Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

JAVIER MARIAS HABLA DE ALIOCHA COLL

De Aquella mitad de mi tiempo, de Javier Marías
Su única otra obra publicada fue una extraordinaria traducción del Teatro de Marlowe, en versos endecasílabos, que hizo para Clásicos Alfaguara. Antes de su edición nos reunimos un día: él me la leía en voz alta mientras yo seguía el original en inglés, y pocas veces he tenido una sensación de tan perfecto acoplamiento entre dos lenguas.
Después de aquellas primeras novelas apenas si leí nada más de cuanto sin cesar escribía: me envió algunos sonetos, fragmentos de su Etica, de su Ensayo sobre el dolor, que, como el resto, jamás fueron publicados pese a los intentos de Carmen Balcells, quien además de la agente de tantas figuras célebres, también lo era de este médico casi desconocido.
Su conversación era quebrada y llena de pausas, pero siempre inteligente y apasionada, una de esas personas, cada vez más escasas, que se involucran en cuanto van diciendo. Seguro de su talento, yo intentaba convencerle de que probara a escribir cosas más «tradicionales’, aunque sólo fuera como divertimento. Conviene puntualizar que para él era «tradicional’ casi todo, incluyendo a Juan Benet en nuestra lengua. Tengo entendido que algunos de sus textos más recientes eran por fin así, más «tradicionales». De ellos sólo sé sus títulos: Laocoonte, El hilo de seda, Atila. También sé que tradujo cuatro obras de Shakespeare y que investigó sobre el dolor consigo mismo.
Hace unos días, estando casualmente en París, me enteré de su muerte, ocurrida el pasado 15 de noviembre. Murió por su propia mano, y al parecer justo antes se hallaba eufórico, pese a que su situación personal no era fácil en los últimos años, circundado por la enfermedad, las de sus pacientes y la de alguien muy próximo. Según me cuentan, acababa de concluir ese título, Atila, que consideraba su última obra.

2 comentarios:

Doctor Krapp dijo...

Voy a ser malo, lo siento. Quizás esa forma de acoplamiento sea la única que le está permitida a JM.

Pedro Incio dijo...

No se preocupe por su maldad; es siempre bienvenida
Pincio

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