporada, reparando en que cada vez que pienso en algo estoy pensando en lo mismo. El pensamiento se fuerza, pero también sucede. El pensamiento se produce, y decir que «fluye» me parece un alarde de pretenciosa facilidad -qué mierda va a fluir el pensamiento, ojalá-. El pensamiento se va quedando pegado a la carótida y al nervio óptico como el colesterol a las arterias. Hace bola y trombo.

El pensamiento me atraviesa la cabeza con tácticas terroristas y, entonces, lo sorprendo, lo atrapo, lo pillo en falta. Mi pensamiento está construyendo hipótesis y recordando acontecimientos indignos de mí. Pero es más fuerte que yo. Carezco de la energía suficiente para detenerlo. No logro ser la policía de este pensamiento mío que no fluye, pero me graniza por dentro. No logro congelarlo en una imagen y romperlo con el picahielos de Sharon Stone. No es una proyección cinematográfica. No es un torrente. Ni un liquidillo que puede absorberse con algodón hidrófilo. Ese pensamiento obsesivo -digámoslo de una vez- actúa como el espesante o la sustancia pegajosa que algunos insectos segregan para comerse a otros insectos. Petróleo en el que me quedo atrapada. Arena movediza.

Este libro es una cuerda para salir de ese engrudo.


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