Yo no creo, como cierto arqueólogo conocido mío, que los antiguos escribieron para dejarle a él una colección de «fuentes» con que progresar en su trabajo; pero sí creo que hay que cultivar la conciencia del recuerdo. Acaso esto sea producto de una manía familiar de la que participamos mis dos tíos y yo ... junto con mi madre. Porque mi madre ha dejado, también, unas notas de recuerdos escritas en sus últimos años, que yo he leído varias veces .
Julio Caro Baroja, Los Baroja
Como algunas novelas, la historia
de este libro parte del descubrimiento de un manuscrito inédito: el original de
las memorias de Carmen Baroja y Nessi (1883-1950). Hace unos años, en el verano
de 1993, leyendo Los Baraja (Memorias familiares), 1 las recién mencionadas
palabras de Julio Caro Baroja me descubrieron la existencia de una Baroja,
escritora de memorias. Enseguida quise leerlas.
Anduve buscándolas biblioteca
tras biblioteca, pero no aparecían por ninguna parte. Un compañero de trabajo
-a quien agradezco mucho el dato- me informó de que uno de los biógrafos de Pío
Baroja, Miguel Pérez Ferrero,' había dedicado varias páginas a la hermana del
novelista, citando entre otras obras sus Memorias de una mujer del noventa y
ocho. Al saber el título, pensé que iba a ser más fácil encontrarlas. Los ordenadores
permiten acceder a cualquier biblioteca nacional o internacional como si se
estuviese en la auténtica Biblioteca de Babel, de modo que, con sólo introducir
un par de datos básicos, raro es el libro que escapa a la máquina.
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